La película peruana „La teta asustada“ ha sido nominada al Oscar 2010 como mejor película extranjera (España en este sentido saca pecho, y con razón; y se dice: film hispano-peruano, porque gente de ese país invirtió su dinero en el proyecto). Escribir estos párrafos es muy difícil para mí; primero, por mi condición de cinéfilo y segundo, (más aún) por mi condición de peruano proclive a defender todo lo que venga de Perú (bueno, eso a quien le importa, pero a mí sí, sin caer en el chauvinismo). Conozco algunas de las películas de la lista de las nominadas a la que se enfrentará „La teta asustada“ (en Alemania se le llamó „Eine Perle der Ewigkeit“), como soy sudamericano, me encantaría que ganase la película de Perú o el film argentino: „El secreto de sus ojos“, pero después de ver „La cinta blanca“ del alemán Haneke (1), sería una gran sorpresa que alguna de las dos ganara, descontando a las otras obras maestras que se presentan en la nómina.
La nominación de la „Teta asustada“, que saludo y celebro (la vi pero no me encandiló) me provoca un miedo absoluto porque al poner los ojos sobre Hoolywood me obliga a aceptar y a reconfirmar –sin quererlo- que la meca del capitalismo mercantil cinematográfico tiene la sartén por el mango y, sobre todo, posee la potestad de eregir a un ganador y a unos perdedores. Seamos más positivos, y, digamos, que la simple nominación pone a una película en el escaparate más visible dentro del circuito de los mercados que domina globalmente la industria cinematográfica estadounidense ( ojo al reciente fenómeno de masas titulado „Avatar“).
Indudablemente que en el jurado de Hollywood labora un manojo de personajes que tienen un criterio más artístico que comercial, eso es lo que quiero pensar (pero no me crean, en absoluto). Tengo la tendencia de valorar más la capacidad crítica de los organizadores de la Sundance (2), que patrocina el actor estadounidense Robert Redford, y otros festivales regados por el globo, que la de Hollywood.
Sospecho que los organizadores de los Oscar se han visto obligados a nominar a „La teta asustada“, después de que se alzara con innumerables premios en las principales plazas del cine internacional, desde el Festival de Cine de la Habana hasta el de Berlín, donde empezó su periplo (dicho sea de paso no fue -para mí- una sorpresa que no ganara el premio del Festival de Cine de Lima, asunto que no tocaré ). ¿Qué hubiera sido si el jurado de la Berlinalle no hubiera elegido ganadora del Oso de Oro de Berlín a "La teta asustada?“. No lo quiero ni pensar. Berlín fue para "La teta asustada“ una excelente carta de presentación. Y sobre todo un espejo en donde me miro, como peruano, para desalar ese pájaro oscuro y la recurrente mala o buena costumbre de los peruanos (depende desde donde se mire) de abordar con latigazos el tema de la cultura del fracaso.
No quiero referirme al argumento de la película, (para un peruano que vive en Perú dentro del albero de las desigualdades o para un peruano que vivió las épocas de miedo de las dos últimas décadas del siglo XX, el argumento no es una novedad) porque es harto conocido y no pasa de ser una hermosa metáfora exótica (una patata en la vagina) para un público no peruano ( ¿o no latino?) en la que se aborda una enfermedad provocada por la violencia que azotó al Perú y que la hereda la hija, teniendo como telón de fondo un mundo fracturado, que la directora presenta faltándole siempre algo para redondear su trabajo ( en Latinoamérica viven 587 millones de personas, de los cuales 235 millones viven en la pobreza y 94 viven con menos de un dólar diario. Perú está en Latinoamérica (3).
Les cuento que entre los espectadores alemanes "Eine Perle der Ewigkeit“ dejó muchos cabos sueltos y muchas nubes dispersas, porque es difícil para un espectador teutón, si se ignora la historia peruana de las últimas décadas – como uno ya se puede imaginar- llegar a comprender el lenguaje cinematográfico de „La teta asustada“. Olvídate si los espectadores son menores de 20 años.
En ese sentido he conversado con muchas personas que la vieron (y ojo, que son cinéfilos, y muchos, muy cinéfilos) y la verdad que pocos la entendieron. A mí, por mi parte – y eso no importa - no me impresionó el trabajo fotográfico, actoral o el argumento. Es una película regular, bien hecha que se merece el respeto del espectador pero que no impacta. Y lo digo sin complejos, porque, siendo peruano, no es necesario darme golpes al pecho pensando en el síndrome Romerito (que inteligentemente abordan algunos celebérrimos peruanos radicados en el exterior (4). No se trata de eso. Se trata de decir si te gusta o no una pélícula, y punto, el resto es pura subjetividad garabateada sobre un papel en blanco. Me llama mucho la atención que hasta la misma directora de la película esté sorprendida con la nominación. Eso da mucho que pensar. Y mucho que elogiar, por su carácter humilde (5).
Pero sobre todo es muy importante que una película como „La teta asustada“ ( o como „El secreto de sus ojos“) haya sido reconocida entre las grandes producciones del 2009 (6). Y ganar o no, no importa. Ya se ha ganado, y sobre todo la película ha abierto la posibilidad a los peruanos pensantes de discutir y desterrar complejos y destripar rifirrafes que edulcora el síndrome del fracaso en el Perú y, sobre todo, a abrir los ojos, porque cómo es posible salir afuera (a buscar capitales extranjeros ¿a nadie le interesa invertir en arte en el Perú?) para triunfar en el exterior 200 años después. Todo esto me hace recordar en César Vallejo (respetando las distancias), y tantos otros talentos peruanos que un su tierra son y fueron ninguneados. Ya es hora de mirarnos en nuestro propio ombligo.
Espero que la papa en la vagina gane, así no me haya gustado la película, a la que debo una segunda visita.
(1) DAS WEISSE BAND. LA CINTA BLANCA: GRAN CINE PARA CINÉFILOS
(2) Festival de Cine de Sundance
(3) América Latina dentro del péndulo. Carlos Mesa G.Foreign Policy. Febrero 2010.
(4) Stanislao Maldonado. Berkeley, California, Esados Unidos. Reivindicando a Romerito (I)
(5) Revista Caretas. Edición 2115. 4 de febrero de 2010. La Teta Anunciada
(6) DE LOS BASTARDOS DE QUENTIN TARANTINO, AL ANTICRISTO DE LARS VON TRIER Y EL TOKIO DE ISABEL COIXET
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