sábado, 29 de diciembre de 2007

LESEN MACHT SCHÖN

Fuente fotográfica (Alvaro García) revista de literatura Babelia del diario EL PAÍS. www.elpais.com

Acabo de leer, en la camiseta roja que llevaba una chica alemana, la siguiente inscripción: "Lesen macht schön". Me ha gustado tanto (la chica también) que la uso para titular el presente post: LESEN MACHT SCHÖN (LEER TE HACE GUAPO).

Pero luego de leerla y releerla me ha entrado un escalofrío al saber que en estos tiempos de internet, mucha gente lee menos que antes (literatura) y, sin embargo, paradójicamente, más que ayer (léase: sms, chateo o alguna u otra información que nos brinda la red).

En Colombia, por ejemplo, es un verdadero récord que un libro venda en un año sesenta mil ejemplares y, me supongo que en Perú, descontando la producción de libros pirata que abunda por todos lados, la cifra no varía.

Hoy he leído en la revista de literatura Babelia del diario El País, que la narrativa ocupa el 91% del gusto de los lectores españoles, el 9% restante se lo reparten el ensayo, la poesía y el teatro.

Además Babelia trae una interesante lista de los diez libros del año. Y en toda la página dos vemos una foto que muestra esos diez libros:

1. VIDA Y DESTINO. Vasili Grossman. (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores)

2. TU ROSTRO MAÑANA / 3. VENENOY SOMBRA Y ADIÓS. Javier Marías. (Alfaguara)

3. LAS BENÉVOLAS. Jonathan Littell. (RBA)

4. EL CANTO DE LAS SIRENAS. Eugenio Trías. (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores)

5. LA CARRETERA. Cormac McCarthy.(Mondadori)

6. EXPLORADORES DEL ABISMO. Enrique Vila-Matas. (Anagrama)

7. EROS ES MÁS. Juan Antonio González-Iglesias. (Visor)

8. EL PADRE DE BLANCANIEVES. Belén Gopegui. (Anagrama)

9. EL GOZO INTELECTUAL. Jorge Wagensberg. (Tusquets)

10 EL MUNDO CLÁSICO. Robin Lane Fox. (Crítica)

No he leído ninguno de los libros de la lista. Y apenas conozco la literatura de dos autores: Javier Marías y Enrique Vila-Matas. De este último, estoy leyendo en estos momentos su obra "Doctor Pasavento".

Hay otra noticia que me llama la atención. La fuerza arrolladora con que se está vendiendo el último libro traducido al castellano de Ken Follet, Un mundo sin fin.

Un libro de Follet tengo adornando desde hace más de siete meses una de las habitaciones más ceremoniales de mi casa y lo leo cuando...el libro me lo regaló una alumna mía y se titula "En el blanco". La verdad que no me gusta nada, a diferencia de Los pilares de la tierra.

A propósito del autor británico, el periodista Walter Oppenheimer escribe que Ken Follet debatía un día con su buen amigo Hanif Kureishi, prestigioso novelista y guionista, acerca de qué quieren los lectores. "Nunca pienso en los lectores", comentó Kureishi. "Por eso tú eres un gran escritor y yo soy un escritor millonario", le respondio Follet.
Para terminar un dato. Se dice que en Alemania se lee mucha novela policiaca, más que otras literaturas. Desconozco el porcentaje, pero es superior al 50%.

martes, 25 de diciembre de 2007

GUY DE MAUPASSANT Y LOS VINOS ALEMANES, ITALIANOS Y ESPAÑOLES

Luego de una noche de exquisitos vinos alemanes, italianos y españoles a la luz de las velas encendidas alrededor de un abeto, y tras la comida, con la infaltable presencia de un Stolle germano -una suerte de panetón italiano o turrón español que acompaña la mesa en épocas de navidad- he amanecido leyendo a Maupassant. Su libro "Bola de sebo y otros cuentos" fue el regalo que recibí anoche.
Guy de Maupassant murió joven: a los 43 años. Los dos cuentos que han hecho de mi día una delicia se titulan "El Padre de Simón" y "Coco". Dos cuentos que llevan en la piel el perfume de las historias navideñas: muy tristes, melodramátricos y uno de ellos con final feliz.

A Maupassant se le califica de ser un autor cuya literatura está plagada de personajes que fueron abandonados por sus padres y hombres reacios al matrimonio. Por algo será. Al joven Guy de Maupassant le tocó vivir, a la edad de diez años, la experiencia de la separación de sus progenitores. Eso lo marcó, que duda cabe. Desde entonces su madre se dedicó a él y a su hermano Hervé y juntos salieron adelante.

Sus biógrafos dicen que su madre tenía una gran amistad con Gustave Flaubert, ese mounstruo de la literatura francesa que escribió "Madame Bovary". Flaubert lo trató como si fuera su hijo y hasta le corregía sus escritos. Flaubert fue para Maupassant el padre que siempre quiso tener.

