sábado, 29 de diciembre de 2007

LESEN MACHT SCHÖN

Fuente fotográfica (Alvaro García) revista de literatura Babelia del diario EL PAÍS. www.elpais.com

Acabo de leer, en la camiseta roja que llevaba una chica alemana, la siguiente inscripción: "Lesen macht schön". Me ha gustado tanto (la chica también) que la uso para titular el presente post: LESEN MACHT SCHÖN (LEER TE HACE GUAPO).

Pero luego de leerla y releerla me ha entrado un escalofrío al saber que en estos tiempos de internet, mucha gente lee menos que antes (literatura) y, sin embargo, paradójicamente, más que ayer (léase: sms, chateo o alguna u otra información que nos brinda la red).

En Colombia, por ejemplo, es un verdadero récord que un libro venda en un año sesenta mil ejemplares y, me supongo que en Perú, descontando la producción de libros pirata que abunda por todos lados, la cifra no varía.

Hoy he leído en la revista de literatura Babelia del diario El País, que la narrativa ocupa el 91% del gusto de los lectores españoles, el 9% restante se lo reparten el ensayo, la poesía y el teatro.

Además Babelia trae una interesante lista de los diez libros del año. Y en toda la página dos vemos una foto que muestra esos diez libros:

1. VIDA Y DESTINO. Vasili Grossman. (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores)

2. TU ROSTRO MAÑANA / 3. VENENOY SOMBRA Y ADIÓS. Javier Marías. (Alfaguara)

3. LAS BENÉVOLAS. Jonathan Littell. (RBA)

4. EL CANTO DE LAS SIRENAS. Eugenio Trías. (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores)

5. LA CARRETERA. Cormac McCarthy.(Mondadori)

6. EXPLORADORES DEL ABISMO. Enrique Vila-Matas. (Anagrama)

7. EROS ES MÁS. Juan Antonio González-Iglesias. (Visor)

8. EL PADRE DE BLANCANIEVES. Belén Gopegui. (Anagrama)

9. EL GOZO INTELECTUAL. Jorge Wagensberg. (Tusquets)

10 EL MUNDO CLÁSICO. Robin Lane Fox. (Crítica)

No he leído ninguno de los libros de la lista. Y apenas conozco la literatura de dos autores: Javier Marías y Enrique Vila-Matas. De este último, estoy leyendo en estos momentos su obra "Doctor Pasavento".

Hay otra noticia que me llama la atención. La fuerza arrolladora con que se está vendiendo el último libro traducido al castellano de Ken Follet, Un mundo sin fin.

Un libro de Follet tengo adornando desde hace más de siete meses una de las habitaciones más ceremoniales de mi casa y lo leo cuando...el libro me lo regaló una alumna mía y se titula "En el blanco". La verdad que no me gusta nada, a diferencia de Los pilares de la tierra.

A propósito del autor británico, el periodista Walter Oppenheimer escribe que Ken Follet debatía un día con su buen amigo Hanif Kureishi, prestigioso novelista y guionista, acerca de qué quieren los lectores. "Nunca pienso en los lectores", comentó Kureishi. "Por eso tú eres un gran escritor y yo soy un escritor millonario", le respondio Follet.
Para terminar un dato. Se dice que en Alemania se lee mucha novela policiaca, más que otras literaturas. Desconozco el porcentaje, pero es superior al 50%.

martes, 25 de diciembre de 2007

GUY DE MAUPASSANT Y LOS VINOS ALEMANES, ITALIANOS Y ESPAÑOLES

Luego de una noche de exquisitos vinos alemanes, italianos y españoles a la luz de las velas encendidas alrededor de un abeto, y tras la comida, con la infaltable presencia de un Stolle germano -una suerte de panetón italiano o turrón español que acompaña la mesa en épocas de navidad- he amanecido leyendo a Maupassant. Su libro "Bola de sebo y otros cuentos" fue el regalo que recibí anoche.
Guy de Maupassant murió joven: a los 43 años. Los dos cuentos que han hecho de mi día una delicia se titulan "El Padre de Simón" y "Coco". Dos cuentos que llevan en la piel el perfume de las historias navideñas: muy tristes, melodramátricos y uno de ellos con final feliz.

A Maupassant se le califica de ser un autor cuya literatura está plagada de personajes que fueron abandonados por sus padres y hombres reacios al matrimonio. Por algo será. Al joven Guy de Maupassant le tocó vivir, a la edad de diez años, la experiencia de la separación de sus progenitores. Eso lo marcó, que duda cabe. Desde entonces su madre se dedicó a él y a su hermano Hervé y juntos salieron adelante.

Sus biógrafos dicen que su madre tenía una gran amistad con Gustave Flaubert, ese mounstruo de la literatura francesa que escribió "Madame Bovary". Flaubert lo trató como si fuera su hijo y hasta le corregía sus escritos. Flaubert fue para Maupassant el padre que siempre quiso tener.

El cuento El padre de Simón trata sobre un niño que es vilipendiado en la escuela por no tener padre. Sus compañeros le golpean y le tratan como un ser maldito. Un día Simón decide tirarse al río para ahogarse, siguiendo el ejemplo del mendigo del pueblo que él había visto muerto después de lanzarse al río:
"Simón estaba allí cuando lo sacaron del agua, y aquel desgraciado, que siempre le había parecido lamentable, sucio y feo, le impresionó con el aspecto de tranquilidad en sus mejillas pálidas, su larga barba mojada y la serenidad en sus ojos abiertos. A su alrededor dijeron:
- Está muerto.
Y alguien agregó.
- Ahora es feliz." (1)

En ese momento de indecisión y a las puertas del suicidio alguien le toca la espalda. Es Philippe, un hombre del pueblo que le lleva a casa y le salva la vida. Philippe se entera de las penas del pequeño Simón en el colegio y le ofrece ser su padre. Más tarde Blanchotte, la madre, acepta la oferta, tras un beso en la oscuridad entre ella y Philippe, acto que sellará románticamente el juramento de la suplantación de la imagen del padre ausente.

En cambio, el cuento Coco acaba más fuerte. Coco es un caballo viejo y moribundo que los dueños del establo aman y, quieren protegerlo hasta el día de su muerte. Esa tarea es encargada al pequeño Zidore, quien con el tiempo odia al viejo caballo, recriminándole que sólo sirve para consumir alimentos y no producir nada. Es así como Zidore decide acabar con la vida de Coco. Lo amarra a una estaca y lo tiene allí varios días hasta que consume la yerba que había alrededor del caballo. Éste al no tener que comer y no poder moverse por que el lazo atado a la estaca se lo impide, cae desfallecido y muere. Más tarde el amo ordena enterrarlo en el lugar en que murió. Allí empieza a crecer otra vez la yerba.

"Los hombres enterraron al caballo en el mismo lugar donde había muerto de hambre.
Y la hierba creció espesa, verde y vigorosa, alimentada por el pobre cuerpo."(2)
Guy de Maupassant es una de las grandes plumas de la literatura francesa. Ahora me voy al lado de la chimenea a seguir leyendo su libro acompañado de un vaso con vino alemán, francés o español. Voy a despejar antes la duda de qué vino me llevaré a la boca, porque desconozco qué vino me queda, en fin, leyendo buena literatura cualquier vino se torna sumamente sabroso al paladar.

(1) Bola de sebo y otros cuentos. Guy de Maupassant. El padre de Simón. Página 203. Editorial EDAF 2000. Traducción de Aníbal Froufe.

(2) Ibid. Coco. Página 198. Traducción Jesús López Pacheco.

lunes, 24 de diciembre de 2007

LOS MÚSICOS DE BREMEN Y EL PEQUEÑO PROBADOR DE LIBROS DE KARLSRUHE


Hoy me he encontrado con una fila larga, larga larga como la muralla china para pagar el libro de los Hermanos Grimm, los Músicos de Bremen (1), que le he comprado a mi sobrino por esta navidad. El libro es en español y en la compra me acompañaba mi pequeñejo que ayer cumplió once meses. Al parecer le gustan los libros. Al menos, arañarlos, tocarlos, olerlos y llevárselos a la boca como si se tratara de un pequeño lobo feroz dispuesto a devorarse a toda la literatura sentada en los estantes de las librerías germanas.

Sin embargo, este pequeño probrador de libros hasta ahora no me ha podido responder a qué saben los libros de Sergio Pitol o Patrick Süskind en las librería Thalia.

Al final, después de pagar, la hermosa dama que atendía en la caja número cuatro le ha regalado chocolate: cuatro paquetitos de chocolate con la publicidad de la librería Thalia de Karlsruhe, que tiene en el sótabo una esquina llena de libros en idioma castellano.

