Portada del libro "Dios es redondo" del escritor mexicano Juan Villoro. Editorial Planeta.El fútbol para mí es un recuerdo infantil diluyéndose como el agua entre los dedos. Es la imagen de un pimpollo que no quería ver la gran ciudad de Lima creciendo en el caos, y mi padre sigue siendo el espejismo que me lleva todos los días de la mano al estadio de fútbol de la capital de Perú: el Estadio Nacional (hoy ya existen otros más enormes).
El fútbol, como decía Borges, es una gran estupidez, una encerrona de 22 jugadores corriendo detrás de una pelota como unos huevones (léase, imbéciles); sin embargo el gran Albert Camus contaba que gracias al fútbol había aprendido todo lo que sabía, osea que, hipócrita lector, saca tus cuentas y de la chistera a "El mito de Sísifo" y "El extranjero" (no te olvides tampoco que Camus había sido en su adolescencia arquero y delantero del Racing Universitario de Argel). ¡Qué ofrenda literaria más hermosa cargada de tanta elegancia y amor por el balompié, maestro!. ¿Qué más habría escrito sobre fútbol si el escritor argentino Roberto Fontanarrosa hubiera sido inmortal?. Fontanarrosa no es Camus, pero ambos coinciden en algo, tenían una gran pasión por el balompié.
Este año he vuelto a reconciliarme con el fútbol, y he metido en la mochila el libro de Don Quijote de la Mancha, asistiendo con la emoción del primer niño para contemplar la algarabía de la masa alborotada un coliseo deportivo, en este caso, el Santiago Bernabeu, en el mismísimo centro del fútbol europeo de hogaño: Madrid (1).
Acomados en los asientos de norte desde donde se puede contemplar como se llenan poco a poco las tribunas del santiago Bernabeu. Foto: literatambo agosto 2009.Hoy domingo 20 de setiembre de 2009 ha vuelto a ganar el Real Madrid, y ya es líder del campeonato liguero español, y como repito, si esta vez abordo como un pirata, sin espada ni pata de palo, al fútbol, es porque el deporte de los balones no está muy ligado a la literatura, y, por lo tanto, quiero reconciliarlos, a pesar de la existencia de un respetuoso número de amoríos literarios de escritores con el deporte de la pelota, entre ellos el que ya mencioné párrafos arriba, Roberto Fontanarrosa.
Siempre se nos ha hecho creer que el fútbol nunca ha sido intelectual. Y eso Fontanarrosa lo sabía, y quizá también Mario Benedetti, porque eso de "intelectualidad" suena sospechoso. Si no, que le pregunten a mi padre cuando compraba a plazos el libro "Tradiciones peruanas" de Ricardo Palma o "El mundo es ancho y ajeno" de Ciro Alegría y hablaba a la vez con tanta fantasía de un partido entre el Boca Juniors (2) contra los pincharatas de los Estudiantes de la Plata (3) o de los goles del Sport Boys del Callao (4) y de su querido Universitario de Deportes (5).
El fútbol también está cargado de tómbola literaria y nos dejó regados en el camino a escritores de aquí o acullá que destejieron su talento para rendir pleitesía a los goles. En Lima, han habido poetas que le han escrito loas a los goles del Alianza Lima (6), el equipo más popular de la capital de Perú (al lado del Universitario de Deportes, el queridísimo equipo de mi progenitor). El poeta peruano Juan Parra del Riego, en los años veinte, escribió "Polirritmo dinámico a Gradín, jugador de foot-ball”, del cual les apunto esto:
"La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla,
se revuelca una epilepsia de colores
y ya estás frente a la valla
con el pecho... el alma... el pie...
y es el tiro que en la tarde azul estalla
como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red.
¡Palomares! ¡Palomares!
de los cálidos aplausos populares...
¡Gradín, trompo, émbolo, música, bisturí, tirabuzón!
(¡Yo vi tres mujeres de esas con caderas como altares
palpitar estremecidas de emoción!)
