jueves, 27 de mayo de 2010

LAS HORMIGAS DEL POETA ALEMÁN JOACHIM RINGELNATZ




Arriba, portada del libro "Der Nasenkönig" (El rey de las narices) de Joachim Ringelnatz, con ilustraciones de Erhard Dietl. Editorial Albatros.



„Die Muße ist die Schwester der Freiheit“

Aristóteles

(384 – 322 a.d.c)



por Jose Carlos Contreras


A mí siempre me han fascinado las hormigas. ¿A quién no?.Contemplar esos interminables desfiles de hormigas cargando sus equipajes que superan su propio peso entre árboles gigantescos o sobre el asfalto roto de una ciudad sin nombre han hecho corroborar mi admiración por esos diminutos animales. En la selva del Manú, en Perú, vi sorprendido y boquiabierto las enormes filas de edificios dibujando en la jungla un Manhattan hormiguero como si se trataran de trompas de elefantes que salían del subsuelo: allí vivían –me supongo- millones de hormigas. El lunes pasado volví a ver esas construcciones -en escala menor- mientras caminaba por la ruta del Geisterwald (La selva de los espíritus) en los campos de Renania Palatinado, en Alemania, en la frontera con Francia.


Cuando las he visto me ha venido a la memoria uno de los poemas que más gusta a los alemanes: quizá por su sencillez, o claridad o su simbología fabulesca que no deja dudas en el momento de tratar de entender lo que el poeta nos ha querido decir cuando escribió el mismo. Se trata del poema Die Ameisen (Las hormigas) del poeta, dramaturgo, narrador, pintor, cabaretista alemán Joachim Ringelnatz.


Die Ameisen posee ocho versos, pero en todas las antologías alemanas que he leído solo aparecen seis. Los dos últimos versos no aparecen porque, creo, el afan moral del poema, rematado en esos dos versos finales, destruyen un tanto la ambiciosa belleza de un poema tan sencillo. Repito, eso es lo que creo, ya que cuando leí por primera vez este poema tenía sólo seis versos. Al leerlo con ocho, cambio ligeramente la primera sensación que tuve de él.


El poema habla de dos hormigas que vivían en Hamburgo y que querían viajar a Australia, pero en la localidad de Altona, un lugar a la salida de Hamburgo, las hormigas sintieron dolores en las patas. Entonces decidieron abandonar su cometido y por lo tanto no llegaron nunca a Australia (1).


El filosófico poema está escrito con mucha ironía. Cualquier humano se puede identificar con estas hormiguitas que no logran su objetivo. ¿Un par de inmigrantes que no logran su objetivo? ¿un plan que se ha estropeado? ¿en la puerta del horno se quema el pan?. ¿Quién no ha empezado una empresa (por más pequeña que sea) y no ha llegado a cumplirla?. El mismo Sancho se quejaba impaciente ante su amo de no saber a ciencia cierta cuando le sería recompensado con una ínsula. Don Quijote, ese bello personaje que es uno de los mejores de la literatura mundial, siempre soñó con el amor de Dulcinea del Toboso. Deseos, empresas y objetivos no cumplidos. En el fondo todos somos hormiga o algo de don Quijote o Sancho Panza. El poeta Joachim Ringelnatz lo ha plasmado con un humor negro que provoca risa. Supongo que se ha reído mucho cuando lo escribía. Aquí el poema:



LAS HORMIGAS


Joachim Ringelnatz (1833-1934)

(Traducción: Jose Carlos Contreras Azaña. Karlsruhe 2010).



En Hamburgo dos hormigas vivían

Que viajar a Australia querían

En Altona, sobre el Chaussee

Las patas les comenzó a dolé(r)

A allí renunciaron con sabiduría

Al último tramo de la travesía



Die Ameisen


Joachim Ringelnatz (1883-1934)

In Hamburg lebten zwei Ameisen,
die wollten nach Australien reisen.
Bei Altona, auf der Chaussee,
da taten ihnen die Beine weh,
und da verzichteten sie weise
dann auf den letzten Teil der Reise.



(1) Los biólogos se mofarán del poeta, porque la naturaleza es tan perversa, caprichosa o fascinante que existen variedades de hormigas de tan solo 16 milímetros, como las hormigas africanas, que caminan kilómetros y que se pueden comer un pitón de un bocado. Ver el libro „¿Tienen los animales que lavarse los dientes?“. Wiesner. Müller. Mattei. Página 56. Carl Hanser Verlag. 2005.

miércoles, 26 de mayo de 2010

LITERATOROS: MITOLOGÍA, TOROS Y LITERATURA EN DÍAS DE MIEDO

Arriba portada del libro „El torero Caracho“ de Ramón Gómez de la Serna.