El cuento El padre de Simón trata sobre un niño que es vilipendiado en la escuela por no tener padre. Sus compañeros le golpean y le tratan como un ser maldito. Un día Simón decide tirarse al río para ahogarse, siguiendo el ejemplo del mendigo del pueblo que él había visto muerto después de lanzarse al río:
"Simón estaba allí cuando lo sacaron del agua, y aquel desgraciado, que siempre le había parecido lamentable, sucio y feo, le impresionó con el aspecto de tranquilidad en sus mejillas pálidas, su larga barba mojada y la serenidad en sus ojos abiertos. A su alrededor dijeron:
- Está muerto.
Y alguien agregó.
- Ahora es feliz." (1)

En ese momento de indecisión y a las puertas del suicidio alguien le toca la espalda. Es Philippe, un hombre del pueblo que le lleva a casa y le salva la vida. Philippe se entera de las penas del pequeño Simón en el colegio y le ofrece ser su padre. Más tarde Blanchotte, la madre, acepta la oferta, tras un beso en la oscuridad entre ella y Philippe, acto que sellará románticamente el juramento de la suplantación de la imagen del padre ausente.

En cambio, el cuento Coco acaba más fuerte. Coco es un caballo viejo y moribundo que los dueños del establo aman y, quieren protegerlo hasta el día de su muerte. Esa tarea es encargada al pequeño Zidore, quien con el tiempo odia al viejo caballo, recriminándole que sólo sirve para consumir alimentos y no producir nada. Es así como Zidore decide acabar con la vida de Coco. Lo amarra a una estaca y lo tiene allí varios días hasta que consume la yerba que había alrededor del caballo. Éste al no tener que comer y no poder moverse por que el lazo atado a la estaca se lo impide, cae desfallecido y muere. Más tarde el amo ordena enterrarlo en el lugar en que murió. Allí empieza a crecer otra vez la yerba.

"Los hombres enterraron al caballo en el mismo lugar donde había muerto de hambre.
Y la hierba creció espesa, verde y vigorosa, alimentada por el pobre cuerpo."(2)
Guy de Maupassant es una de las grandes plumas de la literatura francesa. Ahora me voy al lado de la chimenea a seguir leyendo su libro acompañado de un vaso con vino alemán, francés o español. Voy a despejar antes la duda de qué vino me llevaré a la boca, porque desconozco qué vino me queda, en fin, leyendo buena literatura cualquier vino se torna sumamente sabroso al paladar.

(1) Bola de sebo y otros cuentos. Guy de Maupassant. El padre de Simón. Página 203. Editorial EDAF 2000. Traducción de Aníbal Froufe.

(2) Ibid. Coco. Página 198. Traducción Jesús López Pacheco.

lunes, 24 de diciembre de 2007

LOS MÚSICOS DE BREMEN Y EL PEQUEÑO PROBADOR DE LIBROS DE KARLSRUHE


Hoy me he encontrado con una fila larga, larga larga como la muralla china para pagar el libro de los Hermanos Grimm, los Músicos de Bremen (1), que le he comprado a mi sobrino por esta navidad. El libro es en español y en la compra me acompañaba mi pequeñejo que ayer cumplió once meses. Al parecer le gustan los libros. Al menos, arañarlos, tocarlos, olerlos y llevárselos a la boca como si se tratara de un pequeño lobo feroz dispuesto a devorarse a toda la literatura sentada en los estantes de las librerías germanas.

Sin embargo, este pequeño probrador de libros hasta ahora no me ha podido responder a qué saben los libros de Sergio Pitol o Patrick Süskind en las librería Thalia.

Al final, después de pagar, la hermosa dama que atendía en la caja número cuatro le ha regalado chocolate: cuatro paquetitos de chocolate con la publicidad de la librería Thalia de Karlsruhe, que tiene en el sótabo una esquina llena de libros en idioma castellano.

Lo primero que ha hecho el crío es llevarse un paquetito a la boca y seguro que el olor del chocolate le ha enamorado el olfato. Supongo, que con su gran nariz, acostumbrada a recorrer las librerías de la ciudad, sabrá decirme desde el próximo año, qué libro es bueno para llevármelo a casa, y devorarlo con los ojos.

Más tarde he recibido algunos mensajes navideños de felicitación a través del móvil mientras caminaba por la ciudad y he leído junto a mi pequeño probador de libros el poema "Todavía" de Mario Benedetti, de su trabajo Canciones del más acá (Seix Barrall 1996. Biblioteca Mario Benedetti). El día está frío. Las calles a estas horas deben de estar vacías y los alrededores de los estantes de las librerías también. Desde mi casa escucho el ronquido de los libros que duermen el sueño de la navidad. Son los libros que no compró nadie y que esperan comprador para después de las fiestas.

Ahora envolveré el libro para mi sobrino. Los músicos de Bremen contiene una serie de bellos dibujos realizados por Volker Ernsting: con el burro, el perro, el gato y el gallo. Fascinante cuento que empieza más o menos así: "Tenía un hombre un asno que durante muchos años había transportado incansablemente los sacos al molino; se había hecho viejo y el amo pensó deshacerse de él". Así comienza esta hermosa historia de solidaridad, pujanza, unión y amor que escribieron los hermanos Grimm.

