martes, 29 de septiembre de 2009

LA LUZ Y LA OSCURIDAD DE JOSE ANTONIO MUÑOZ ROJAS


"El otoño avanza su velo sobre el campo germano. Las hojas caen silentes en medio de mis manos"(1) .
En la foto, hojas de un árbol en Baden Baden, Alemania. Foto del domingo 27 de setiembre de 2009. Baden Baden, Alemania 2009. Foto: M.S.

La leyenda dice que cuando un poeta muere una estrella se vuelve más brillante. Ha muerto el poeta José Antonio Muñoz Rojas. Nacido en una de las ciudades andaluzas por donde he paseado mis huesos húmeros, parafraseando "huachafamente" al gran poeta César Vallejo: Antequera. Seguro que el poeta Muñoz Rojas conocia intensamente la fuerza telúrica de los versos del poeta más universal de América.
Antequera es una hermosa ciudad abierta como una mano sobre el ombligo de Andalucía, desde lo alto de esa ciudad se puede contemplar el paisaje que la circunda: olivares bailando entre los vientos y campos lamiendo la piel de los caminantes. Por ese rincón de España anduve con mi rocinante invisible cargando una mochila con poemas de Lorca. Dicen que Muñoz Rojas amaba los poemas de Juan Antonio Machado.
Ahora que con el dolor en el corazón ha desaparecido este poeta, dicen que hay más estrellas en el cielo que alumbran como relámpagos, mientras que a los de a pie, el otoño les acerca su hocico de hoja aurífera.

Buenas noches José Antonio y descansa en paz.
Va por la poesía un poema de usted, de uno de sus poemarios más bellos que escribió: "Oscuridad adentro".

ME DICEN QUE OS DIGA…

Soy un poeta que tiene
la voz temblorosa, y no sabe
qué clase de luz se le viene a las manos,
y cómo disponerla, y decirles
a los demás la clase de luz
que se le viene de pronto, sin saberlo, a las manos.

No sabría deciros, si alguien
no estuviera por dentro diciendo:
“Di ahora: La luz tenía esta forma,
y una vez comenzado sigue siempre”.

No sé muy bien qué luz sea esta;
no sabría deciros de la voz.
Soy un poeta a quien se le dice.
Escucho. Os hablo. Acaso me entendáis.

De esto que digo apenas sé la forma.
Siento una resonancia, pego el oído.
Se viene la palabra como un agua.
“Diles esto. No digas otra cosa”.

No es triste ni alegre. No es triste
ni alegre un poco de ceniza.
Es un poco de ceniza. Si lo vemos,
decimos: Es sólo un poco de ceniza.

Claro que no digo lo que tengo pensado,
porque tampoco lo sé muy bien. Me dicen
que os diga. Nunca dicen:
“Diles algo que entiendan”. Simplemente:
“Diles”, y a veces solamente
es como un poco de ceniza.

Como una chispa de luz que la ceniza
llena olvidada, y otras veces
es un derramarse de algo como la tristeza
o la alegría.
No me hagáis responsable.
Más vale que paséis sin parar.
Uno es un poeta que ve de pronto una rendija
abierta a una luz indudable.

(del libro "Oscuridad adentro" del poeta José Antonio Muñoz Rojas)


(1) versos de literatambo.

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