Lo primero que ha hecho el crío es llevarse un paquetito a la boca y seguro que el olor del chocolate le ha enamorado el olfato. Supongo, que con su gran nariz, acostumbrada a recorrer las librerías de la ciudad, sabrá decirme desde el próximo año, qué libro es bueno para llevármelo a casa, y devorarlo con los ojos.

Más tarde he recibido algunos mensajes navideños de felicitación a través del móvil mientras caminaba por la ciudad y he leído junto a mi pequeño probador de libros el poema "Todavía" de Mario Benedetti, de su trabajo Canciones del más acá (Seix Barrall 1996. Biblioteca Mario Benedetti). El día está frío. Las calles a estas horas deben de estar vacías y los alrededores de los estantes de las librerías también. Desde mi casa escucho el ronquido de los libros que duermen el sueño de la navidad. Son los libros que no compró nadie y que esperan comprador para después de las fiestas.

Ahora envolveré el libro para mi sobrino. Los músicos de Bremen contiene una serie de bellos dibujos realizados por Volker Ernsting: con el burro, el perro, el gato y el gallo. Fascinante cuento que empieza más o menos así: "Tenía un hombre un asno que durante muchos años había transportado incansablemente los sacos al molino; se había hecho viejo y el amo pensó deshacerse de él". Así comienza esta hermosa historia de solidaridad, pujanza, unión y amor que escribieron los hermanos Grimm.

(1) Los músicos de Bremen, Hermanos Grimm. Lappan Verlag GmbH. Oldenburg 2006.

lunes, 17 de diciembre de 2007

LA CUARTA ESPADA DE RONCAGLIOLO


La lectura de un texto puede contener un sinnúmero de interpretaciones, los cuales se van multiplicando cada vez que otros lectores van haciendo del texto una multiplicidad de ese mensaje.


Acabo de terminar de leer el libro "La cuarta espada" de Santiago Roncagliolo. Pero debo confesar, que como soy un lector polígamo, la he leído paralelamente con otros trabajos de autores españoles y latinoamericanos. Esas son mis formas de combatir -a veces, ojo, repito, a veces- los textos soporíferos; en otras ocasiones, el leer lentamente me acarrea una sensación de libertad y alegría interna. Así que los saboreo letra a letra, página a página, lentamente como un buen pisco peruano.


La cuarta espada, no es un libro de ficción, o una ficción a medias. No sé, por qué ahora me pongo a pensar en otro de los libros que leía, Doctor Pasavento, de Enrique Vila-Matas, cuyas primeras páginas abofetean el tema de la ficción y la frontera de la ficción. A Enrique Vila-Matas, lo dejo de un lado, porque sencillamente es un maestro. Sólo me quería hacer la pregunta de dónde empieza la realidad y dónde termina la ficción.


El libro de Roncangliolo me ha dejado una sensación vaga de lo que ha querido decir, de lo que ha intentado decir, con muy buenas intenciones. Roncangliolo nos ha llenado de datos -hasta de Wikipedia- y nos ha tratado de presentar la historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso. No lo ha logrado. Èl mismo lo deja entrever. "La cuarta espada" es más que todo un reportaje periodístico alargado, y ese alargamiento le hace daño.


Hay cosas que me han gustado literariamente, especialmente cuando Roncagliolo, describe la infancia y el abandono por parte de su madre del niño Guzmán. El hecho, igualmente, de que nunca nadie lo haya visto llorar.


Me hubiera gustado encontrarme con un libro que hubiese visto los laberintos de Guzmán no de frente sino al revés. Un libro lleno de espejos como ventanas abiertas que me hagan entender no sólo a ese hombre, sino a mi país de origen, que es el Perú, país al que tanto amo a pesar de la lejanía. Pero Roncagliolo no es filósofo, es más que todo un joven gallinazo detrás de los datos para su trabajo periodístico, para su museo de minucias efímeras, parafraseando a Borges.


El libro es vacío para cualquier persona que quiera buscar en él la profundidad de un análisis de lo que ha pretendido relatar el autor. Empero, el libro entretiene. Hecho para un lector medio, casi alfabeto. Perdonen esta arrogancia. Pero como me lo acabo de leer tengo el mismo derecho del hipócrita lector de tocarle las nalgas.


La página 285 es muy interesante: la bibliografía. Igualmente la cronología que abarca desde la página 249 hasta la 284.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

LEER EN EL FRÍO

Desde el pasado treinta de noviembre no entré a este blog.

Las lecturas que me han llegado desde Perú -de eso informé en semanas pasadas-, otras que van cayendo como manzanas maduras de los árboles y las leo con cariño; y las clases que dicto, la serie de correcciones de exámenes de mis alumnos, y la producción del programa de radio Haltestelle Iberoamerika, han postergado mi entrada a este medio por el cual me dirijo a ti.

Qué importa la ausencia. Ya estoy aquí nuevamente, sorprendido que los días pasan velozmente.
Los días obscuros se han hecho más largos, pero dentro de unos días, desde la noche buena, la luz se hará más intensa.

Hay mucha gente que ama el invierno y su falta de luz. Dicen que esta estación se presta para las lecturas. Me imagino a un lector noruego leyendo las obras de Jostein Gaarder, el autor de El mundo de Sofía, amparado por la luz y el fuego de una chimenea; o a un lector ruso, de la Siberia, leyendo La guerra y la paz de León Tolstoi.

Yo no me quejo. No estoy en Siberia ni cuento con una chimenea ardiendo troncos bajo el fuego, la mía es a gas y suelo leer, durante este frío, sobre el sofá o la alfombra de la sala de estar o, en los trenes. Mañana por ejemplo estaré desde las seis releyendo Redoble por Rancas de Manuel Scorza, durante mi viaje a la escuela. Mientras lea, estaré atravesando los valles cercanos a la Selva Negra y trataré de contemplar en la luz de mis recuerdos los pastizales de las mesetas andinas.

Por aquí no hay llamas ni alpacas, ni cóndores ni vizcachas, pero entre los sajinos y venados que suelen sacar los hocicos por los árboles de estos bosques de Baden Wurtemberg, me queda la ilusión de pensar que nos han regalado la naturaleza y las ganas de seguir amando a la literatura.

Un abrazo para todos. Retornaré pronto.

viernes, 30 de noviembre de 2007

LA SONRISA DEL POETA: JUAN GELMAN GANA EL PREMIO CERVANTES 2007

Arriba, portada del libro "Antología poética" del premio Cervantes 2007, Juan Gelman.

Me llena de felicidad que un poeta como Juan Gelman sea el ganador de la nueva edición del Premio Cervantes 2007. Este poeta, que no tiene pelos en la lengua -directo y lírico- ha sido golpeado por la triste realidad latinoamericana, donde perdió a su hijo y a su nuera, víctimas de la sinrazón que asoló a su país. Este poeta argentino y universal nos tiene desde hace años deleitándonos con su palabra.

El mejor homenaje que un poeta puede recibir, es ser leído y, por supuesto, amado. Por eso les transcribo el poema "Presencia de otoño", de Juan Gelman.

PRESENCIA DEL OTOÑO

Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo él que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.

Más información sobre Juan Gelman, hacer click abajo:




martes, 27 de noviembre de 2007

LIBROS PERUANOS (LIBROS VENIDOS DE PERÚ)














Arriba, portada del libro "Redoble por Rancas" de Manuel Scorza. Abajo a la izquierda, la tapa del libro "la cuarta espada" de Santiago Roncagliolo, y a la derecha, el libro del escritor español Enrique Vila-Matas, "Doctor Pasavento".

La última vez que estuve en Granada, llevaba en mi mochila un manojo de libros de bolsillo. Entre ellos, uno de cuentos peruanos. Parece extravagante que un emigrante latinoamericano se vaya recorriendo Europa cargando en su mochila libros de Perú. No, no creo que lo sea. Si no, te pregunto: ¿es verdad que la última vez que te fuiste de vacaciones o de viaje fuera de tu geografía te llevaste una obra literaria de un autor de tu país?. Claro que sí. ¿O no?.

Cuando atravesé el río Misisipi en un mercante peruano, leía placenteramente en la proa "Los Comentarios Reales" del Inca Garcilaso de la Vega. La impresionante vista del río que tanto amó Mark Twain, el autor de "Las aventuras de Tom Sawyer" y los detalles de la historia de los Incas y las leyendas indígenas que bautizaron a este río como Mici se-pe (Gran río) fueron capaz de emborracharme paradojicamente de luz bajo un cielo gris y nublado. Años más tarde, estando en la mezquita de Córdoba, besé la tumba del Inca Garcilaso de la Vega, agradeciéndole por haberme regalado tanta belleza incásica en medio de nubes y barquitos con rueda. Aquella vez en Lousiana, bajé a Nueva Orleans entre música de jazz y pututos incas retumbando en mis oídos.

