lunes, 13 de julio de 2009

LA LLUVIA Y LAS AVES DE DURLACH

VOLVIENDO AL BARRIO

"Adiós al barrio" se titula el último libro del escritor peruano José Antonio Galloso publicado por la editorial Alfaguara y presentado hace un mes en Lima, Perú. Robo ese título -con perdón de José Antonio, quien aparte de liarse con las palabras hace unas fotos maravillosas- para escribir "De vuelta al barrio", o más exacto, de vuelta al blog. Hacía tiempo que no aparecía en estos lares (la blogósfera está de capa caída y de eso no soy culpable). Esa lejanía se debe a un montón de circunstancias. La vida esta llena de circunstancias y no quiero ahondar en el asunto. Aquí estoy y punto. Y, para volver a empezar, les apunto una leyenda sabatina.

LA LLUVIA Y LAS AVES

En un remoto rincón de un bosque perdido, cerca de la Selva Negra, se encontraron una vez las aves más bellas del lugar. Es difícil reunir a las aves en tiempo de lluvia. Pero el bosque tiene su encanto y las aves son capaces de inspirar a los dioses de los bosques para hacer que las horas sientan el frescor del viento, y , el latido de las flores. Las flores también tienen corazón, decía „el principito“.

En el bosque no hay príncipes, pero hay aves que levantan el vuelo más alto que jamás se haya visto. Por eso cuando las aves se reúnen provocan que los árboles se inclinen a su paso. Desde niño siempre quise ser una ave. Un albatros, una perdiz, un jilguero, todas las aves del mundo que pudieran tapar con sus alas el sol en un día de verano. En fin, las aves estuvieron allí y formaron las filas más bellas entre la naturaleza de la tarde. Cuando anochece las aves se van a domir en silencio, pero antes, dejan enterrados en algún rincón del bosque sus más hermosos sueños, y cubren con sus alas el corazón de las estrellas.