Konrad K. se compró un boleto de tren anual para recorrer Alemania entera. (Hasta aquí, la historia del susodicho, es verdadera y fue lanzada en un reportaje de la televisión alemana. Lo que sigue no sé si lo leí, lo escuché o lo invento).
Durante doce meses Konrad K. cruzó en tren la geografía alemana, holisqueó lavabos, habló con gente con ideas de derecha y con ideas de izquierda, durmió en las cabinas y en las esquinas de los trenes. Comió, bebió y conoció a muchas personas que ahora ni siquiera se recuerdan de su cara.
Así como Konrad K. nosotros también recorremos nuestra existencia. Dispuestos a conocer todo y a experimentar todo. Hasta que nos damos cuenta que no somos inmortales y que la vida nos apea del tren en cualquier estación. Pero mientras vivimos hay que seguir dándole, martillándole, empujándole (diástole y sístole) como sobre estas líneas que ahora tú lees, invirtiendo tu tiempo, tus sueños, tus ojos, tu memoria, que no será la memoria de mañana, porque mañana no existirás más.
Por eso empezé este blog junto a tí, repito, que me lees, invadiendo la blogosfera, garabateando estas primeras palabras desde el centro de Europa, desde una ciudad que lleva mi segundo nombre, Carlos, en alemán, Karl; y que tiene mucho de tranquila "Ruhe": osea, Karlsruhe, que no tiene nada que ver con la Lima que me vio nacer y que es intranquila: Limaunruhe (todos los seres humanos somos dialécticos por naturaleza y siempre buscamos las antípodas).
Desde esta tarde de abril empiezo estas letras, decía, en medio de un calor que no es normal en este mes en Alemania. Cambio climático, dirá alguien, cosas del tiempo, dirá otro. En fin, aquí empiezo, sabiendo que algo en el mundo cambia, que el clima cambia. Que le hemos partido la barriga a la pobre (a la rica) pachamama, a la madre tierra. "Sólo cuando se haya cortado el último árbol, sólo cuando el último río haya muerto envenenado, sólo cuando se haya pescado el último pez, sólo entonces verás que el dinero no se puede comer" dice una profecía india. Entonces será tarde para nosotros y/o temprano para una nueva generación de seres que habiten o deshabiten este planeta.
Por la vida. Por la literatura. Por la naturaleza. Va por ustedes.
José Carlos Contreras Azaña
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