Los libros peruanos me siguen por el mundo, o mejor dicho busco siempre que me persigan. Lo que no quiero decir que literaturas de otras latitudes no me apetezcan leer, no, no ,no, qué va. Digo esto porque acabo de recibir libros de Perú. Entre ellos un libro de 1803 titulado "Descubrimiento y conquista de la América, o compendio de la historia general del nuevo mundo". Una joya que la humedad de Lima quizá le haya golpeado la pasta, ya que cada vez que lo abro, lo hago con pinzas y con respeto. Gracias a la amabilidad del gran amigo Elischer, también he recibido "La cuarta espada" de Santiago Roncangliolo; "Doctor Pasavento" de Enrique Vila-Matas y "Redoble por Rancas" de Manuel Scorza.

Esta lluvia de literatura de libros venidos de Perú me hacen el hombre más feliz del mundo, y, son culpables que duerma poco en los últimos días. He vuelto a releer el primer capítulo del libro de Scorza "Redobla por Rancas": `Donde el zahorí lector oirá hablar de cierta celebérrima moneda`. Uno de los capítulos más exquisitos de la literatura latinoamericana. Poética y rotunda, que refleja el respeto y la honradez de todo un pueblo escondido en los Andes. Lo que sigue es otra cosa. Ficción cerca a la realidad. Satírica y patética.

Estoy en la página 31 de "La cuarta espada" de Roncagliolo. El libro, como ya lo ha dicho su autor, no es para intelectuales, osea para académicos que busquen tal vez en el libro un trabajo analítico sobre el fenómeno Sendero Luminoso -y de su fundador Guzmán- que castigó a Perú a finales del siglo pasado. Me llama mucho la atención la sencillez de la escritura de Roncangliolo. Texto que podría ser entendido por personas que no son peruanas y que desconocen totalmente la época de violencia que se vivió allí. El primer capítulo narra la niñez de Guzmán en el sur de Perú, Arequipa, y debo admitir que la información sobre el abandono del pequeño Abimael a los ocho años por su madre es conmovedor.

El libro de Vila-Matas "Doctor Pasavento" es harina de otro costal. Literatura de filigrana: "hay episodios de nuestra vida dictados por una discreta ley que se nos escapa", se lee al principio del capítulo número 3 de la primera parte "La desparición del sujeto". Sencillamente este señor Vila-Matas, escribe como los ángeles; y, si es que los ángeles existen, este es un ángel, un ángel de la palabra.

Aquí me quedo, porque me voy a leer.

viernes, 23 de noviembre de 2007

CON FERNANDO PESSOA EN LISBOA

El poeta Fernando Pessoa (1) caminando apresuradamente en la calle de una ciudad.

A Fernando Pessoa lo vi sentado, el verano del año pasado, en la puerta del café A Brasileira, en Lisboa: estaba concentrado leyendo sus pensamientos vespertinos detrás de sus anteojos redondos e infinitos. ¡Cómo me hubiera gustado haber visto detrás de sus anteojos todo el universo mágico que él veía!. (2)


Antes, con mi largavista, lo había tratado de observar desde lo alto de la capital de Portugal: el castillo de San Jorge; pero no lo conseguí. Así que tuve que bajar, cruzar la Rua de Ouro, cerca de la Praca do Comércio y, caminar rumbo al barrio Chiado, donde, hasta comienzos del siglo XX, se juntaban los intelectuales portugueses, y donde él-en aquel entonces- también concurría.

Tengo que consefarlo: la luz de Lisboa me enamora cada vez que vuelvo buscando los pasos de don Fernando. Me subo a Barrio Alto, que tiene la visión más romántica y panorámica de Lisboa y me pongo a soñar los versos de Pessoa. Desde allí toco con mis dedos toda la belleza que exhibe esta ciudad extraña.Si quiero otear el atardecer de esta urbe, me empino sobre la torre del castillo de San Jorge. Desde allí contemplo la andadura del río Tajo, cuyas aguas -luego de atravesar Toledo, España- llevan como barcarolas las palabras del poeta que todavía están escritas en las singladuras que se van a perder al horizonte:

Horizonte (3)
O mar anterior a nós, teus medos
Tinham coral e praias e arvoredos.
Desvendadas a noite e a cerração,
As tormentas passadas e o mistério,
Abria em flor o Longe, e o Sul sidério
'Splendia sobre sobre as naus da iniciação.
 
Linha severa da longínqua costa ---
Quando a nau se aproxima ergue-se a encosta
Em árvores onde o Longe nada tinha;
Mais perto, abre-se a terra em sons e cores:
E, no desembarcar, há aves, flores,
Onde era só, de longe a abstracta linha.
 
O sonho é ver as formas invisíveis
Da distância imprecisa, e, com sensíveis
Movimentos da esp'rança e da vontade,
Buscar na linha fria do horizonte
A árvore, a praia, a flor, a ave, a fonte ---
Os beijos merecidos da Verdade.
 
                            Fernando Pessoa

Cuando pienso en Pessoa, por supuesto también pienso en Lisboa. En esa ciudad el poeta pasó casi toda su vida. Amó sus esquinas y plazas como a sus libros, amó las aguas del Tajo y las callecitas perdidas del barrio Alfama con todas sus fuerzas. Yo amo sus palabras convertidas en poesía, escritas por las bifurcaciones de su ser: él era tres en uno, Ricardo Reis, Álvaro Campos y Alberto Caeiro.

Dicen que cuando los poetas se mueren se van al cielo, éste debe de haberse ido más allá del cielo, porque su poesía trasluce, a veces, tanta armonía, tranquilidad, aburrimiento, lontananza, contemplando pasar el sol o una hoja seca sobre la corriente de un río. Eso es Pessoa.


Mucho cuidado al leerlo. Recomiendo una caída de sol, o una playa al atardecer; una vista alta de bosque o al lado de un río grande o de un riachuelo colmado de aves. En fin, se le puede leer en cualquier lado. Yo he leído sus poemas hasta en los trenes portugueses y descansando en el monasterio templario de Tomar (4) bajo la la sombra del sol. En Lisboa, cualquier calle o café es propicio para saborear su lirismo.


La próxima vez que lo lea en América, me subiré a las cumbres de Machu Pichu. Desde lo alto de los vuelos de los cóndores trataré de contemplar si sus versos también corren sobre las aguas del Urubamba como en el Tajo (5).


(1) Fernando Pessoa murió en Lisboa el 30 de noviembre de 1935.

(2) Me refiero al monumento de metal que se levanta delante del café A Brasileira, donde Pessoa solía tomarse un cafecito.

(3) Traducción al español. HORIZONTE / El mar anterior a nosotros, tus miedos / Tenía coral y playas y arboledas. /Desveladas la noche y la cerrazón, / Las tormentas pasadas y el misterio, / Abría en flor el Lejano, y el Sur sideral/ 'Splendía sobre las naves de la iniciación. // Linea severa de la lejana costa / Cuando la nave se aproxima írguese la cuesta / En árboles donde el Lejano nada tenía; / Más cerca, se abre la tierra en sonidos y colores: /
Y, en el desembarco, hay aves, flores, / Donde era sólo, de lejos la abstracta linea //El sueño es ver las forma invisibles / De la distancia imprecisa, y, con sensibles / Movimientos de la esperanza y de la voluntad, / Buscar en la linea fria del horizonte / El árbol, la playa, la flor, el ave, la fuente / Los besos merecidos de la Verdad.( Traducción de Sebastián Santini).

(4) Para ver fotos del monasterio de los templarios de Tomar hacer click aquí: http://www.fotos-reiseberichte.de/portugal/tomar/index.html

(5) Para ver un vídeo con los versos de horizonte, hacer click abajo:

http://www.youtube.com/watch?v=i-_pgqvmKrw

martes, 20 de noviembre de 2007

REGINE KRESS-FRICKE: LOS NIÑOS Y LA LITERATURA

Portada del libro Der Weihnachtsfang (1) de la escritora alemana Regine Kress-Fricke.

Por José Carlos Contreras Azaña

Regine Kress-Fricke llegó puntualmente. La vimos acercarse a la entrada de los estudios de la emisora (2). Le abrieron la puerta y, en seguida, se sintió esa luz que irradian algunas personas elegidas (los escritores deben de estar incluidos en esta lista, aunque hay algunos que al conocerlos te entran ganas de correr de espanto). Regine es alta, delgada, cabellos marrones, tirando para rojo, sonrisa abierta y una mirada llena de cariño. Nos saludó, nos saludamos y esperó con paciencia unos minutos que se emitiera la primera tanda musical del mediodía.

