Ando alejado de este hermoso blog y de sus hermosos lectores (la hermosura se mide con el alma, señoras y señores) desde la segunda quincena del mes de febrero. Y vuelvo a él, en circunstancias en que los vecinos de la región que habito estamos tristes y conmocionados por los sucesos acaecidos esta mañana en la ciudad de Winnenden (1), una localidad ubicada cerca de Stuttgart, a más de 50 kilómetros de Karlsruhe, la ciudad donde vivo. No puedo dejar de pensar en los padres de las víctimas, ni en los familiares. La muerte es dolorosa. Espero que se hable más del tema en estos días no sólo en las escuelas, porque hechos como el ocurrido hoy en Winnenden envuelven a toda la sociedad.
La noticia me llegó cuando leía a Goethe. Tengo un libro que me regalaron mis alumnos con los poemas más afamados de la literatura alemana. El libro se llama „Stimmen im Kanon“ (2), que es una hermosa colección de poemas elegidos por Ulla Hahn y publicada por la Editorial Reclam. Como había salido algo de sol -tras varios días de lluvias que han humedecido mis zapatos hasta el hartazgo- me tropecé con un poema de Johann Wolfgang Goethe, titulado „Mailied“ (Canción de mayo) el cual, por las circunstancias de tristeza que envuelve a la zona desde donde escribo, no publico (también lo traduje y lo colgaré en LITERATAMBO en otra oportunidad).
(„El dolor nos agarra, hermanos hombres / por detrás, de perfil).
Transcribo más abajo el poema „Un hombre pasa con un pan al hombro“, porque la poesía del poeta peruano más universal nos transporta a los pantanos y a las praderas de la condición humana:
(„Considerando también / que el hombre es en verdad un animal / y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...“)
El poema „Un hombre pasa con un pan al hombro“ perteneciente al libro „Poemas Humanos“ según el crítico literario y escritor Osvaldo Gallone, ilustra una lógica irrebatible; frente a la cotidianeidad –pueril o atroz, tanto da- la palabra literaria es insuficiente, deviene caricatura, sonido hueco o artículo suntuario (2)
UN HOMBRE PASA CON UN PAN AL HOMBRO
Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?
Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?
Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano
¿Hablar luego de Sócrates al médico?
Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?
Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?
Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?
Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?
Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?
Un banquero falsea su balance
¿Con qué cara llorar en el teatro?
Un paria duerme con el pie a la espalda
¿Hablar, después, a nadie de Picasso?
Alguien va en un entierro sollozando
¿Cómo luego ingresar a la Academia?
Alguien limpia un fusil en su cocina
¿Con qué valor hablar del más allá?
Alguien pasa contando con sus dedos
¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?
(1) Tragedia en una escuela alemana (Estrella Digital. España. 11 marzo 2009)
Tim K. erschießt sich selbst (Taz. Berlín. Alemania. Edición digital. 11 marzo 2009)
(2) Reclam Verlag: Stimmen im Kanon
(3) César Vallejo, el peruano universal. Osvaldo Gallone. Le Monde Diplomatique. Enero 2009. Número 159. Página 27.
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