„Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua“"El Principito". Antoine de Saint Exupéry.
Por Jose Carlos Contreras
¡Vaya! ¡vaya! Quien lo hubiera pensado, estamos en la segunda década del siglo XXI. El tiempo corre a una velocidad de meteorito, mientras muchos avizoramos un futuro donde nos vemos delante del espejo pintando canas, otros apenas han salido del cascarón. Alguien dijo por allí que la vejez es una masacre. Bueno, en fin. Ha llegado el 2010. Y con ello la posibilidad de dar un paso al frente y confeccionar listas con los libros preferidos de la década que feneció.
Con el arribo de 2010 nos vienen un mogollón de pensamientos, porque.la primera década del siglo XXI fue una etapa colmada de cambios tecnológicos. Las transformaciones acaecidas en el campo de la comunicación a través de Internet como Facebook, Twitter, I-Pod, y celulares de tercera generación con acceso a la red, seguirán alterando o ¿enriqueciendo? la vida cotidiana de los habitantes del planeta: los teléfonos móviles nos han alargado las orejas, e internet nos ha extendido los ojos y las orejas también. Por el momento barrunto que los productores de libros digitales seguirán luchando a través de lobbys para imponerse en el mercado. Ni esto lo hubiera soñado Gutenberg o Julio Verne, ni Marconi ni Meucci, por lo tanto el primer año de la segunda década del Siglo XXI será el año cero del libro electrónico (a veces nos educan pensando que para llegar a la felicidad hay que acumular cosas).
En la pasada década muchas palabras nuevas se convirtieron en un referente cotidiano en la gente de habla castellana, especialmente las que suele usar la prensa, una de ellas es la palabra „talibán“: Vocablo que se publicará en la vigésima tercera edición del diccionario de la Real Academia de la Lengua en 2013. Otras palabras que podríamos unir a esta lista son digitalizar, correo electrónico, salvapantalla, entre otras, y quizá el verbo „googelear“, que viene de la palabra Google y, que ya lo he escuchado muchas veces.
La década pasada, además, fue testigo de los ataques de Al Qaeda contra Estados Unidos, un 11 de septiembre del 2001 (lo que ha acarreado hasta el momento muchos costos de vidas humanas y materiales en Afganistán e Irak) y que ha dejado un poco de lado el contexto semiótico que para muchos latinoamericanos significaba la fecha 11 de setiembre: el golpe de estado y la muerte de Allende en Chile. Empero 11 de setiembre sigue teniendo una estructura simbólica oscura y triste.
Por otro lado, China, Rusia, India, Brasil y otros países emergentes tomaron posiciones en el tablero de ajedrez internacional al lado de los que repartían decisiones en el mundo después de la caída del muro de Berlín. Barack Obama fue elegido presidente. En Latinoamérica gobernaron y gobiernan varias mujeres. Sin embargo en esa región sigue viviendo el 34% de la población bajo los niveles de pobreza y el 13,7% en la indigencia.
En 2002 se introdujo el Euro a los mercados. En 2004 hubo un tsunami que azotó las costas de Asia tras un terremoto de 8,9 grados de la escala de Richter. Otros tsunamis vinieron después cuando la economía mundial se sacudió con la crisis severa de las inmobiliarias, antes ocurrieron las del punto com. Al final de la primera década del siglo XXI el Estado y el mercado jugaron un tándem algo extraño en tiempos en que el capitalismo levanta sobre nuestras cabezas el semáforo del libre mercado. Alguien decía por allí que, tras la crisis de las inmobiliarias, las ganancias se privatizan y las pédidas se socializan. No se olviden que el miedo también es una estrategia.