Luego la invitaron a sentarse. No le colocaron los audífonos, pero sí le prepararon el micrófono donde ella iba a hablar. Sacó un libro. Un bello libro con dibujos de colores enigmáticos: mares, peces, enanos saltando, olas, soles, brisa, luz. La presenté ante los oyentes (es hermoso pensar que ahora con esa magia de internet alguien nos escuche sentado en una habitación en Tokio o en una plaza de Helsinki) y nos leyó parte de la leyenda mexicana Der Weihnachtsfang (1).

Mientras ella leía, yo miraba los dibujos que acompañaban a cada página. Me daba curiosidad saber quién había dibujado tanta belleza llena de ternura. Regina seguía leyendo, mientras, a la segunda página (las letras del libro son grandes) me sumergí en el encanto de las pinturas y viajé a otros mundos con los ojos abiertos, quizá en los recovecos iluminados de mi infancia en Lima, o en las visiones de los niños que he visto jugar en los pueblos marroquís, cerca de Tanger o en las playas de Río Haina, en República Dominicana.

Mientras escuchaba la voz de Regine, como una canción deletreando con gusto el verbo germánico, yo seguía ensimismado en los dibujos del libro. Recordé las pinturas de niños en la selva de Perú, en el cacerío San Francisco, cerca de Pucallpa; y la sonrisa de los chavales antes de los partidos en el estadio de fútbol de La Rosaleda, en Málaga.

Los niños transmiten toda esa magia. Empero, mientras continuaba escuchando debajo de mis elucubraciones la voz de Regine, me seguía preguntando quién o quiénes habían puesto sus manos sobre esos colores y dibujos tan vivaces.

De pronto Regine terminó. No leyó todo el cuento e invitó a los oyentes a seguir leyéndolo topando con sus manos y admirando con sus ojos su gramática y los dibujos en papel y colores. Entonces fue cuando contó que el libro lleva los dibujos hechos por unos niños de una escuela alemana (3). No importa qué escuela. Lo que importa es que a través de esos dibujos vi durante diez minutos toda la belleza que nos puede regalar una niña y un niño a través de su imaginación.

Topé el libro unos instantes, despedí a Regine ante el micrófono y eché a andar la segunda descarga musical. Nos abrazamos y, Regine se despidió del resto del equipo de producción, de Maja y Joachim, y la vi desaparecer entre los cristales de los estudios de la radio dejando tras de si esa magia que dejan los escritores y, regando, a diestra y siniestra, cristales y guirnaldas que seguro los niños le han dibujado en la silueta.

(1) In den Hochebenen des indianischen Südmexikos macht sich vor dem Weihnachtsabend Uriata mit seinen beiden Kindern auf den Weg zum Fischen. Die Töpfe sollen für das Fest im Dorf so richtig gefüllt werden. Anfangs scheint den Dreien das Fischerglück nicht hold zu sein. Sie begegnen wunderlichen Fischlein, die sie und ihren Vater in ein großes Abenteuer verwickeln. Ob die drei am Ende Glück haben werden mit einer fetten Weihnachtsbeute?

(2) Regine Kress-Fricke, realizó la lectura en vivo, en los estudios de Querfunk Freies Radio Karlsruhe http://www.querfunk.de/ en el programa Haltstelle Iberoamerika http://haltestelleiberoamerika.blogspot.com/ el domingo 18 de noviembre de 2007 a las 12: 12 horas de Alemania.

(3) Der Weihnachtsfang. Info Verlag: www.infoverlag.de

(4)13 Mädchen der Karlsruher Nebenius-Grundschule haben im Rahmen einer Kunst-AG zusammen mit Christine Geesing dieses Buch gemacht. Mit viel Eifer und großem Stolz beschäftigten sie sich mit der malerischen Umsetzung ihrer Ideen. Die eindrücklichen Bilder begleiten die Geschichte von Regine Kress-Fricke. Der Erlös des Bilderbuches soll zusätzliche künstlerische Bildung in der Nebenius-Grundschule ermöglichen.

viernes, 16 de noviembre de 2007

LOS TRENES DE ALEMANIA, LUIS SEPÚLVEDA Y LA LITERATURA

Portada del libro Desencuentros de Luis Sepúlveda. Editorial Tusquets http://www.tusquets-editores.es/
Por José Carlos Contreras Azaña

Una huelga de maquinistas está paralizando desde ayer todo el tejido ferroviario alemán. Hoy, a propósito de trenes y maquinistas, he recordado el cuento fantástico de Luis Sepúlveda, Cambio de ruta, que leí, dicho sea de paso, a bordo de un tren español que me llevaba a Extremadura. El cuento pertenece al libro Desencuentros (Editorial Tusquets. Primera edición 1997).

Cambio de ruta cuenta la historia de los pasajeros de un tren que atraviesa la sierra norte de Chile, que cubre la ruta Antofagasta-Oruro, y que nunca llegan a su destino, porque ellos, a través de la radio, se enteran que han muerto.

El tren había salido puntualmente. La mayoría de los pasajeros abandona los vagones de primera y segunda en la estación de Calama y, sólo 16 personas continúan viaje: dos maquinistas, un revisor, el encargado del vagón postal, una pareja de recién casados, un estudiante, un comerciante, un boxeador con gran futuro, su manager, el masajista y cinco monjas.

En el trayecto, un banco de niebla impide la visibilidad de los maqunistas y estos deciden detener el tren. Los maquinistas tratan de saber lo que pasa y salen de la máquina pero no logran dar más un paso porque las neblina les impide toda visión. Regresan al tren y se encuentran que la radio para comunicarse no funciona. Deciden juntar a los pasajeros de segunda y primera en un vagón y les cuentan lo que pasa.

Más tarde los maquinistas deciden salir otra vez, acompañados del boxeador. Se atan una cuerda en la cintura como los alpinistas para no perderse. Entonces descubren que se encuentran, en medio un puente.

- Estamos en un puente -dijo el ferroviario.
-¿Qué? ¡Si no hay un solo puente en todo el trayecto! -dijo el otro.
(...)
- La puta. Es cierto. ¿Dónde estamos?
- ¿Tienes algo pesado? Quiero saber si hay agua abajo.
- Entiendo. Atento. Voy a botar la linterna.

Esperaron conteniendo la respiración todo el tiempo que pudieron, pero no escucharon el ruido esperado. No escucharon ningún ruido.

Regresaron al vagón. Allí el estudiante sacó su radio transistor y escucharon las noticias de las siete de la mañana, donde el locutor daba a conocer el descarrilamiento del ferrocarril Antofagasta-Oruro ocurrido la noche anterior. Entonces todos se miraron en silencio. Estaban muertos.

Este cuento corto es una delicia. Como hoy casi no hay trenes en Alemania se me vinieron a la memoria todos los trenes por donde recorrí algo del mundo, desde los puntuales e impecables trenes alemanes, los de Texas en Estados Unidos, los de Portugal recorriendo la costa en Portimao, y hasta el tren de la sierra central de Perú, que hasta hace poco, era el tren más alto del mundo y que atravesaba la estación de Ticlio a 4758 sobre el nivel del mar. Allí me he dado el gusto de bajar y contemplar sobre la nieve tanta belleza natural.

Los trenes de Noruega son comodísimos hasta Trondheim, más no conozco, y, cuando viajo por los Alpes en los trenes austriacos, tengo siempre la sensación que subo otra vez por la cadena central de los Andes. El recorrido hasta Klagenfurt es fantástico.

Los viajes en tren, más largos de mi vida, fueron de Málaga a Karlsruhe y de Karlsruhe a La Coruña. Es increible la cantidad de gente interesante que se llega a conocer en un tren. Hoy casi no hay trenes en Alemania, mañana sábado tampoco. Luis Sepúlveda, que conoce bien los trenes alemanes debe también de recordarlos.

martes, 13 de noviembre de 2007

Así se ve un atardecer en la selva del Tambopata-Candamo. Más cerca del paraíso no se puede estar. Carmen Sebastiani nos transporta en la tercera parte de sus recopilaciones de su libro Fabulaciones de tres mundos a los reynos de la selva. Foto: www.properu.gob.pe

Cuando alguien vuelve los ojos a su niñez, y siente una vez más los aires y las voces; los sonidos y los aromas; las caricias y los colores del pasado, es un viaje sumamente placentero y directo al epicentro de nuestras raíces profundas. Es un viaje despierto, sin dar siquiera un paso. Es soñar, sin cerrar la vista. Volver a nacer, o a morir, que es lo mismo, porque cuando se nace, ya se está muriendo a través de ese camino plagado de esas tres muertes que tenemos: la primera, cuando dejamos de ser niños; la segunda, cuando dejamos de ser adultos y la tercera, ya estando viejos, nos morimos de verdad. ¿Cómo recordará un esquimo el hielo de su niñez? ¿cómo avizorará un hombre del desierto, el Sahara de su infancia? ¿con qué ojos verá una mujer amazónica sus primeros "ríos profundos"? ¿con qué sonrisa dibujará su rostro un infante de la Selva Negra alemana, sus primeros abetos acicalados de nieve? ¿cómo?.