Me he quedado con la boca abierta cuando he visto las imágenes de espanto de la cornada sufrida por el torero Julio Aparicio la semana pasada en la Plaza de Las Ventas de Madrid (1). La imagen ha dado la vuelta al mundo. Hasta este momento en que escribo; bien, tranquilo, me agazapo y pienso; como soy un primate, me pongo del lado del primate. Pienso en el torero y me solidarizo con su tragedia. Pero cuando reflexiono unos minutos más, pienso en el toro. Indudablemente que el dolor que sufre el torero me corroe las vestiduras, pero ¿por qué siento lo mismo cuando el dolor lo siente el toro?.


Cuando era niño recuerdo que en casa había una colección antigua de la revista Life de mi abuelo (en Life acostumbraba a escribir sobre tauromaquia el escritor americano Ernest Hemingway) y allí leí por primera vez ese poema que me hacía entrar un gran miedo al cuerpo, y sobre todo, pena. El poema lo escribió Federico García Lorca y se llama „Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías“. En aquel entonces, pensar en el torero roto me entristecía debajo de la garua de Lima, a pocos metros de la Plaza de Toros de Acho, la más antigua de América. Con el tiempo acepté que la tauromaquia está ligada a la muerte y la muerte ligada al torero y a su circunstancia. Sin embargo ese chip que llevo desde la infancia, por haber ido a los toros desde los cinco años, se descarga y me deja la duda de que si vale la pena tanto desgarramiento, como si el mundo no acogiera tanta ya, y de la que no podemos presumir.


Quizá los toros no sean un buen camino para abordar la literatura, pero la literatura a veces se ha encaramado al mundo de la tauromaquia. Pongamos como ejemplo las obras de Tirso de Molina (La lealtad contra la envidia), Benito Pérez Galdós (Episodios nacionales), José Picón (pan y toros), Vicente Blasco Ibañez (Sangre y arena), Ramón Gómez de la Serna (El torero Caracho), Ernesto Hemingway (Fiesta) o los poemas de Gerardo Diego, entre otros. Elementos literarios que exteriorizan el mundo de los garapullos y los astifinos.


El literato escribe de lo que ve sin necesidad de compartir pasión por el hecho narrado, en este caso el mundo de los toros. Hemingway escribía sobre tauromaquía sin saber mucho de tauromaquía (a pesar que le apasionaba) pero lo hacía de una forma tan peculiar que cada línea por él escrita son una profunda cercanía al mundo taurino que transporta al lector a través del espacio y del tiempo, como lo hace Goya en sus cuadros con escenas tauromáquicas que te dejan ensimismado. Aunque Goya en su juventud practicaba la tauromaquia, y, Hemingway no. Lo mismo pasa con Picasso, cuyos dibujos muestran al toro como un tótem sagrado y un símbolo que lo apasiona.


Aquí si me detengo para hablar de la belleza que inspira a muchos el toro. Empezando conmigo. Para los que han visto a un toro de lidia pastando en el campo escondido entre los matorrales, esa visión megalítica es trascendental. Lo he experimentado en los campos de Cádiz, al sur de España, y sobre todo, los he visto desde la baranda de los chiqueros en la plaza más antigua de América, en Perú, la de Acho, en el Rímac. Dudo que toro y literatura sigan teniendo una simbiosis como antaño, porque los humanos a raíz de los descubrimientos científicos y experimentos en el campo de la psicobiología ya no estamos para esos menesteres. Dudo además que no se pueda suprimir de inmediato la costumbre de torturar en la arena a un animal mientras existan circunstancias legales que la permitan. De la supervivencia del toro de lidia se teme mucho si se llegan a suprimir las corridas de toros. Sinceramente lo dudo. Toros seguirán existiendo, sino pregunten a la ingeniería genética, aunque el tema de las patentes es asunto de otro costal. Hasta ya han empezado a clonar toros de lidia (2), y los ingenieros de las células madres quieren hacer revivir a un megalítico mamut.


En fin, las heridas que lleva el torero Julio Aparicio, las siento en mis entrañas, pero también no me dejan dormir tranquilo las heridas vistas en miles de toros en los alberos de mis recuerdos. Y esto da para rato. Mientras tanto España se verá inmersa en discusiones sobre su „fiesta nacional“. ¿Qué opinaría el escritor español Javier Marías al respecto?: a quien leo apasionadamente en su columna de los domingos en la revista del diario El País, y quien dijo algo así que „si los animales tienen derecho, seguro que también tienen obligaciones“.



