domingo, 20 de abril de 2008

SARAMAGO SOBRE LA CEGUERA Y BERLÍN Y BERLÍN

Portada del libro "Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago. Editorial Alfaguara www.alfaguara.santillana.es

Aquella tarde que terminé de leer el libro "Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago, sentí la sensación de ser parte de esos ciegos que nos habla el autor portugués: que a pesar de ver, no ven nada, o no quieren ver. He conocido a tanta gente con esta condición. He escuchado a tanta gente con este síndrome. He leído a tanta gente con este mal, incluyendo los blogs, que son parte de mi club de ciegos. Muchos de nosotros somos ciegos sin ser ciegos. Y lo que es peor, no nos interesa saberlo.

Anoche, cuando prendí la televisión, de la que tanto huyo, quise ver la final de la Copa de Alemania entre el Bayern München www.fcbayern.t-home.de/ y el Borussia Dortmund www.bvb.de/ . El partido se jugaba en Berlín. Luego de ver quince minutos de un fútbol que a veces me aburre, recordé que sobre los últimos días de Hitler en Berlín trataba la película "Der Untergang" film.de/Der-Untergang que echaba la primera cadena alemana. Entonces cambié de canal.
Al principio de la película habla la ex secretaria de Hitler, Traudl Junge (1). Al final también, dejando claro que ella no sabía ni tenía idea de los crímenes que su jefe había ordenado en los campos de concentración. Entonces recordé el libro "Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago.

La película Untergang, como suele pasar en la primera cadena, no fue interrumpida por ningún corte publicitario. Ni el fútbol me pudo sacar de ese horrendo y a la vez patético cuadro de una Berlín bombardeada por los aliados y cercada por las tropas bolcheviques.

Mientras se jugaba fútbol en Berlín, transmitida en directo en la segunda cadena alemana www.zdf.de/ , yo veía a heridos gritando de dolor, soldados niños disparando para defender la ciudad, en la primera cadena de la televisión alemana www.ard.de/ . La parte más cruda fue cuando la esposa de Goebbel envenena a sus seis hijos con cianuro en los sótanos del búnker nazi. Antes lo habían tomado Hitler y Eva Braun. Luego fueron cremados. Al final de la película se escuchó y vio el testimonio de la secretaria diciendo que no sabía de los horrores del nazismo.

Terminado el filme cambié de canal y vi los últimos minutos de la prolongación del partido entre los bávaros y los del Borussia. Al final el italiano Luca Toni hizo el gol de la victoria y Oliver Kahn, alzó la copa en el año de su despedida. El fútbol me recompuso de un viaje por el túnel del tiempo hacia una Berlín de hace más 60 años atrás: la guerra es lo peor que existe. Me recordé que en la noche del viernes un músico latinoamericano y un músico africano, miembros de la Orchestra di Piazza Vittorio www.orchestradipiazzavittorio.it/ ; sacaron a relucir la bandera de la paz en el concierto que presentaron en el Tollhaus www.tollhaus.de/ de la ciudad en donde vivo, Karlsruhe, y que estuvo lleno hasta la bandera.

La música encandiló más por la fusión de ritmos de diversas regiones y por la procedencia distinta de sus músicos, que por su repertorio. El mambo de Machahuay de Perú lo cantó un ecuatoriano y vi gente bailar mientras instrumentos de cuerda de Togo, arabia y violines y trompetas me transportaban a los años en que esa música era escuchada en las fiestas regionales en Perú.

Hoy, antes de empezar con el programa radial bilingüe Haltestelle Iberoamerika, ingresé a la cabina de transmisión y me encontré con Ubertine, una chica de Togo que hace radio con Christoph, un pintor alemán; y ambos bailamos una música de Costa de Marfil y al final me hizo escuchar un tema de un cantante del Africa, que ahora radica en Francia, pero que se nacionalizó canadiense, cuya familia fue arrasada por completo víctima de la violencia entre hutus y titsus.

La guerra, los ciegos, el fútbol. Hoy hace sol en Karlsruhe. Me voy a un parque a admirar al sol echando rayos a algunos ciegos.

(1) Traudl Junge escribió un libro titulado "Bis zur letzten Stunde". La traducción sería "Hasta la hora final".

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