Cuando mi cuerpo vibró por primera vez, a bordo de un coche, sobre las abruptas y suicidas carreteras de mi país para llegar a los pueblos más escondidos del planeta andino, se quedaron grabados para siempre la belleza de luz y sombras, de flores e ichus, de llamas y cerros, de curvas y precipicios, de cactus y manzanas. No he olvidado nunca las cimas blancas de las cordilleras, ni los ríos cristalinos y fríos bajando entre las represas de mis dedos.

Todo ese mundo, querido lector, lo siento cuando leo y releo las fantásticas historias de un libro que tengo desde hace años como amante compañera: Fabulaciones de tres mundos "Mitos, leyendas, tradiciones y cuentos folklóricos peruanos"(1). La obra es una recopilación y selección de Carmen Sebastiani.

Esta joya de libro (desde entonces he adquirido otras joyas que enarbolan la bandera de las leyendas andinas y amazónicas) la compré en una pequeña librería que se encontraba en la misma calle donde se levanta el bar más poético de Lima, el Cordano, al costado del Palacio de Pizarro, frente a la Estación de Tenes de Desamparados.

La librería ya no existe, pero existe en mi recuerdo su atmósfera del siglo antepasado: oscura, pequeña, con el techo alto y las puertas enormes. Allí, detrás de un escaparate descrubrí el libro que hoy rindo pleitesía: Fabulaciones de tres mundos.



Estes es el rey de la selva mazónica, en realidad no hay reyes ni reynas, todo es un reyno. Aunque muchos dicen que la anaconda es la reyna superior. En el libro Fabulaciones de tres mundos se respira los olores de los animales y los vegetales. Foto: www.promperu.gob.pe


El libro está dividido en cuentos, leyendas y narraciones de la costa, sierra y selva de Perú. En la sección selva pone hincapié en los relatos de las culturas Witotos, Amuesha, Machiguengas, Carziba, Aguarunas, Yaguas y Piros. La leyenda de La capirona y Las dos estrellas son las má resaltantes de este grupo, donde se imponen el amor a la naturaleza y se deja en duda la mano del hombre como parte de su destrucción.

Cuando estuve internado en la selva del Tambopata-Candamo (sureste de Perú), o de Pacaya-Samiria (noreste de Perú) pude sentir con intensidad, al ver tanta belleza, las palabras de esas leyendas. No tuve el libro en la mochila, pero me acompañó sigilosamente al observar la enorme presencia de árboles tan gigantes y macizos (sin embargo tan débiles porque tendían sus raíces hasta más de setenta metros a los cuatro puntos cardinales). Esas selvas, esos ríos, esos cantos de sirenas rosadas y de caimanes en la noche, han sido mi alimento para no olvidar tanta maravilla, y para eso me ha ayudado este libro que quiero, otra vez, y ahora mismo, abrir sus páginas, para irme a soñar.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Arriba, parte del texto de Corazón coraza de Mario Benedetti; abajo, a la izquierda, portada del libro Antología Poética de Mario Benedetti y, a la derecha, la foto del autor en la página de internet de la Biblioteca de Autores Contemporáneos (1).

El escritor uruguayo que acompañó mis noches en mi casa de Lima, especialmente esas noches en que construía un cierrapuertas alrededor mío, porque -sencillamente- en Lima es difícil dejar de ser asaltado por las pandillas de amigos, era Mario Benedetti (2). Me leía sus cuentos de los libros que prestaban tan amigablemente la gente que trabajaba en la biblioteca del antiguo local del Instituto Goethe, ubicada, hasta fines de la última década del siglo pasado, en el jirón Ica, en Lima.



Hoy, durante la edición del programa Haltestelle Iberoamerika he leído el poema Corazón Coraza, de Mario Benedetti, de su libro "Canciones del más acá". Editorial Seix barral. Biblioteca Mario Benedetti.
Desde que iniciamos las ediciones del programa de radio siempre hemos tratado de dar a la poesía la puerta de entrada. Lo hacíamos antes de conocer en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt a la escritora cubana afincada en Europa, Karla Suárez (3), de quien no olvidamos sus palabras de amor a la poesía y su sentencia "hay que invadir Europa con poesía": eso es lo que tratamos de hacer. Poesía en español y casi siempre, bilingual.
Hoy hemos estado con Mario Benedetti. Suena como si él hubiera estado en la cabina de la emisora Querfunk Freies Radio Karlsruhe. Suena tan familiar, ¿verdad?, eso es porque la literatura de Benedetti es así: amorosa, real, fuerte y a la vez tierna, como si un amigo te regalara poesía y se sentara a tu lado y te leyera sus poemas con tranquilidad, sin esperar nada a cambio, sino regalarte compañía, obsequiarte palabras.
En el prólogo del libro "Canciones del más acá", Mario Benedetti deja constancia que "desde comienzo de los años setenta hasta hoy, he escrito numerosas letras de canciones, muchas de las cuales me fueron solicitadas por músicos y cantantes amigos, que las han ido incorporando a sus repertorios y a sus discos y casettes. Hay también otros artistas que han puesto música a poemas míos que no habían sido originalmente escritos para ser cantados y que, sin embargo, para mi asombro, funcionaron muy como canciones".

A continuación transcribimos el poema Corazón coraza:

CORAZÓN CORAZA

MARIO BENEDETTI


Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
(1) La biblioteca de Autores Contemporáneos se puede visitar en la siguiente página: http://www.cervantesvirtual.com/

sábado, 10 de noviembre de 2007

KAFKA Y LAS HORMIGAS













Arriba, una foto de una homiga con un microchip: Fuente fotográfica http://www.theage.com.au/ , abajo, la portada del libro La metamorfosis, para niños.

Hoy me he levantado con ganas de leer a Kafka (1), porque Karlsruhe -con K de kafka-, la ciudad donde vivo, ha amanecido fría, nublada y lluviosa: ha sido una gran ocasión para refugiarme en los libros de Kafka. No vayas a pensar, estimado lector, que he amanecido como un coleóptero con las antenas disecadas y con las alas tendidas en la cama, no, sólo he abierto los ojos con el deseo de releer esa fascinante historia de La Metamorfosis. ¿Se acuerdan cómo empieza?:

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.


Luego de embarcarme en el fascinante mundo kafkiano he tenido la osadía de releer algunos inicios de novelas donde se tiene como personaje a una mosca. Empecé con el cuento En la oscuridad, de Antón Chéjov(2):

Una mosca de mediano tamaño se metió en la nariz del consejero suplente Gaguin. Aunque se hubiera metido allí por curiosidad, por atolondramiento o a causa de la oscuridad, lo cierto es que la nariz no toleró la presencia de un cuerpo extraño y dio muestras de estornudar. Gaguin estornudó tan ruidosamente y tan fuerte que la cama se estremeció y los resortes, alarmados, gimieron. La esposa de Gaguin, María Michailovna, una rubia regordeta y robusta, se estremeció también y se despertó. Miró en la oscuridad, suspiró y se volvió del otro lado. A los cinco minutos se dio otra vuelta, apretó los párpados, pero no concilió el sueño. Después de varias vueltas y suspiros se incorporó, pasó por encima de su marido, se calzó las zapatillas y se fue a la ventana.

Y terminé con el cuento La mosca, de la escritora nacida en Nueva Zelandia Katherine Mansfield (3):

En aquel momento el jefe se dio cuenta de que una mosca se había caído en el gran tintero y estaba intentando infructuosamente, pero con desesperación, salir de él. ¡Socorro, socorro!, decían aquellas patas mientras forcejeaban. Pero los lados del tintero estaban mojados y resbaladizos; volvió a caerse y empezó a nadar. El jefe tomó una pluma, extrajo la mosca de la tinta y la depositó con una sacudida en un pedazo de papel secante. Durante una fracción de segundo se quedó quieta sobre la mancha oscura que rezumaba a su alrededor. Después las patas delanteras se agitaron, se afianzaron y, levantando su cuerpecillo empapado, empezó la inmensa tarea de limpiarse la tinta de las alas. Por encima y por debajo, por encima y por debajo pasaba la pata por el ala, como lo hace la piedra de afilar por la guadaña. Luego hubo una pausa mientras la mosca, aparentemente de puntillas, intentaba abrir primero un ala y luego la otra. Por fin lo consiguió, se sentó y empezó, como un diminuto gato, a limpiarse la cara. Ahora uno podía imaginarse que las patitas delanteras se restregaban con facilidad, alegremente. El horrible peligro había pasado; había escapado; estaba preparada de nuevo para la vida.

