Desde que llegué a Perú no me he acercado a este blog. Miento. La única vez que lo hice fue después de visitar la Ferial Internacional de Libro de Lima. Eso ya hace varias semanas, y, guardo material fotográfico de esa visita que presentaré en el futuro.
En honor a la verdad, Perú y Bolivia (donde la semana pasada comenzó la Feria Internacional de Libro de La Paz) me han comido por completo. Es increible sentir tanta belleza que se cruza en tu camino, tanta gente amable y tantas vivencias positivas y otras llenas de salvajismo.
Lima ha sido para mí el reencuentro con mi infancia: el cebiche, el pisco sauer, los amigos, pero sobre todo sus olores y sus sabores. En Lima metí en mi mochila los libros: "Poemas escogidos-Selected poems" de Carlos Germàn Belli e "Historia del Perú contemporáneo" de Carlos Contreras y Marcos Cueto y me enrumbé al sur de Perú, en la mismísima tierra de los Incas.
Cerca de Pampa Galeras (1), a 4.200 metros sobre el nivel del mar, tuvimos un accidente automovilístico que costò la vida a una persona. En Cusco tuve que recuperarme del susto y ver el partido de fútbol que enfrentó al Cienciano con el Universitario de Deportes, luego de haber pernoctado en la ciudad de Abancay, en Apurimac.
Cusco sigue tan encantadora como antes, aunque, la llegada a Machu Picchu estuvo rodeada de muchos comentarios poco agradables por parte de pasajeros peruanos en torno a la empresa que posee la conseción ferroviaria a las imponentes ruinas que cantaran poetas y que hicieran una vez brotar lágrimas de mis ojos de joven la primera vez que las vi. Pero Machu Picchu está allí, intacta, y, hasta allí me cargué a mis libros y a mi hijo.
¿Sabrà alguna vez el gran poeta Carlos Germán Belli que entre las ruinas de Machu Picchi le recité a mi hijo en los oidos el "Oh hada cibernètica" o los poemas cortos que presenta "Poemas escogidos - Selected poems?
Abrevio la cosa, porque ya contaré más. Aguas Calientes, el pueblo que está cerca de Machu Picchu ha cambiado una barbaridad. Tres días de fascinación allí me besaron el alma. Al volver al Cusco se metió en mi mochila el libro de Fernando Vallejo "La puta de Babilonia". Asì llegué a Puno, cargando más libros, y luego traspasé (traspasamos) la frontera, acompañado siempre por las aguas sagradas del lago Titicaca hasta llegar a Copacabana (2).
En Copacabana me he quedado anonadado de tanta belleza y tranquilidad. Me he quedado días delante del lago, durmiendo en una casa levantada a unos pasos del Titicaca. Por las noches, mientras la luna llena acariciaba mi cabeza, escuchaba las olas del sagrado lago y leía todas las mañanas en el pequeño muelle construido delante de nuestra vivienda los libros que antes mencioné.
Estuve también en la Isla del Sol. Una mágica esquina que me dejó con la lengua afuera por la caminata larga bajo un sol fuertísimo, luego de atravesar en barco el lago unas horas.
De Copacabana me llevé el libro del joven escritor peruano Julio Meza, que nuestra anfitriona me ofreció. Julio Meza pertenece a esa nueva camada de autores peruanos que son una realidad y no una promesa.
Ahora estoy en Juliaca y hoy se han metido a mi mochila el libro del Inca Garcilazo de la Vega "Los comentarios reales" y de Julio Ramón Ribeyro "La palabra del mudo".
Mañana salgo para Arequipa.
Ya contaré más. Sólo quería dar señales de vida, a pesar que la muerte se cruzó en mi camino (en nuestro camino). ¿Será hermoso morir rodeado de libros hermosos?.
Entre las anècdotas más bonitas está la de un joven médico tunecino -que viajaba con nosotros el día del percance automovilístico entre Puquio y Chalhuanca (cerca de Pampa Galeras, en el departamento de Ayacucho) - con quien abordamos un taxi para entrar a la Plaza del Cusco (3). Nunca he visto en mi vida a un hombre tan feliz por ver una ciudad, vi sus ojos de encanto y le escuché hablar español con acento árabe diciendo "estoy en el Cusco, no lo puedo creer". Repito, nunca he visto tanta emoción en un ser humano entrando a la capital de los Incas.
Aquí me quedo. Espero empezar a escribir desde Arequipa o desde las Pampas de Nasca, esas pampas que amara tanto esa grandiosa alemana de nombre Maria Reiche.
Buenas noches desde Juliaca, Puno, Perú.
(1) Reserva Nacional Pampa Galeras Bárbara d'Achille
Parque Nacional de Pampa Galeras - Wikipedia, la enciclopedia libre
(2) Copacabana, Bolivia - Inicio
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