(1) Video: La escalofriante cornada a Julio Aparicio - Videos

(2) Clonan un toro de lidia en España Edición Impresa El Comercio Perú

viernes, 14 de mayo de 2010

HERTA MÜLLER EN ESPAÑOL


Arriba el poema „El lugar era para la cabeza“ de Herta Müller trabajado a base de recortes de diarios y revistas. Del libro Die blassen Herren mit den Mokkatassen. Editorial Carl Hanser Verlag, München 2005. www.hanser.de



Es siempre una delicia seguir los pasos de la premio Nobel de Literatura Herta Müller. Esta vez estaba en Andalucía, participando en el 7° Festival Internacional de Poesía Ciudad de Granada. Ella abrió oficialmente el evento. El diario Público de Madrid ha publicado una crónica sobre un paseo que dio por la Alhambra la autora de „Atemschaukel“: allí se dice que la premio Nobel está harta de periodistas, a los que preguntó que ¿cómo era la mujer de Franco? (1).


La poesía de Herta Müller se conoce poco en lengua española. Algunos de sus poemas como Abends schiebt jede Aprikose, La noche empuja cada albaricoque; sobald ich die Melone aufschneide, tan pronto como corte los melones; das dümmste ist, lo más tonto es o der Platz war für den Kopf, el sitio era para la cabeza, traslucen un lirismo arropado de tonos de la campiña. Algunos poemas leídos por la propia autora se pueden escuchar en la red (2).

Por mi parte he tratado de traducir un poema muy original de la Premio Nobel. El poema se llama „El sitio era para la cabeza“ (Der Platz war für den Kopf). Los versos de este poema transcurren en un lugar cuyo perímetro es enorme, y juega con la ambivalencia de grande para la cabeza, en sentido de la gorra, o enorme para la persona, en sentido geográfico.


El personaje del poema se encuentra en se lugar a las tres de la tarde. El lugar está vacío y es grande: grande para la cabeza para pensar en medio de la soledad o grande era la cabeza del solitario para recibir una gorra. Entonces viene un hombre solo en medio de esa soledad de las tres de la tarde. Ya saben que para muchas culturas las tres de la tarde puede significar el centro entre el mediodía y la caída del sol, la hora de la siesta o las escasas dos horas de la culminación del ramadán.


En ese panorama aparece el solitario y ella le da su gorra. El solitario se sorprende por el gesto, lo palpa, lo huele y le dice que qué voy a hacer con esto. Ella le contesta pues tómalo. La sencillez del poema refleja una compleja unión entre dos seres humanos. Un solitario y una, quizá, también solitaria, que ofrece a otro un objeto. La solidaridad y el amor conlleva a que dos solitarios se miren a los ojos, hablen y se pregunten cosas. En el fondo son hermanos ocupando un espacio grande y vacío.


Aquí abajo les apunto el poema “Der Platz war für den Kopf“, traducido por un servidor:



DER PLATZ WAR FÜR DEN KOPF


El lugar era para la cabeza (traducción: Jose Carlos Contreras. Karlsruhe 2010)



El lugar era para la cabeza muy pesado

Estaba vacío a eso de las tres

entonces apareció un solitario

yo le di una gorra

para qué dijo él

qué voy a hacer con esto

luego le dije cuando lo olía

pues hombre tómalo.



Volviendo al 7° Festival Internacional de Poesía Ciudad de Granada les cuento que partiicipan Jorge Boccanera (Argentina), Juan Manuel Roca (Colombia), Juan Carlos Orihuela (Bolivia), Ernesto Cardenal (Nicaragua), Rosalía Aller (Uruguay), Claribel Alegría (El Salvador) entre otros. Pero ninguno de ellos ha producido tanta explosión mediática como la presencia de Herta Müller. En estos tiempos es raro que una Nobel lea poesía ante un público de habla hispana, allí se encuentra la importancia y el buen sabor de boca que deja este Festival.


En la cita también ha participado otro Premio Nobel Derek Walcott (Santa Lucía, 1930), y un candidato al Nobel, además el poeta nicararagüense Ernesto Cardenal, que ha afirmado que no le interesa el Premio Nobel de Literatura. Espero que muchos poetas ganen el Premio, especialmente tú Ernesto.


El festival se ha extendido por la provincia de Granada con la visita de los poetas a diferentes localidades como Guadix, Cúllar, Zagra, Píñar y Polopos. Este último pueblo es de una hechura fascinante. Llegué una vez a él después de serpentear por una carretera tras dejar la localidad playera de La Mamola (Entre Almería y Málaga, para que se puedasn ubicar). En polopos encontré a un hermoso burrito que me recordó a Platero. Las gentes de Polopos viven involucrados en dos mundos: el mundo pasado, cuya mayor expresión es el uso de los burros en el transporte de mercancia, y en el presente, con el uso del coche. El festival ha rendido homenaje a Federico García Lorca en Víznar y Alfacar, el primero en el parque tras la excavación de la zona, que acabó sin el hallazgo de los restos del poeta y de los que supuestamente fueron fusilados junto a él.


(1) Una Nobel en La Alhambra


(2) Abends schiebt jede Aprikose



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