Osea que hoy ha sido para mí un día de insectos. No sé, pero les debo confesar que me fascina leer literatura con personajes alados. La metamorfosis me fascinó cuando era niño y la releía siempre, como aquellas personas que ven dos o tres veces la misma película, hasta que un día el libro desapareció, no sé si lo perdí en la calle o se lo comieron las hormigas. A propósito de hormigas, hace una semana, leía un informe (4) sobre el mundo de la mirmecología (5), y del trabajo del científico Edward Wilson, que se ha dedicado toda su vida a auscultar el mundo de las hormigas. Me quedé sorprendido al saber que las hormigas esclavizan a otras hormigas, que pueden decapitar a sus semejantes de un golpe, que las hembras pueden castrar a sus machos y, que cruzan los ríos de orilla a orilla juntándose las unas a las otras como una gran bola con un agujero en el centro. Pero eso es otro tema y yo sólo he querido hablar hoy de Franz kafka, y no lo he conseguido.

(1) Franz Kafka, Praga, 1883 - 1924.

(2) Antón Chejóv, 1860 - 1904

(3) Katherine Mansfield, 1888 - 1923

(4) http://www.eltiempo.com/tiempoimpreso/edicionimpresa/lecturas/2007-09-29/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3743423.html

(5) Mirmecología, del griego myrmekes, hormiga.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

JOSÉ HIERRO Y LA POESÍA QUE SE RELEE CON GUSTO


A la izquierda portada del libro "Cuaderno de Nueva York", a la derecha, el poeta José Hierro: fuente fotográfica Braza.

Tras mis vacacaciones de otoño -que pasaron con una velocidad increíble- me he refugiado en la poesía. Hoy, por ejemplo, después de dictar clases, me he puesto a leer al poeta español José Hierro (1). Releer libros es una de mis pasiones cuando quiero salir de la rutina, del atosigamiento y monotonía. Releer poesía es un descanso sobre las nubes. Un relajo increíble que me hace sentir dopado de palabras.

Cuando era niño, recuerdo, empecé a leer poesía en la escuela primaria. Creo que fue a las dos semanas de haber empezado las clases, que en Perú la llamaban transición, cuando aprendí de memoria mi primer poema, el cual tuve que declamarla a los cuatro puntos cardinales delante de los alumnos de las diferentes secciones. Escuchar mi voz repertirse dos, cuatro veces, era una sensación sumamente extraña. ¡Los Andes bañados de sol...Los Andes bañados...Los Andes...Los!.

No recuerdo que poema declamé. Pero me acuerdo que, al finalizar mi declamación, los profesores de otras secciones se acercaron a mi maestra para felicitarla. En ese momento no entendía lo que estaba sucediendo, pero en las siguientes declamaciones que me tocaron hacer en los meses posteriores, pude comprender que no lo hacía mal: osea declamar.

Decía que cuando quiero respirar el aire de la tranquilidad me refugio en la poesía. Y hoy me he refugiado en el "Cuaderno de Nueva York" (2) de José Hierro. Me he arrimado a sus palabras y repetido algunos versos del vate como el parlante de mi escuela transición. Les copio una líneas de su poema ORACIÓN EN COLUMBIA UNIVERSITY.


Bendito sea Dios, porque inventó el silencio,
y el chirrido de la chicharra
y el lagarto de fastuoso traje verde,
y la brasa hipnotizadora
(horizontal crepúsculo pudo haberla llamado
don Pedro calderón de la barca en el declive del Barroco).
Bendito sea Dios que inventó el agua,
el agua sobre todo.


(1) José Hierro nació en Madrid en 1922. Cuando estalló la guerra civil española (1936-1939) era casi un niño. Esos hechos de sangre y tragedia lo marcaron mucho, su poesía refleja matices sociales y de la condición humana. Participó en ese conflicto clandestinamente, hasta que cayó preso, siendo liberado en 1942.
Entre sus libros más reconocidos están "Cuadernos de Nueva York" y "Alegría". Premio Cervantes de las Letras en 1999. Murió el 21 de diciembre de 2002.
Recomiendo leer la crítica de Manuel Vázquez Montalbán cuando José Hierro ganó el Premio Cervantes de las Letras: http://www.vespito.net/mvm/hierro.html
Discurso de José Hierro cuando recibió el Premio Cervantes: http://usuarios.lycos.es/precervantes/ceremonia/hierro.html

(2) Editorial Hiperión. San Sebastián de los Reyes 1998.

jueves, 1 de noviembre de 2007

EL ARTE DE MORIR, ES EL ARTE DE HABER VIVIDO

Por José Carlos Contreras Azaña

La vida no vale nada, o, goza cada minuto de tu vida, porque tú pasarás más tiempo muerto, que vivo; son dos sentencias que me vienen a la memoria en este Día de los Muertos.

Los grafitis los he leído en lavabos de distinta geografía. La primera, en una cantina escondida en las inmediaciones del centro de Lima, en Perú, y, la segunda, en la escuela secundaria Bismarck Gymnasium de Karlsruhe, en Alemania (por supuesto, escrita en el idioma de Hölderlin).
En España, recuerdo haber leído en un retrete de Málaga, parte de los bellos versos de Jorge Manrique: Recuerde el alma dormida,/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida,/ cómo se viene la muerte.

Pero las anécdotas más cómicas que he escuchado con respecto a los muertos, pertenecen a Antonio Skármeta y a mi señora madre.

El escritor chileno, cuenta que en Santiago, frente al cementerio de la ciudad, hay un bar que da cara a la puerta principal del camposanto, y ¿se imaginan cómo se llama ese bar?, pues, nada más y nada menos, que Aquí se está mejor que al frente.

Mi madre cuenta que cuando era niña, su abuela preparaba los mejores manjares para su finado esposo; los dejaba servidos en la mesa de la cocina, como para que degustara el muerto en su ausencia, y se iba al cementerio a poner flores a su tumba. En ese lapso de tiempo, mi madre y un primo suyo, volvían a casa y se comían los postres, y, después, salían corriendo de la vivienda con la barriga llena. Al volver, la abuela se amocionaba, creyendo -eso lo cuenta los ojos de una niña inocente- que su muertito había venido del más allá para visitar un rato la casa y saborear el manjar que más le gustaba.

La historia más triste que he escuchado sobre muertos, y es verdadera, proviene de Chepén, norte de Perú, donde un padre se vuelve loco al no encontrar a su hijo en casa y le dicen que vaya al cementerio para verlo, mejor dicho, para palpar su tumba. Y así lo hizo, se fue, y quiso desenterrarlo con sus manos, gritando y llorando, bajo un cielo oscuro en una noche oscura al sur de la línea ecuatorial.

El cuento peruano más gracioso que he leído con respectos a muertos, es el cuento El milagrero del escritor Cronwel Jara Jiménez. El milagrero es la historia de Crisóstomo, un asno que se muere a la vera del camino en Morropón, norte de Perú, y su dueño lo entierra allí mismo, le pone una cruz, le lleva flores y le prende velitas; con el tiempo le construye una urna, y la gente del pueblo imita esa costumbre pensando que en el lugar se halla enterrado un ser que hace milagros. Efectivamente, las personas que se acercan a la tumba del cuadrúpedo le piden milagros, le arrojan monedas, y parece que funciona el asunto de las mil maravillas. El solípedo, que hacía milagros en vida a su dueño ganando el pan de cada día, los sigue haciendo, para él, después de muerto.

Recuerdo a otro muerto peruano, Garabombo, que se vuelve invisible para vengar las opresiones de su pueblo. La verdad que no está muerto, pero la metáfora de la muerte está latente en su páginas. La historia pertenece a Manuel Scorza, publicada en su libro Garabombo el invisible.

Hay tantos muertos en la historia de la literatura universal, que la lista no alcanzaría en esta humilde columna; desde las muertes de grandes personajes, como don Alonso Quijano, Don Quijote, que muere confesado y sin tantas pompas fúnebres, y que en verdad, tras su muerte, el que muere es él y no Don Quijote; hasta la muerte del rey de Babilonia, poseedor de un laberinto, donde hacer perder a sus invitados. Uno de ellos se venga, suelta al rey de Babilonia en el laberinto que no posee ni escaleras ni puertas: el desierto. Allí muere. La gloria sea con Aquel que no muere, escribe al final del relato Los dos reyes y los dos laberintos, Jorge Luis Borges.

Aquí me quedo, no vaya a venir Tutankamon o, el señor de Sipán, o las momias de Guanajuato, y me corrijan estas líneas, porque, a pesar de todo, siempre estamos con un pie, como dicen en el país de Frida Khalo, en la casa de la pelona.

martes, 30 de octubre de 2007

EL ARTE NAZI, JONATHAN LITTELL UND DIE BANALITÄT DES BÖSEN






Abajo, portada del libro Las benévolas.
Arriba, su autor, Jonathan Littell, que no tiene pelos en la lengua. Fuente fotográfica de la foto del escritor: www.elmundo.es


Por José Carlos Contreras Azaña

Suelo, si el bolsillo me lo permite, comprar los sábados el diario El País para leer la revista de arte y literatura, Babelia (1). Confieso que un tiempo dejé de comprarlo, más que todo, dolido por las palabras de uno de los escritores más geniales que haya leído, Roberto Bolaños, quien -en uno de sus libros- dio a entender las malas costumbres de esa revista española. Desde entonces, me apareció una alergia que se llamó Babelia.

Pero esta semana, gracias a las recomendaciones, en su blog, del escritor y periodista de El País, Juan Cruz (2), me levanté el sábado por la mañana con el síndrome Babelia, que desde el pasado 27 de octubre de 2007 cambió sus hechuras, y, espero que también esas cosas que criticaba el chileno Roberto Bolaño.

Después de dictar mis clases sabatinas, me enrumbé al único quiosco de prensa internacional del centro de este pueblo grande, Karlsruhe. Allí estaba Babelia, número 831, esperándome, con los brazos abiertos. Babelia me hace recordar mucho a la revista limeña de los ochenta: El Caballo Rojo, esa gran revista que dirigiera el poeta peruano Antonio Cisneros (3).

Allí está Babelia, tendida ahora de piernas al costado de mi cama.

Anoche, leí una entrevista a Jonathan Littell (4). Entrevista que me pone en ascuas de la extraordinaria personalidad del autor de Las Benévolas, una novela de casi mil páginas y que habla sobre la simbiosis: crimen y Estado, utilizando para ello las atrocidades del horror nazi.
Apunto a continuación algunas de las respuestas interesantes que Littell dio a las preguntas de Jesús Ruiz Mantilla en Barcelona, lugar adonde se ha ido a parapetar el escribidor:

La cultura no nos protege de nada. Los nazis son la prueba. Puedes sentir una admiración profunda por Beethoven o Mozart o leer el Fausto, de Goethe, y ser una mierda de ser humano. No hay conexión directa entre la cultura con C mayúscula y tus opciones políticas.

Esta afirmación me hace recurrir al libro Eichmann in Jerusalen Ein bericht von der Banalität des Bösen de Hannah Arendt (5),que me obsequió hace unos meses la doctora Maria Rabe, y que al leerlo me confirmó la existencia del Dr. Jekyll y el Mr Hyde de Stevenson que todos llevamos dentro. Ese crudo teorema de la descripción de personas que son buenos padres de familia, buenos vecinos, buenos amantes de la jardinería, de la literatura, de la música, pero que sin embargo, no les tiembla las manos para hacer llorar de dolor o gritar de muerte a otros. Detrás de la tortura se esconde siempre un hombre como tú y como yo. Un hombre con sus miedos y sus alegrías. A ese tema vuelve Jonathan Littell con Benévolas, que - según Babelia- es el libro del año.

A Little, eso del libro del año, no le importa, cuando dice que "me paso la vida en cosas que me vienen de este maldito libro, estoy harto (...) repetir esta entreista 30 ó 40 veces".

Mucho se cuenta de la actitud alérgica a los premios que denota Jonathan Little, quien no recogió el Premio Goncourt que había ganado con Benévolas: "hice todo por evitarlo pero, por desgracia, sí, me lo dieron. (...) No lo quería. (...) No creo que los premios tengan que ver con la literatura. Tienen más que ver con la publicidad y el marketing, pero no con la literatura. No me gusta eso".

"Cuando era niño, estaba obsesionado con Adolfo Hitler", así empieza Santiago Roncagliolo El Arte nazi, libro que adquirí durante mi última estancia en Lima. Lo adquirí, más por cooperar con la organización Sarita Cartonera (6), que es un hermoso proyecto para ayudar a otros con los fondos de la literatura, en este caso con El arte nazi, ayudamos a otros. Por eso lo compré. No soy nazi ni tampoco Santiago Roncagliolo, pero a mí pasó que cuando tenía apenas 10 ó 11 años fue la primera vez que escuché las palabras Mein Kampf Mi lucha, a través de un mozo que leía fascinado ese libro y me contaba algunas cosas. Aquel joven, gracias a Dios, reprobó los exámenes para ingresar al cuerpo castrense y más tarde, cuando cambió sus sueños de fusil por la sotana, se metió al convento para ser cura, pero más tarde lo echaron por embarazar a una vecina del lugar. Dicen que por las noches se escaba del convento y pernoctaba en el pueblo colindante. Más tarde se volvió amante de la música gótica y viajaba en un cadilac con otros amigos por la horrible ciudad de Lima que tanto amo. ¿Qué hará ahora?. Ni Littell lo sabe. Bonita historia digna de García Márquez.

Ya saben pues, a todo lo que nos ha arrastrado el hablar de Jonathan Littel: empezamos con Juan Cruz y hemos acabado con Santiago Roncagliolo. Hasta se metió García Márquez.

(4) Para leer la entrevista completa a Jonathan Littell haga click abajo:
(5) Eichmann in Jerusalem Ein Bericht von der Banalität des Bösen. Pipper Verlag, München 1964. 350 páginas.

viernes, 26 de octubre de 2007

ESCRITOR JORDI SIERRA I FABRA GANA PREMIO DE LITERATUTA INFANTIL Y JUVENIL DE ESPAÑA 2007


Portada del libro Kafka y la muñeca viajera de Jordi Sierra i Fabra, publicado por editoriasl Siruela www.siruela.com

Escuchar de Premios que se dan por acá y por allá es reconfortante, más aún cuando detrás de los mismos no se esconden manos oscuras de tipo mercantilista.

De Premios podríamos hablar toda una noche. Los autores no premiados, no son de ninguna manera malos autores y; los premiados, buenos.

Cuenta la leyenda, que había un poeta peruano que se vino de su pueblo andino a la capital de Perú, Lima. Allí siguió escribiendo poesía como sólo lo saben hacer los poetas: viviendo cada palabra y cada metáfora como el sonido de un trueno o el canto de una rana. Continuó así, hasta que cayeron las palabras ponzoñosas de un crítico literario sobre sus versos. El crítico, cuyo nombre no quiero acordarme, conminó al novel escritor a volver a su pueblo y seguir sembrando papas, porque, sencillamente, decía, su poesía no valía para nada. Ese joven poeta no volvió a su pueblo, más bien abandonó el Perú y llegó a Europa. Allí vió el horror de la guerra civil española y murió en Paris.

Ese joven escritor de poesía se llamaba César Vallejo. Uno de los más grandes poetas de la literatura universal.

Bueno, decía que escuchar sobre Premios a veces reconforta, porque hoy ha ganado el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de España 2007 el escritor Jordi Sierra i Fabra, autor que ha publicado más de 300 obras. Su libro, Kafka y la muñeca viajera, fue elegido el mejor libro infantil juvenil publicado en España en 2006.

Kafka y la muñeca viajera, trata un hecho real que vivió el escritor nacido en Praga, Franz Kafka, cuando se encontró una vez en Berlín con una niña que lloraba porque había perdido su muñeca. Seguramente que los sollozos conmovieron al autor de El Proceso, quien tuvo una genial idea para frenar el llanto de la pequeña: Kafka le dijo a la niña que no había perdido de ninguna manera a su muñeca, sino que la muñeca se había ido de viaje y que estaba seguro que mañana enviaría una carta. Así que Kafka se puso a escribir toda la noche una carta de la supuesta muñeca viajera para la niña. Así lo hizo varias semanas, la niña recibía cartas de su muñeca que Kafka se las leía en el parque.

martes, 23 de octubre de 2007

25 AÑOS DEL NOBEL A GARCÍA MÀRQUEZ, DOS SEMANAS DE NOBEL A DORIS LESSING

Portada del libro Memorias de mis putas tristes de Gabriel García Márquez.
Acabo de recibir de manos de Richard Madlener, pedagogo, alumno mío y amante de la cultura hispanoamericana, un libro del crítico alemán Marcel Reich-Ranicki titulado "Die Anwälte der Literatur" (Los abogados de la literatura). Apenas he abierto el libro y, gracias a la gentileza de la chambonada, abrí la página 217 y me toqué con la historia del crítico Kurt Tucholsky y con esta sentencia suya que subraya Reich-Ranicki:

"Entweder du liest eine Frau oder du umarmst ein Buch..." "o bien tú lees a una mujer o tú abrazas un libro", (¿otra vez el machinario literario? (1), parafraseando a Rocío Silva Santisteban).

