martes, 13 de noviembre de 2007

Así se ve un atardecer en la selva del Tambopata-Candamo. Más cerca del paraíso no se puede estar. Carmen Sebastiani nos transporta en la tercera parte de sus recopilaciones de su libro Fabulaciones de tres mundos a los reynos de la selva. Foto: www.properu.gob.pe

Cuando alguien vuelve los ojos a su niñez, y siente una vez más los aires y las voces; los sonidos y los aromas; las caricias y los colores del pasado, es un viaje sumamente placentero y directo al epicentro de nuestras raíces profundas. Es un viaje despierto, sin dar siquiera un paso. Es soñar, sin cerrar la vista. Volver a nacer, o a morir, que es lo mismo, porque cuando se nace, ya se está muriendo a través de ese camino plagado de esas tres muertes que tenemos: la primera, cuando dejamos de ser niños; la segunda, cuando dejamos de ser adultos y la tercera, ya estando viejos, nos morimos de verdad. ¿Cómo recordará un esquimo el hielo de su niñez? ¿cómo avizorará un hombre del desierto, el Sahara de su infancia? ¿con qué ojos verá una mujer amazónica sus primeros "ríos profundos"? ¿con qué sonrisa dibujará su rostro un infante de la Selva Negra alemana, sus primeros abetos acicalados de nieve? ¿cómo?.

Cuando mi cuerpo vibró por primera vez, a bordo de un coche, sobre las abruptas y suicidas carreteras de mi país para llegar a los pueblos más escondidos del planeta andino, se quedaron grabados para siempre la belleza de luz y sombras, de flores e ichus, de llamas y cerros, de curvas y precipicios, de cactus y manzanas. No he olvidado nunca las cimas blancas de las cordilleras, ni los ríos cristalinos y fríos bajando entre las represas de mis dedos.

Todo ese mundo, querido lector, lo siento cuando leo y releo las fantásticas historias de un libro que tengo desde hace años como amante compañera: Fabulaciones de tres mundos "Mitos, leyendas, tradiciones y cuentos folklóricos peruanos"(1). La obra es una recopilación y selección de Carmen Sebastiani.

Esta joya de libro (desde entonces he adquirido otras joyas que enarbolan la bandera de las leyendas andinas y amazónicas) la compré en una pequeña librería que se encontraba en la misma calle donde se levanta el bar más poético de Lima, el Cordano, al costado del Palacio de Pizarro, frente a la Estación de Tenes de Desamparados.

La librería ya no existe, pero existe en mi recuerdo su atmósfera del siglo antepasado: oscura, pequeña, con el techo alto y las puertas enormes. Allí, detrás de un escaparate descrubrí el libro que hoy rindo pleitesía: Fabulaciones de tres mundos.



Estes es el rey de la selva mazónica, en realidad no hay reyes ni reynas, todo es un reyno. Aunque muchos dicen que la anaconda es la reyna superior. En el libro Fabulaciones de tres mundos se respira los olores de los animales y los vegetales. Foto: www.promperu.gob.pe


El libro está dividido en cuentos, leyendas y narraciones de la costa, sierra y selva de Perú. En la sección selva pone hincapié en los relatos de las culturas Witotos, Amuesha, Machiguengas, Carziba, Aguarunas, Yaguas y Piros. La leyenda de La capirona y Las dos estrellas son las má resaltantes de este grupo, donde se imponen el amor a la naturaleza y se deja en duda la mano del hombre como parte de su destrucción.

Cuando estuve internado en la selva del Tambopata-Candamo (sureste de Perú), o de Pacaya-Samiria (noreste de Perú) pude sentir con intensidad, al ver tanta belleza, las palabras de esas leyendas. No tuve el libro en la mochila, pero me acompañó sigilosamente al observar la enorme presencia de árboles tan gigantes y macizos (sin embargo tan débiles porque tendían sus raíces hasta más de setenta metros a los cuatro puntos cardinales). Esas selvas, esos ríos, esos cantos de sirenas rosadas y de caimanes en la noche, han sido mi alimento para no olvidar tanta maravilla, y para eso me ha ayudado este libro que quiero, otra vez, y ahora mismo, abrir sus páginas, para irme a soñar.

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