Hoy día me ha entrado una borrasca de los mil demonios que parezco un barco de papel en medio de un océano perdido. En estos precisos momentos, mientras te escribo, hipócrita lector, muere gente inocente en Gaza ( ¿cómo saber quién es inocente y quién es culpable?), y, entonces me pregunto ¿cómo escribir sobre lo que más me gusta: la literatura?: si escucho a mis espaldas el grito de seres humanos despanzurrados por el odio.
„Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?
(...)
Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?“ (1)
escribió César Vallejo.
El delicado tema palestino-israelí es un asunto muy complejo que ya me gustaría que el maestro Borges, acostumbrado a sus galimatias y arcanos literarios, me lo hubiera podido descifrar, o mejor dicho, solucionar. Pero me impongo la penitencia que el viejo se hubiera equivocado, porque todos los hombres caemos a veces en el error. Si se despertara el rey Salomón todo sería distinto. En verdad que no lo sé. Pero lo intuyo.
Ayer, después de leer los diarios, escuchar la radio y ver la televisión, para meter la cabeza como un avestruz en mis zapatos, releí el cuento El Aleph de Jorge Luis Borges. Ojalá dentro de unas horas, dentro de unos minutos, dentro de unos días, dentro de unos meses, dentro de unos años, dentro de unos siglos, hallaran en el sótano de alguna casa abandonada el Aleph, los que, se hacen llamar o los han llamado, representantes de ambos pueblos.
La muerte es perversa. El odio es perverso. Si le compráramos un espejo a los de allá y acuyá, quizá, conseguiríamos que un rayito de luz cayera en sus cabellos o cabeza (debajo está el cerebro, no se olviden) para tranzar el derecho sobre una tierra en donde ambos se prorrogan ese derecho. Un tema sumamente picante y delicado, cuidado, pero que de ninguna manera podré aceptar el pretexto torpe de la masacre, venga de donde venga.
El tema no es fácil, porque, históricamente hemos sido casi todos culpables de su erupción. De esa lava se alimenta la industria de la muerte.
El Aleph, por Dios que aparezca:
- ¿El Aleph?- repetí.
-Sí, el lugar donde están sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos.(2)
Me quedo aquí, porque, ya tú sabes. No me vaya a tildar alguien de ser „pro este“ o „pro otro“ (3). Estoy en contra de toda clase de matanzas, contra todo pensamiento único, porque el mundo tiene muchos colores y porque „soy un moro judio que vive con los cristianos“, hindues, budistas, etcétera, y, todo lo que existe sobre la pachamama (4).
MILONGA DEL MORO JUDIO
Por cada muro un lamento
en Jerusalén la dorada
y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
y aunque sangro de tu herida,
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.
Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.
No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
no importa el disfraz que viste,
perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.
Y a nadie le dí permiso
para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre
y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido
no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.
MILONGA DEL MORO JUDIO. Jorge Drexler.
Para ver y escuchar el vídeo de la „Milonga del moro judio“ en la voz de Jorge Drexler hacer clic abajo:
http://www.youtube.com/watch?v=R3lb7Vx2yVI
(2) El Aleph. Jorge Luis Borges.Unidad Editorial S.A. Madrid. 1999. Página 111.
(3) "Yo no digo lo que pienso sino lo que me pregunto si no podría ser pensado"
(Michael Foucault)
(4) Hoy hemos emitido en el programa "Haltestelle Iberoamerika" que se transmite desde karlsruhe, Alemania, la canción de Jorge Drexler „Milonga del moro judio“. Arriba copié el texto y colgado el link para que puedan ver y escuchar a su autor cantándolo. Me despido aquí. Un abrazo.
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