La sentencia me llama la atención y me invita a leer el libro en mis vacaciones de la próxima semana. Cito a Reich-Ranicki porque en el blog de Gustavo Faverón Patriau (http://www.puenteaereo1.blogspot.com/) se han enfrascado en la discusión del tema femifobia o misoginia, lanzada por Rocío Silva Santisteban desde Perú (1), a raíz del Premio Nobel de Literatura otorgado a Doris Lessing.

Pero, lo que hoy quiero resaltar son los 25 años del Premio Nobel de Literatura de Gabriel García Márquez -quien, con amabilidad y tacto de caballero latino fue uno de los primeros que llamó por teléfono a Doris Lessing a su casa de Londres para felicitarla por el premio- y el editorial que en la edición de hoy del diario La Primera de Lima Perú (http://www.laprimeraperu.com/) le dedica el pulcro escritor y periodista peruano César Levano. El trabajo lleva el título de "Un noble Nobel". Lo copio abajo para que lo lean:
Un noble Nobel

por César Lévano

Gabriel García Máquez pronunció, hace 25 años, al recibir el Premio Nobel de Literatura, un discurso que es a la vez una mágica pieza de prosa artística y una reflexión panorámica sobre la historia, la realidad y el destino de nuestra América.

Quienes hemos gozado de la creación de García Márquez no sólo en la ficción, sino también en la crónica, el ensayo, la nota informativa, sabemos de qué fuentes se nutre el trabajo de ese hombre que considera el periodismo como la profesión más bella de la tierra.

Para seguir leyendo hacer click abajo:

http://www.laprimeraperu.com/indSeccion.php?IdSeccion=11

(1) Doris Lessing y el machinario literario. Rocío Silva santisteban: domingo 21 de octubre de 2007. Diario la República. Lima:Perú. ( http://www.larepublica.com.pe/content/view/184428/ )

lunes, 22 de octubre de 2007

MÁS SOBRE DORIS LESSING



En la foto la flamante Premio Nobel de Literatura ,Doris Lessing en 1984, al lado de un gatito juguetón y colialzado. Fuente fotográfica www.spiegel.de

Mientras que en otras latitudes del planeta su figura despierta curiosidad literaria a los que todavía no la han leído, y en Perú se califica de femifobia a las opiniones vertidas en contra de su investidura con el Nobel, la escritora Doris Lessing sale a la carga y esta vez contra la guerra, tema que desarrolla en el libro que acaba de terminar. El escritor Juan Cruz la entrevistó en Londres y ayer domingo 21 de octubre de 2007, el diario El País (www.elpais.com) publicó la entrevista:

"LA GUERRA Y LA MEMORIA NO ACABAN NUNCA"

Entrevista a Doris Lessing
Por Juan Cruz

Doris Lessing está enfadada. Hace una semana ganó el Nobel de Literatura, el pasado viernes fue su 88º cumpleaños, pero está enfadada. Acaba de terminar un libro sobre la guerra y sus padres, y esa memoria que se le ha avivado escribiendo le llena de ira, de coraje. Aquí, en una entrevista exclusiva con EL PAÍS, cuenta por qué


En esta casa confortable, abigarrada, de clase media alta pero modesta, en la que vive Doris Lessing en el noroeste de Londres, se nota que su inquilina es la última premio Nobel de Literatura porque aún quedan en los rincones algunas flores de las que fue recibiendo desde el jueves 11 de octubre, cuando la Academia Sueca se las vio y se las deseó para poder comunicarle la noticia del galardón. Estuvimos con ella el jueves último, en la víspera de su 88º cumpleaños. Tenía catarro, estaba preocupada por el malhumor de su gato y nos contó que acababa de terminar un libro sobre la guerra y sus padres, "un libro lleno de rabia y de coraje".


Para seguir leyendo la entrevista hacer click abajo:


http://www.elpais.com/articulo/reportajes/guerra/memoria/acaban/elpepusocdmg/20071021elpdmgrep_2/Tes

lunes, 15 de octubre de 2007

ALONSO CUETO Y ENRIQUE VILA-MATAS Y EL ARTE CONCILIAR EL SUEÑO

Portada del libro El susurro de la mujer ballena de Alonso Cueto. Publicado por Editorial Planeta (www.editorial.planeta.es)

Anoche, luego de ver las noticias en la primera cadena de la televisión alemana, y, antes de conciliar el sueño, me puse a leer un par de horas dos libros en forma simultánea. Es una costumbre horrorosa que no sé de quién la he heredado. Leer dos libros en forma simultánea, ¡recÓrcholis! Qué travesura.
Leía el libro La hora azul del escritor peruano Alonso Cueto. Libro que me trajo desde Perú la gran peruanófila Aune Hartmann, una dama alemana que ama al Perú más que los peruanos de la nueva generación un Condor Pasa y, luego de dármelo, me conminó a leerlo.
El libro está en mi cabecera desde entonces, y suelo leerlo lentamente. Pero anoche, lo leía paralelamente con los cuentos de Enrique Vila-Matas publicados en su libro Suicidios ejemplares.
Quiero dejar claro que una cosa es la novela y otra cosa es el cuento; pero, la misma cosa, es el arte de escribir, y el arte de leer y releer.
Leer a Vila-Matas me encendía la noche, me quitaba el sueño y cada vez que leía a Alonso Cueto, empezaba a pestañear. Quiero que alguien me diga si eso le ha pasado; lo mismo que a mí anoche leyendo.

Portada del libro Exploradores del abismo de Enrique Vila-Matas. Publicado por Editorial Anagrama (www.anagrama-ed.es)

De ninguna manera quiero tratar de comparar a dos escritores. Por cierto, reconocidos escritores. El primero acaba de publicar El susurro de la mujer ballena. Libro que fue bien acogido y que insolentemente defendí, para que no le metieran palos en la patria del autor y, me gané un resondrón como si yo fuera parte de la planilla comercial de la editorial Planeta, al opinar en el excelente blog literario de Víctor Coral sobre el susodicho libro de Cueto. Ver abajo (1).
El segundo, Enrique Vila-Matas, acaba de publicar Exploradores del abismo. Descúbranlo.
Ambos libros, los vi en los estantes del FNAC de Madrid, los topé, les robé un par de líneas, pero no los pude comprar. Mi sueldo de profesor no me da para tanto, ahora que tengo un retoño, a quien le leo poemas de César Vallejo y José Hierro.
No sé en qué momento apagué la luz: si leyendo las frases de los abogados adormecidos de una Lima tristona o, las descripciones de un tipo que sigue a otros tipos después de dejar el Metro de Barcelona.
En fin, la literatura nos puede ayudar a dormir bien.
Perdonen el atrevimiento: unos nos harán dormir bien y otros, algo menos.

(1) Me alegro por la literatura, me alegro por el autor peruano. A Cueto no le metamos palo en Perú. Ya se lo meten en España. Nuestro país es rico en escritores. Allí están y no los valoramos. Se nos mueren y recién salimos a decir que este si que era un grande. No quiero mencionar a ninguno, por respeto a Alonso Cueto, porque el sabe a quienes nos referimos y deberían estar donde no están. Muchos grandes mueren olvidados, como el personaje del cuento Sensini ( que en realidad es un gran autor latinoamericano que cayó en el olvido) del libro "Llamadas telefónicas" de un gran escritor del sur de Sudamérica. Saludos.
José Carlos Contreras


martes, 14 agosto, 2007

Como se mueve Planeta. Cuando a Cueto lo elogie Vila Matas como a Prochaska ahí me convencerán que estoy equivocado. Pero esos surrurros de mujeres ballenas que nadie conoce no me convencen. El Susurro de la mujer ballena, es una novela ligera ¿O todo lo que escribe Cueto es Genial? Sólo a Thays se le ocurre algo así. Claro que en literatura no se puede decir nada tajantemente. Pero me gustaría que elogien ese susurro tan admirado, premiado, etc. críticos como Ricardo Gonzáles Vigil, Javier Agreda, Marcel Velásquez, José Guich. Si eso no es así o algo raro pasa relacionado con las estrategias de comercialización, o ocurre lo contrario, los críticos peruanos son mezquinos y envidiosos.Guich le dio duro a la pobre Leyla Bartet ¿Se atrevería a hacerlo con Cueto?

martes, 14 agosto, 2007


Para ver más: http://luzdelimbo.blogspot.com/2007/08/elogios-alonso-cueto-en-la-repblica-de.html