(1) Los músicos de Bremen, Hermanos Grimm. Lappan Verlag GmbH. Oldenburg 2006.

lunes, 17 de diciembre de 2007

LA CUARTA ESPADA DE RONCAGLIOLO


La lectura de un texto puede contener un sinnúmero de interpretaciones, los cuales se van multiplicando cada vez que otros lectores van haciendo del texto una multiplicidad de ese mensaje.


Acabo de terminar de leer el libro "La cuarta espada" de Santiago Roncagliolo. Pero debo confesar, que como soy un lector polígamo, la he leído paralelamente con otros trabajos de autores españoles y latinoamericanos. Esas son mis formas de combatir -a veces, ojo, repito, a veces- los textos soporíferos; en otras ocasiones, el leer lentamente me acarrea una sensación de libertad y alegría interna. Así que los saboreo letra a letra, página a página, lentamente como un buen pisco peruano.


La cuarta espada, no es un libro de ficción, o una ficción a medias. No sé, por qué ahora me pongo a pensar en otro de los libros que leía, Doctor Pasavento, de Enrique Vila-Matas, cuyas primeras páginas abofetean el tema de la ficción y la frontera de la ficción. A Enrique Vila-Matas, lo dejo de un lado, porque sencillamente es un maestro. Sólo me quería hacer la pregunta de dónde empieza la realidad y dónde termina la ficción.


El libro de Roncangliolo me ha dejado una sensación vaga de lo que ha querido decir, de lo que ha intentado decir, con muy buenas intenciones. Roncangliolo nos ha llenado de datos -hasta de Wikipedia- y nos ha tratado de presentar la historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso. No lo ha logrado. Èl mismo lo deja entrever. "La cuarta espada" es más que todo un reportaje periodístico alargado, y ese alargamiento le hace daño.


Hay cosas que me han gustado literariamente, especialmente cuando Roncagliolo, describe la infancia y el abandono por parte de su madre del niño Guzmán. El hecho, igualmente, de que nunca nadie lo haya visto llorar.


Me hubiera gustado encontrarme con un libro que hubiese visto los laberintos de Guzmán no de frente sino al revés. Un libro lleno de espejos como ventanas abiertas que me hagan entender no sólo a ese hombre, sino a mi país de origen, que es el Perú, país al que tanto amo a pesar de la lejanía. Pero Roncagliolo no es filósofo, es más que todo un joven gallinazo detrás de los datos para su trabajo periodístico, para su museo de minucias efímeras, parafraseando a Borges.


El libro es vacío para cualquier persona que quiera buscar en él la profundidad de un análisis de lo que ha pretendido relatar el autor. Empero, el libro entretiene. Hecho para un lector medio, casi alfabeto. Perdonen esta arrogancia. Pero como me lo acabo de leer tengo el mismo derecho del hipócrita lector de tocarle las nalgas.


La página 285 es muy interesante: la bibliografía. Igualmente la cronología que abarca desde la página 249 hasta la 284.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

LEER EN EL FRÍO

Desde el pasado treinta de noviembre no entré a este blog.

Las lecturas que me han llegado desde Perú -de eso informé en semanas pasadas-, otras que van cayendo como manzanas maduras de los árboles y las leo con cariño; y las clases que dicto, la serie de correcciones de exámenes de mis alumnos, y la producción del programa de radio Haltestelle Iberoamerika, han postergado mi entrada a este medio por el cual me dirijo a ti.

Qué importa la ausencia. Ya estoy aquí nuevamente, sorprendido que los días pasan velozmente.
Los días obscuros se han hecho más largos, pero dentro de unos días, desde la noche buena, la luz se hará más intensa.

Hay mucha gente que ama el invierno y su falta de luz. Dicen que esta estación se presta para las lecturas. Me imagino a un lector noruego leyendo las obras de Jostein Gaarder, el autor de El mundo de Sofía, amparado por la luz y el fuego de una chimenea; o a un lector ruso, de la Siberia, leyendo La guerra y la paz de León Tolstoi.

Yo no me quejo. No estoy en Siberia ni cuento con una chimenea ardiendo troncos bajo el fuego, la mía es a gas y suelo leer, durante este frío, sobre el sofá o la alfombra de la sala de estar o, en los trenes. Mañana por ejemplo estaré desde las seis releyendo Redoble por Rancas de Manuel Scorza, durante mi viaje a la escuela. Mientras lea, estaré atravesando los valles cercanos a la Selva Negra y trataré de contemplar en la luz de mis recuerdos los pastizales de las mesetas andinas.

Por aquí no hay llamas ni alpacas, ni cóndores ni vizcachas, pero entre los sajinos y venados que suelen sacar los hocicos por los árboles de estos bosques de Baden Wurtemberg, me queda la ilusión de pensar que nos han regalado la naturaleza y las ganas de seguir amando a la literatura.

Un abrazo para todos. Retornaré pronto.