La primera década del siglo XXI también fue testigo de los avances de la investigación del genoma humano y de las nuevas tendencias en las ideas sobre la familia, el matrimonio, los derechos de los homosexuales y el aborto. Además, con la condena del crítico Liu Xiaobos, nació el Mandela chino. Todos estos son temas que les ronda por la cabeza a los creadores de palabras, a los escritores de allá y acullá. Pero sobre todo creo que el cambio climático es uno de los temas que más les preocupan. Y le preocupa al mundo entero. Eso creo, a pesar que las cumbres no sirvan para mucho. En diciembre de 2009, en Copenaghe, sede de la última cumbre del clima se leyó un cartel tan provocador y tan lacerante que decía: „si el clima fuera un banco hace tiempo que lo habrían salvado“.
No hay que olvidar que en el mundo hay 900 millones de coches y que para producir un kilo de carne se necesitan 13.000 litros de agua. Desde la segunda mitad del siglo pasado el volumen de pesca se ha elevado de 18 a 100 millones de toneladas. Los expertos profetizan que en 2025 la escasez de agua podría afectar a 2 mil millones de personas. Paro aquí porque no soy el apóstol San Juan, y me remito a lo que decia Elías Canetti "¿regresará Dios cuando su creación esté destruida?".
Ahora vamos a lo que queríamos llegar, lanzar una lista de los libros que podrían ser los mejores de la década. Pero antes un par de conjeturas. Toda lista que se confecciona con el fin de denominar el mejor libro de un determinado tiempo o espacio puede ser absurdo y a veces paradójico, pero sobre todo, bajo su perfil arbitrario, se puede tornar confuso y ridículo, en el cual, sin embargo, se puede esconder alguna verdad, aunque la verdad total solo lo sabe Dios y los imbéciles.
Entre los libros que puedo denominar como los imprescindibles, y otros dirían los mejores de la década pasada, se encuentran „2666“ y „Los detectives salvajes“ de Roberto Bolaño (1) , „Tu rostro mañana“ de Javier Marías, „Rabos de lagartija“ de Juan Marsé, „Soldados de Salamina“ de Javier Cercas, „El mar“ de John Banville, „Sale el espectro“ de Philip Roth (2), „La carretera“ de Cormac McCarthy y „La maravillosa vida breve de Óscar Wao“ de Junot Díaz.
Despierta mi admiración el trabajo literario en esta década de Herta Müller (3) , Enrique Vila-Matas, Rafael Chirbes (3), Amos Oz, José Saramago, Haruki Murakami, John Updike, Juan Goytisolo, Jean-Marie Le Clézio, Joan Margarit, Cronwel Jara Jimenez, Manuel Rivas, Tobias Wolff, Carlos German Belli, J.M. Coetze, Paul Auster, Kazuo Ishiguro, Roberto Saviano, Leonardo Padura, Peter Handke, Ma Jian y el desaparecido Winfred Georg Maximilian Sebald.
Asimismo me despierta mucha curiosidad el fenómeno Harry Potter, de J.K. Rowling, a quien se agradece haber despertado en muchos infantes las ganas de devorar libros de más de 500 páginas, un buen comienzo para algún día saltar a obras de Cervantes o Dostoievsky. Despiertan también mi curiosidad otros fenómenos literarios como Paulo Coelho, Carlos Ruiz Zafón, Ken Follet, Dan Brown, Stephenie Meyer y Stieg Larsson (4).
Y finalmente un detalle importante: me llama mucho la atención la deuda que tiene todavía pendiente España con Don Manuel Azaña, genio y portento de la palabra.
(1) Roberto Bolaño murió en el 2003, cuanto tenía cincuenta años.
(2) Roth ha sido propuesto tantas veces para el Nobel de Literatura. Y hasta ahora nada de nada.
(3) Leer a Herta Müller en alemán es una delicia. Su prosa está cargada de una intensidad poética que asusta.
(4) Atención con este escritor español. Mucho ojo, mucho ojito que Chirbes es filigrana pura.
(5) Igualmente atención con este autor, que murió en 2004 cuando tenía cincuenta años , y tiene una biografía "políticamente no incorrecta".
No hay comentarios:
Publicar un comentario