miércoles, 27 de febrero de 2008

LOS PASOS DE ARTHUR Y RECORDANDO A WASHINGTON DELGADO

En la foto, la portada del libro "La palabra en el tiempo", una antología de la obra del poeta peruano Washington Delgado.

Arthur ha comenzado a dar sus primeros pasos. Y al verlos, me ha venido, de lo más profundo de la memoria aquellos versos del gran poeta peruano nacido en el Cusco, Washington Delgado (sus libros los tengo en mi biblioteca de Lima):

Toco tu mano y toco todas las manos de la tierra.

Aquellos versos fueron para mí como un látigo que enronchó mis oídos con el hermoso beso de la solidaridad cuando los escuché por primera vez a través de la voz de mi profesor de literatura en la secundaria:

Toco una mano y toco todas las manos de la tierra.

Ahora podría decir sin afán de comparar pasos con manos:
Veo tus pasos y veo todos los pasos del mundo, bebé.
A continuación el poema completo "Toco una mano".

Toco una mano

(Washington Delgado)

Toco una mano y toco
todas las manos de la tierra.

Nada es distinto de este rostro
de esta voz instantánea
y la fuerza del corazón es también
un resplandor en el cielo.

El amor es idéntico
a sí mismo, yo soy
una multitud sobre la tierra.

Todo el amor es nuestro:
toco una mano y toco
toda la hermosura.

A mí nunca me ha gustado ese lema que lanzó Neil Armstrog cuando llegó a la luna:"Este es un pequeño paso para el hombre, pero un paso inmenso para la humanidad".

Tampoco me hubiera gustado si lo hubieran mencionado los rusos, porque -dicho sea de paso- los rusos le estaban pisando los talones a los americanos en el afán de dar los primeros saltitos sobre la luna. Este lema, dicho o anuncio, o lo que sea: "That`s one giant leap for man, one giant leap for mankind", lo encuentro absurdo, pacato, publicitario y dando a entrever que alguien da pasos por nosotros. Es una tontería que sólo se tragarían los imbéciles, porque aquí en la tierra hay tanto que hacer, hay tanto que obrar, o mejor dicho tanto que frenar, que ya ven como le estamos golpeando, a diestra y siniestra, a nuestro afligido planeta y, sin embargo, nos hemos ido a dar pasos a otros espacios, sin siquiera poder resolver nuestros problemas más acuciantes.

Volviendo a Arthur: creo que lo más hermoso que le puede pasar a un ser humano, es contemplar los primeros pasos de otro ser humano, y/o, observar las primeras zancadas de un cachorro o de un caballo al nacer o un polluelo u otro animal que nos permita gozar de la majestuosa ayuda que madres, y , algunos padres, dispensan a sus crías durante sus primeros pasos.

Acabo de enterarme en el documental Unsere Erde (2) que los bebés ballenas beben más de 600 litros de leche al día, y he visto, en el referido filme, como las madres ballenas ayudan a sus crías a salir a la superfície para absorver el aire que necesitan. A respirar ese bendito aire que, gracias a nuestra idiotez, lo estamos convirtiendo en maoliente, nocivo y escaso.

Ya que toco el tema "aire", siempre me han fascinado las palabras del poeta español Antonio Gala refiriéndose al aire de Cantabria, norte de España, cuando dice que al pasear por los montes de Santander tiene miedo, al respirar, de comerse una vaca.

Estuve en Santader con un grupo de mis alumnos hace dos años, y de verdad que el aire se siente así de limpio, tal como lo he sentido en las inolvidables alturas de Machu Picchu, en Cusco, Perú, la tierra de Washington Delgado.

Bueno, quería escribir sobre los primeros pasos de Arthur, y , me he salido por la tangente tocando otras aristas. Que Arthur me perdone. Y no es vanidad. Y tú también. Ahora me corro. Voy a seguir contemplando sus primeros pasos.

(1) Toco tu mano. Washington Delgado. Cusco 1927- Lima 2003. Perú.

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