¡Gradín! róbale al relámpago de tu cuerpo incandescente
que hoy me ha roto en mil cometas de una loca elevación,
otra azul velocidad para mi frente
y otra mecha de colores que me vuele el corazón".
Juan Parra del Riego
La pelota está en movimiento y los hinchas vibran emocionados en cada jugada. Más es la espectación que el juego impecable. Las masas se ciegan cuando corre a prisa el tiempo y la adrenalia. Foto: literatambo agosto 2009.
Hay otros escritores como Horacio Quiroga que publicó en 1918 el cuento “Juan Polti, half-back” en la revista Atlántida, donde se lee con sobresalto el suicidio del jugador Abdón Porte, que jugaba en Nacional de Montevideo. Se comenta que uno de los mejores libros sobre fútbol es “El penal más largo del mundo”, del desaparecido Osvaldo Soriano. Muchos años antes, en 1951, el italiano Pier Paolo Pasolini escribió “Muchachos de la vida”, una pequeña historia que describe una partido de fútbol bajo un tórrido sol. Títulos hay muchos, pero entre los últimos se encuentra el libro "Dios es redondo”, del mexicano Juan Villoro, que se publicó en 2006.
Y como me fascina la plasticidad de la poesía les copio el poema "Los jugadores", del chileno Pablo Neruda:
Juegan, juegan.
Agachados, arrugados, decrépitos.
Este hombre torvo
junto a los mares de su patria, más lejana que el sol,
cantó bellas canciones.
Canción de la belleza de la tierra,
canción de la belleza de la Amada,
canción, canción
que no precisa fin.
Este otro de la mano en la frente,
pálido como la última hoja de un árbol,
debe tener hijas rubias
de carne apretada,
granada,
rosada.
Juegan, juegan.
Los miro entre la vaga bruma del gas y el humo.
Y mirando estos hombres sé que la vida es triste.
Pablo Neruda
El año pasado , como para recordar las salidas deportivas al estadio de José Díaz de Lima y ver jugar al Universitario de Deportes ("U") de la mano de mi padre, asistí a un partido del Cienciano del Cusco contra la "U". El taxista que me llevó al estadio me contó que el equipo cusqueño es tan famoso ahora que cuando la gente relaciona a un equipo de fútbol con el Perú, no lo hacen con los equipos de la capital de ese país andino, sino con el Cienciano del Cusco (7). Me contó también que esa vez que jugó el Cienciano contra el Boca Juniors (los del Cusco ganaron a los de Buenos Aires por tres a cero) la ciudad se llenó de argentinos e hizo muchos servicios de taxi llevando a hinchas llegados de la tierra de Borges. El fútbol también mueve pasiones y los bolsillos, sino que le pregunten a Leonel Messi, la estrella del FC Barcelona (8) que cobra anualmente 10 millones de euros. Si esto lo supiera el taxista cusqueño.
Arriba, el ambiente que se vive en las tribunas del estadio Garcilaso de la Vega del Cusco, Perú, es de los mejores. Abajo, parte del partido entre el Cienciano y el Universitario de Deportes de Lima que me tocó ver en la tierra de los incas. Foto: literatambo agosto 2008.Como decía, hace dos semanas asistí al Santiago Bernabeu para ver al equipo que todos dicen en Europa que es el que está de moda, y, el más caro de la historia: el Real Madrid. El Madrid jugaba contra el Club Deportivo La Coruña (9), equipo del que me enamoré cuando llegué de marinero al puerto de A Coruña a bordo de una fragata peruana cuando tenía 17 años. Además, dicho sea de paso, la primera vez que vi un partido de fútbol en España fue efectivamente en La Coruña, en el estadio Riazor -cerquita a la playa del mismo nombre donde me he bañado infinidad de veces- esa vez fui acompañado de mi gran amigo gallego Manolo, que fue el primero que me envió de regalo por correo a Lima, los libros del cisne del padrón, la poeta Rosalía Castro.
