Por Jose Carlos Contreras
La imagen de Friedrich Schiller se encuentra en lo más alto del pedestal de la literatura alemana . A Schiller se le considera el dramaturgo más importante de su lengua. Su palabra sorprende, porque posee una sonoridad apabullante y una hermosa simbología. De igual manera sorprende su precoz talento: con 22 años escribió la obra teatral que removió los cimientos de la sociedad de su tiempo „Los bandidos“ (Die Räuber) , y, con 24 „ Intriga y amor“ (Kabale und Liebe).
Sorprende también su padecimiento corporal. Schiller sufrío en carne propia los resquemores de la enfermedad desde su nacimiento (cuando era un pimpollo fue bautizado de urgencia por su mal estado de salud). El escritor padeció malaria, tubercusosis y tenía un corazón débil. Por algo el destino le llevó a estudiar medicina, pero su mayor pasión era la literatura.
Ahora que se conmemora los 250 años del nacimiento de este ínclito personaje de las letras germanas he traducido el famoso poema "La repartición del mundo" (Die Teilung der Erde): un acto de desvergüenza por mi parte, porque traducir un texto de Schiller a otro idioma, significa arrancarle su sonoridad y su ritmo, su elegancia y sobre todo, su espíritu, empero todo ello no es extremadamente trastocado porque nos queda el poder del mensaje.
Johann Christoph Friedrich Schiller, nació en Marbach am Neckar, en lo que es hoy Alemania, el 10 de noviembre de 1759 ( murió el 9 de mayo de 1805 en Weimar), fue dramaturgo, filósofo e historiador, pero sobre todo, poeta. Sus versos no han perdido prestancia y actualidad a pesar de los siglos, inclusive es una referencia de la dramaturgia alemana al lado de Goethe, con quien compartió una amistad. Sus baladas se cuentan entre sus poemas más famosos y muchas de sus obras de teatro siguen siendo escenificados en Alemania.
Schiller fue un testigo de su tiempo y le tocó vivir el cambio del absolutismo a la burguesía. Era la época de la Revolución Francesa, la hora en que rodaban cabezas sin descontrol y la venganza cundía en las esquinas. En ese panorama, sin embargo, la burguesía de su país estaba políticamente disgregada dentro del absolutismo desparramado por los estados que formaban Alemania en aquel entonces: en aquel siglo XVIII la literatura fue el principal medio de expresión. En ese sentido, el pensamiento libertario en contra de lo aristocrático se refleja en la obra de Schiller hasta 1785: véase por ejemplo “Kabale und Liebe”.
En la década entre 1785 y 1795 de la pluma de Schiller nacieron dramas que son catalogados como clasicismo de Weimar, donde alumbra la simbiosis de la razón, el sentimiento, la belleza, el pacifismo, en contraposición al estado de beligerancia y violencia que brotaran en la época después de la Revolución Francesa. Schiller escribe obras como: Don Carlos y análisis profundos de la literatura como Über die ästhetische Erziehung des Menschen (Sobre la educación estética del hombre) y Über naive und sentimentalische Dichtung (Sobre la poesía ingenua y sentimental),
Friedrich Schiller escribió, además, obras con un intenso lenguaje poético, el cual se puede percibir cuando se visita escenificaciones modernas de Die Räuber (Los bandidos), Don Carlos, Die Jungfrau von Orléans (La doncella de Orleans) o Wilhelm Tell (Guillermo Tell). Todos cargados de valores e ideales reflejados en libertad, humanidad y razón. Con la palabra, Friedrich Schiller tematizó el sufrimiento del “yo” en el mundo y la marginalidad o automarginalidad en que se ven obligados a vivir los héroes que siguen siempre unidos, sobre todas las cosas, a sus ideales: de esto también habla el poema "La repartición del mundo" (Die Teilung der Erde), que les he traducido:
Friedrich Schiller
"Nehmt hin die Welt!" rief Zeus von seinen Höhen
Den Menschen zu. "Nehmt, sie soll euer sein!
Euch schenk ich sie zum Erb und ewgen Lehen -
Doch teilt euch brüderlich darein!"
Da eilt', was Hände hat, sich einzurichten,
Es regte sich geschäftig jung und alt.
Der Ackermann griff nach des Feldes Früchten,
Der Junker birschte durch den Wald.
Der Abt wählt sich den edeln Firnewein,
Der König sperrt die Brücken und die Straßen
Und sprach: "Der Zehente ist mein."
Ganz spät, nachdem die Teilung längst geschehen,
Naht der Poet, er kam aus weiter Fern -
Ach! da war überall nichts mehr zu sehen,
Und alles hatte seinen Herrn!
"Weh mir! So soll denn ich allein von allen
Vergessen sein, ich, dein getreuster Sohn?"
So ließ er laut der Klage Ruf erschallen
Und warf sich hin vor Jovis Thron.
"Wenn du im Land der Träume dich verweilet",
Versetzt der Gott, "so hadre nicht mit mir.
Wo warst du denn, als man die Welt geteilet?"
"Ich war", sprach der Poet, "bei dir."
"Mein Auge hing an deinem Angesichte,
An deines Himmels Harmonie mein Ohr -
Verzeih dem Geiste, der, von deinem Lichte
Berauscht, das Irdische verlor!"
"Was tun?" spricht Zeus, "die Welt ist weggegeben,
Der Herbst, die Jagd, der Markt ist nicht mehr mein.
Willst du in meinem Himmel mit mir leben -
So oft du kommst, er soll dir offen sein."
LA REPARTICIÓN DE LA TIERRA
Friedrich Schiller (Traducción: Jose Carlos Contreras Azaña. Karlsruhe, Alemania, 2009)
¡Tomad la tierra! vociferó Zeus a los hombres
desde lo alto. ¡Tomadla! Que debe ser vuestra.
Os la obsequio como herencia y eterno feudo,
Repartidla fraternalmente entre todos.
Se apresuraron los que tenían manos, y se prepararon,
se conmovieron los jóvenes y viejos,
el labrador se abalanzó sobre los frutos del campo,
el hidalgo ingresó a través del bosque.
El comerciante agarró todo lo que cabía en su desván,
El prior eligió el noble y añejo vino,
el rey bloqueó los puentes y las calles,
y sentenció: „el diezmo es mío“.
Más tarde, cuando la repartición hacía tiempo que se había hecho
Regresó el poeta, que retornaba de muy lejos
¡Ah! Por todos lados no quedaba nada para ver
y todo tenía dueño!
„¡Ay de mí!“ ¿debo de ser el único que ha sido olvidado,
yo, tu vástago más leal?
Así dejó altamente resonar su grito de queja
Y se puso de hinojos ente el trono de Jove.
Si te demoraste en la tierra de los sueños,
respondió Dios, no te enfurezcas conmigo.
¿Dónde estuviste cuando repartí el mundo?
Yo estaba a tu lado, dijo el poeta.
Mis ojos se fijaban en tu rostro,
y en la armonía de tu cielo mi oído,
perdona a mi espíritu, que embriagado
de tu luz, perdió lo terrenal.
¡Qué hacer!, dijo Zeus, el mundo ha sido repartido,
el otoño, la caza, el mercado ya no me pertenecen.
¿Quieres vivir en el cielo conmigo?
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