viernes, 20 de noviembre de 2009

ELSE LASKER-SCHÜLER Y EL PIANO AZUL

Portada del libro Gedichte (Poemas) de Else Lasker-Schüler. Editorial Suhrkamp Insel. Alemania.

Su yo lírico es telúrico y potente como un pedazo de roca en medio del mar que te puede explotar en las manos. En los tiempos del nazismo, en 1933, cuando tenía 64 años, emigró a Zurich. Doce años más tarde murió en Palestina. Su lirismo, repito, impresiona, y sobre todo, se te enreda en el pelo, en las orejas, en el cuello, en las piernas, en el corazón. Eso es el arte poético de Elsa Lasker-Schüler.


Haber traducido el poema „Mi piano azul“de Else Lasker Schüler no ha sido un oficio nada fácil. Nada fácil por la tristeza que transmite y demanda irremedediablemente pensar en ella, en su biografía, en la afrenta que sufrió, en el hondo vacío que despierta en nosotros ver una película atroz, tantas veces vista y tantas veces repetida, donde los cristales rotos caen a pedazos sobre las calles irrumpiendo el silencio de la noche y centenares de libros son calcinados en la hoguera de la barbarie.


En el poema de Else Lasker – Schüller, „Mein blaues Klavier“ (Mi piano azul), que he traducido, afloran las palabras como bajo el telón de un teatro donde la luz se apaga, a pesar que en los versos finales aparece la imagen del ángel a quien se le solicita que abra la puerta y con ello que aparezca de una vez por todas la luz, todo eso en contraposición a las palabras del poema que lo anteceden como sótano, oscuridad, violencia, ratas, destrozado, difunto, pan amargo, en donde aflora en medio de la desesperación un halo de esperanza, una puerta por abrir. Quizá la última.


El poema „Mein blaues Klavier“ habla de un yo lírico que posee un piano, pero que éste sin embargo no sabe leer notas musicales y por lo tanto no lo puede usar. En la segunda estrofa se sabe que el piano se halla en el sótano desde el momento que ha estallado la violencia. En la tercera estrofa la autora nos habla de la belleza de la música estropeada por la guerra. En la cuarta estrofa llegamos a un punto profundo de tristeza donde la poeta llora la muerte del piano. A la quinta estrofa la tenemos que operar con pinzas destapando las arterías y la piel de la biografía de la autora (ya he comido los panes amargos, dice) y entonces brota la esperanza y la luz del yo lírico en medio de tanta oscuridad y aparece un ángel. Nótese que el piano es azul, y no es de color negro; y el azul, en muchas culturas significa mar y para ella, quizá, la belleza del cielo o de algo que está lejos de poder alcanzar.


Lasker-Schüler, que nació el 11. Febrero de 1869 en Elberfeld, hoy Wuppertal, escribía desde lo más profundo del dolor. Cuando tenía 13 años falleció su hermano preferido Paul, después, en 1890, murió su madre y siete años más tarde su padre. Se divorció dos veces y en 1903 nacería su primer hijo, Paul, quien murió de tuberculosis en 1927, hecho que sumió a la escritora en una gran tristeza. Más tarde llegaría a sufrir en carne propia los embates del nazismo. Sus libros fueron quemados, ella misma tuvo que escapar hacia Zurich y de allí a Palestina, donde dejó de existir el 22 de enero de 1945 (1).


Su obra cuenta con relatos, dramas y poemas. El poema „Mi piano azul“ fue publicado en 1937 en el diario Neuen Zürcher Zeitung de la ciudad de Zürich, donde la poeta se había refugiado escapando del nazismo. Aquí les ejo con el poema:


MI PIANO AZUL


Else Lasker-Schüler


(traducción: Jose Carlos Contreras Azaña. Karlsruhe. 2009)



Tengo un piano azul en casa

Aunque no conozca nota alguna


Está en la oscuridad de la puerta del sótano

Desde que el mundo se tornó violento


Lo tocan cuatro manos de estrellas

- la luna mujer canta en la barca

entretanto danzan las ratas en el tintineo


Destrozado está el teclado del piano

Lloro al difunto azul


Ah, querido ángel, ábreme

- he comido panes amargos-

Ya me vive la puerta del cielo-

También contra lo prohibido.



MEIN BLAUES KLAVIER


Else Lasker - Schüler


Ich habe zu Hause ein blaues Klavier
Und kenne doch keine Note.
Es steht im Dunkel der Kellertür,
Seitdem die Welt verrohte.

Es spielten Sternenhände vier
Die Mondfrau sang im Boote
Nun tanzen die Ratten im Geklirr.

Zerbrochen ist die Klaviatür
Ich beweine die blaue Tote.
Ach liebe Engel öffnet mir
Ich aß vom bitteren Brote
Mir lebend schon die Himmelstür
Auch wider dem Verbote



(1) Website der Else-Lasker-Schüler-Gesellschaft

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