A raíz de la gira de Ernesto Cardenal por Alemania, he vuelto a releer algunos de sus poemas.
Sin embargo, uno de sus poemas que ha quedado grabado para siempre en mis neuronas, es el que adornaba discretamente uno de los lavabos del patio de tercero del centenario colegio peruano Nuestra Señora de Guadalupe:
Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amaran como te amaba yo.(1)
Esos versos fueron las primeras luces misteriosas que a nosotros los alumnos nos transportaba hasta Managua imaginariamente y nos hacía olvidar la lección obligada sobre Rubén Dario. La guerra había terminado en Nicaragua, y, Somoza se había esfumado entre las nubes más oscuras de América Latina. Pero allí siguieron, incólumes, esos versos de este cura rebelde que me hacía pensar en una cierta confabulación con las ánimas del colegio, porque esas palabras las volví a ver en otros patios guadalupanos, a pesar que -por obligaciones del estricto ornato del plantel- habían sido desterradas fisicamente, pero, aunque no se me crea, seguían allí, grabadas, sin estarlo.
¿Quién sería ese poeta niño que te copiaba sobre la madera de las puertas del baño, Ernesto? ¿De quién sería esa mano izquierda dibujando tus alfabetos infinitos? ¿Sería el alma de César Vallejo desplazándose por el centenario colegio limeño, donde fue profesor, derramando solidariamente la poesía de sus hijos poetas de América?.
Luego apareció Marilyn Monroe y su llamada de teléfono olvidada por los Dioses:
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
(...)
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
(...)
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!(2)
Ahora que Ernesto Cardenal está en Alemania, decía, le he releído, he visitado algunos bares con amigos calentando los inviernos con la espuma del alcohol y su poemario en el bolsillo. A que no me van a creer lo que he visto cuando he entrado al primer lavabo al llamado urgente de la vejiga: he visto al niño mirando el poema de Cardenal tan igual como lo veía en el Guadalupe, así de fresquito, así de cerquita, vivo e imponente.
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!(2)
Ahora que Ernesto Cardenal está en Alemania, decía, le he releído, he visitado algunos bares con amigos calentando los inviernos con la espuma del alcohol y su poemario en el bolsillo. A que no me van a creer lo que he visto cuando he entrado al primer lavabo al llamado urgente de la vejiga: he visto al niño mirando el poema de Cardenal tan igual como lo veía en el Guadalupe, así de fresquito, así de cerquita, vivo e imponente.
Gracias Diosa Poesía!
Ernesto Cardenal el pasado domingo 10 de febrero en la ciudad de Pforzheim, durante la lectura de su poesía y el espectáculo CANTO A LA VIDA en el marco de los 25 años del Grupo Sal. Foto gracias a la gentileza de Suzanne Richter.
(1) Al perderte yo a ti. Ernesto Cardenal.
(2) Oración a Marilyn Monroe. Ernesto Cardenal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario