La curiosidad de saber que leen los futbolistas que juegan la presente Eurocopa me ha dado algunas pistas a través del diario español El Páis, que cada día presenta una entrevista a un miembro de la selección española, en el cual se le pregunta qué libros leen. Hasta el momento ha salido a relucir la pobreza lectiva de sus jugadores, y la sorprendente conclusión de que en sus cabezas están impregnadas, a cal y canto, las palabras pelota y dinero.
¿Habrá algún Valdano entre ellos? Más nos vale.
Me parece que para muchos, balón y lliteratura no son un buen binomio. El escritor español Javier Marías, en una rica nota sobre el fútbol publicado en su acostumbrada página dominical „La zona fantasma" en EPS hace dos semanas, escribía sobre su irredento destino de apoltronarse a su sillón para ver los partidos de la Eurocopa. ¿Se habrá aburrido el maestro?.
El pasado jueves viví una de las anécdotas más ricas que me hayan pasado con respecto al fútbol, ya que, tú amigo lector, sabrás que provengo de una familia pelotera, osea, amante del balón y los chimpunes. El jueves, día que la selección alemana
La ciudad de Karlsruhe http://www.karlsruhe.de/stadt.de estaba ocupada por un ambiente futbolístico, a pesar de la lluvia amenazante que mostraban las nubes que encapotaban el sur de Alemania. ¿Presagio de la derrota germana?. Hinchas alemanes se iban al encuentro de otros amigos para ver juntos el partido portando banderas, banderitas, banderotas.
Llegué al salón de clases y me encontré con la primera alumna, a quien, provoqué con una pregunta a bocajarro:
¿No vas a ver el fútbol?
Me contestó con una iindeferencia a la pelota que me dejó turulato, no porque ella no quisiera ver el partido, sino porque me fascinó sobremanera que exista gente que, gracias a los Dioses de Olimpo o de Creta, el fútbol no lo ocupa todo. Luego llegaron las demás alumnas y pasó lo mismo. Me alegré tanto que no me importó perderme la primera parte del partido, a pesar que unas profundas ganas me hacían soñar con una pantalla gigante y los 22 jugadores en el estadio de Innsbruck.
Mientras dictaba la clase, oteaba por las ventanas las calles adyacentes a la escuela y percibía su atmósfera silente que son la nota especial de una ciudad cuando juega su selección. Todo era silencio. Sin duda, pensaba en esos momentos, Alemania no habría marcado un gol, quizás, hubiera encajado un gol en contra.
Dicho y hecho.
En la pausa me acerqué al local Badisch Brauhaus - Karlsruhe. Llenos de fanes gritando a todo pulmón el nombre su equipo mientras la escuadra alemana ya caía por dos goles. Me fui, pues, a seguir dictando clases. El siguiente grupo de alumnos estaba allí, gracias a los Dioses, esta vez, de Sevilla o de Triana. El fútbol no ha ganado el césped espiritual de la gente. El maestro Jorges Luis Borges se alegraría demasiado de escucharlo.
Dios mío, si le contara que hoy en el diario que arriba anoté, leí en la página 70 de deportes que el jugador Raúl Albiol
Estoy enganchado a la serie 'Aída, defensa de España, tras la pregunta de su entrevistador sobre ¿el último libro que ha leído?, el responde: hace mucho que no leo un libro.Me llega la información de que el equipo de la ciudad de Málaga Málaga Club de Fútbol, España, uno de mis equipos preferidos, acaba de ascender (volver) a la primera división del fútbol español luego de ganar al Tenerife 2 a 0 en el campo de La Rosaleda y todo el mundo se va a celebrar a la Plaza de la Constitución de esa bonita ciudad andaluza.
¡En Horabuena!
¿Qué leerán los jugadores del Málaga?
Por favor, que alguien suelte más pistas. ¿Lee por allí algún futbolista?
Ahora os dejo porque me voy a ver el Turquía - República Checa, pero antes me voy a un restaurante turco a comer alguito.
Pobre literatura. Maldita pelota.
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