Esta vez, en el Santiago Bernabeu la sensación ha sido muy distinta a los arroces con leche que mi padre me compraba antes de los partidos en Lima, o al pollo a la brasa que me comí junto a los míos antes de ver al Cienciano - "U" en el Cusco el año pasado, esta vez en Madrid, cerca de la Puerta del Sol, en el famoso Museo del Jamón, Dietrich, Mathias y yo compartimos unas cervezas heladas San Miguel antes del partido. Luego llegó el metro con sus ríos de gente bajando en la estación Santiago Bernabeu. Solo nos faltaba un billete, y lo conseguimos en taquilla, algo que nos pareció raro siendo la inauguración del campeonado de Primera División de España. Los alrededores del estadio era una fiesta y nunca he visto a tanta gente ataviada con la camiseta de un jugador: el número 9 de Ronaldo.
Vista del "Museo del jamón", local ubicado a pocos metros de la Puerta del Sol, en Madrid. Foto: literatambo agosto 2009.
Ingresamos a las tribunas luego de ver el control riguroso que se hace para acceder al estadio. Desde lo alto, en la zona norte del Bernabeu, pudimos ver como se llenaban poco a poco los graderíos del hermoso coliseo deportivo. Salieron los jugadores al gramado de juego. Calentaron músculos y doblaron piernas. Después salió, para dar el play de honor, el jamaicano Usain Bolt, el atleta más veloz del mundo, que días antes en Berlín había dejado a todos con la boca abierta al batir un nuevo record en los cien metros planos con 9.58 segundos. Entonces empezó la liga y el estadio del Real Madrid fue una verbena, con confites por aquí y por allá, con sonidos de trompetas y las letras del himno madrileño que siguen todavía horadando mis orejas, entonces llegó el gol de Ronaldo y la gente saltó de sus butacas y recordé las palabras de Jorge Luis Borges, diciendo que el fútbol es una estupidez, una gran estupidez de masas, y también me vino a la cabeza la sorna que imprime el título del libro de Villoro "Dios es redondo". Joder que es verdad, que sí, que con este fenómeno la globalización de la pelota está convirtiendo a casi a más de la mitad del planeta en víctimas de la dictadura del balón. El balón hipnotiza a los espectadores en los estadios y a los que están boquiabiertos delante de los televisores. Tanta razón tenías Jorge Luis.
El atleta más veloz del mundo, Usain Bolt, da el play de honor antes del partido Real Madrid - Deportivo La Coruña. Abajo las tribunas vibran, mejor dicho, la masa, en plena nirvana grupal. Fotos: literatambo agosto 2009. ¿Quién nos salvará del fútbol?. Yo no, por supuesto. Lo acepto tal como es, con su bemoles y sus reprimendas. Con sus contradicciones económicas que nos enseñan sus peores caras en tiempos de crisis en España: véase el caso de Messi del FC Barcelona que ya escribí arriba o el pago de los nuevos fichajes que ha hecho el Real Madrid en la presente temporada o el presupuesto récord para el próximo año del equipo merengue de 422 millones de euros sin contar con la deuda que acumula el club de Florentino Pérez de 457 millones.
Esto es el fútbol señores. Llena de anécdotas que nos hacen reír y llorar, como el de Jürgen Sparwasser metiendo el gol de la victoria por la ex DDR sobre la Alemania Federal en el Mundial de 1974, jugador que luego se escapara de la ex República Democrática Alemana, o, los goles de la selección argentina en el mundial de 1978 a pocos metros de los lugares donde eran torturados presos políticos durante el régime militar dirigido por Rafael Videla. O el Maracana en silencio cuando Brasil, en un día maldito para los cariocas y glorioso para los charruas, perdía la Copa Mundial de 1950 ante Uruguay, y, elevando la derrota a la categoría de duelo nacional y reportandose muchos suicidios. El fútbol es eso señores, lavatorio social y purgante de las masas. Entonces no me queda más que decir, parafraseando a Villoro, que el Dios es una pelota. ¡Que viva Dios, señores!.
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