lunes, 21 de noviembre de 2011

A 200 AÑOS DE LA MUERTE DEL POETA HEINRICH VON KLEIST










Arriba y abajo, dos libros de Heinrich von Kleist (de la editoriales Insel y Reclam) y un retrato del autor muerto hace doscientos años (ilustración hecha por Peter Friedel).

„Was immer das Individuum auch sich selbst macht
Und wie immer Gesellschaft dabeimitspielt: es hat
Seinen Standort in sich selbst uns außerhalb der
Gesellschaft. Nichts anderes wird mit der Formel
Subjekt symbolisiert.“


Luhmann, 1993
En Heinrich von Kleist,
die Keilförmige Vernunft.
Urs Strässle
Página 33.



Hace 200 años, el 21 de noviembre de 1811, se quitó la vida a la edad de 34 años el poeta Heinrich von Kleist junto a una amiga. Para hablar de este poeta, narrador y dramaturgo; hay que tener mucho cuidado, cuidado porque muchos lo comparan con Goethe (1) y otros dicen que es más grande y más perfecto que Schiller: dos mounstruos de la literatura alemana. Pero a Heinrich von Kleist, a quien en la actualidad se le lee poco, se le recuerda quizá más por su romántico final (un disparo en la boca, después de haber desgarrado un disparo en el pecho de su amiga que estaba enferma: un doble suicidio que podría haber usado él mismo en alguno de los finales de sus relatos ), pero, cuidado, repito, el que lo lea se llevará sorpresas, porque sus escritos, a pesar del tiempo, siguen siendo reconocidos por los entendidos y por ende, aquí entro a tallar con una recomendación, es imprescindible leerlo.

Para ingresar a la obra de Heinrich von Kleist, por ejemplo, en narrativa, yo recomendaría (2) leer „Das Erdbeben in Chili“ („El terremoto en Chili), una historia de amor con pasajes de alegría en medio de edificios y casas destruidas. Admirable es la aparición de circunstancias paradójicas que el relato desmadeja: un hombre y una mujer, Donna Josephe y Jerónimo Rugera, separados por la cárcel y el claustro, por la familia, pero unidos un instante por la debacle y la desolación que ha provocado un terremoto. En cuanto a las recomendaciones de índole poético, que es variopinta, yo recomendaría leer toda su poesía, que más podría decir, yo que soy un amante de los versos. Desconozco si toda la obra de Heinrich von Kleist está traducida al castellano. Por si acaso, abajo les he traducido al español un poema de él, como homenaje a su persona, cuyo bicentenario de su muerte se recuerda hoy. ¡Va por ustedes!.

El poema se titula Mädchenrätsel („Misterio de muchacha“) y el titulo en sí ya nos sorprende con la palabra "misterio". El poema posee ocho versos (3) y habla de un hombre, y en él aparecen vocablos como lágrima, tierra, dioses, llora, tiembla, regocijo y feliz. „Misterio de muchacha“ esconde un acertijo, porque la persona que sueña con la tierra es un hombre, y la persona que pregunta, podría ser una mujer, ¿y por qué no un hombre?. El personaje del poema quiere saber el motivo de las lágrimas del segundo personaje, por eso llega a preguntar a los Dioses. Entonces nuestro hombre que llora, tiembla; y aperecen sus hermanas, y el personaje que describe el ambiente sigue interrogando „habla“. Al final se pregunta qué eso lo que le hace feliz, porque la persona del poema indudablemente llora de felicidad, y en ese complejo mundo de sentirse feliz viene la pregunta curiosa: ¿qué es eso que lo hace feliz?


MISTERIO DE MUCHACHA

Por Heinrich von Kleist
Traducción: Jose Carlos Contreras Azaña. Karlsruhe. Noviembre 2011.


Sueña con la tierra, a quién,
Dime, ¿a quién se refiere?
crecen sus lágrimas, por qué
Dioses, ¿por qué llora?
Tiembla, hermanas, qué,
Hablad, ¿qué le sorprendió?
Se regocija, oh cielo, qué
Es eso, ¿lo que lo hace feliz?

MÄDCHENRÄTSEL

Por Heinrich von Kleist.

Träumt er zur Erde, wen,

Sagt mir, wen meint er?

Schwillt ihm die Träne, was

Götter, was weint er?

Bebt er, ihr Schwestern, was,

Redet, erschrickt ihn?

Jauchzt er, o Himmel, was

Ist's, was beglückt ihn?

El poeta y dramaturgo Heinrich von Kleist nació en Frankfurt an der Oder en 1777. A la edad de once años perdió a sus padres, muertes que le dejaría huella debido a la falta irreparable del calor y de la educación paternal (4). Leía con devoción a Jean-Jacques Rousseau, pensador que influyó enormemente en su manera de ver la vida y su entorno. Fue tomado por excéntrico, además, escriben sus biógrafos, detestaba a Napoleón, quien significaba, para él, la representación corporal de la maldad (4) Ingresó al ejército por unos años, para finalmente abandonarlo en 1799. Luego estudió filosofía, matemáticas y física hasta 1800. Fundó un periódico „Die Berliner Abendblätter“, leía a Schakespeare y un 11 de noviembre se suicidó, tras descerrajar un tiro en el pecho a su amiga que estaba gravemente enferma, ambos quisieron morir juntos y unidos para siempre como si se tratara del final de una novela teniendo como testigo las aguas tranquilas del lago Wannsee, en Berlín.

(1) Heinrich von Kleist. Hans Joachim Kreutzer. Einleitung. Seite 7.

(2) Entre sus obras recomendamos leer: Das Erdbeben in Chili (El terremoto de Chili), Der Zweikampf (El duelo), Michael Kohlhass, Anphitryon, Der zerbrochene Krug, (El cántaro roto), Das Käthchen von Heilbronn (Catalina de Heilbronn), Die Marquise von O (La marquesa de O) y Die Familie Schroffenstein, entre otras.

(3) Gesammelte Schriften. Heinrich von Kleist. Ludwig Tieck. Berlín, 1826. Impreso en el editorial Keimer. Página 321.

(4) Heinrich von Kleist. Adolf Bildbarndt. Publicado en 1863. Seite 3.

(5) Heinrich von Kleist. Hans Joachim Kreutzer. Einleitung.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Heinrich Von Kleist fue una sombra colmada de congoja, un angel sumergido en este jardin de la tristeza, su obra más alla de las palabras fue un esenario donde la vida le dio el mas alto de los honores y la mas cruel de las pasiones, su fin es otra de sus obras y sin duda alguna la mas gloriosa como la dice en su ultima carta: Descansaremos en ese campo santo que nos reservo la nostalgia. solo Dios en su lúgubre misericordia nos avivara en su gloria subleme y aterradora. ME despido con las frases de otro ángel: solo conocere la paz en el momento q pueda ver sin miedo los ojos de la nada absoluta...