miércoles, 3 de diciembre de 2008

NIÑOS Y LITERATURA. ¿CÓMO HACER PARA QUE LEAN?: ARMAS VERSUS LIBROS


Mientras la Feria del Libro de Guadalajara www.fil.com.mx forma la marimorena en México, acabo de visitar la Karlsruher Bücherschau por tercera vez en esta temporada. La Bücherschau es una Feria de Libro acondicionada en un local de dos plantas ubicado en el centro de una de las ciudades más tecnológicas de Alemania, Karlsruhe. Desde Karlsruhe se puede llegar a Paris en tres horas placidamente acomodado y leyendo, por ejemplo, El mundo de Sofía de Jostein Gaarder. Por Karlsruhe pasa la principal red de autopistas que unen el norte de Alemania con Suiza, Italia y el noreste de Francia. En Karlsruhe nació Carl Benz, considerado como uno de los inventores del automóvil, también el premio Nobel de Química Richard Martin Willstätter, la escritora Marie Luise Kaschnitz y el futbolista Oliver Kahn, y, aquí vivo admirando casos como la Karlsruher Bücherschau que fomenta la lectura en todos sus rincones y que en la presente edición tiene como invitada especial a la literatura irlandesa.



Fuente fotográfica: literatambo

Visitando la Bücherschau, decía, lo que más me ha llamado la atención es el énfasis que sus organizadores le ponen al fomento de la lectura entre los infantes. Los pequeños son los mimados y poseen en esta feria una superfície de más de 200 metros cuadrados para ver, leer, oler, tocar, pensar, gritar, jugar -acompañados habitualmente de sus padres- todos los libros que se exponen; desde obras sobre elefantes, pájaros y dinosaurios, hasta cuentos de la autora teutona Cornelia Funke Homepage von Cornelia Funke o libros como El niño con el pijama de rayas de John Boyne.

Fuente fotográfica: literatambo.


Al lado de la sala de lectura para los niños existe otro pequeño pabellón en donde se fomenta el uso de los medios digitales, y, además el recinto cuenta con otro escenario para los medios audiovisuales, todo para los peques. En este lugar fue curioso ver que los discos compactos de Paulo Coelho ocupan un lugar privilegiado (ver foto).

Fuente fotográfica: literatambo.

El fomento de la lectura (no solo en castellano) es una de mis mayores tareas entre mis discípulos. Me encanta, de vez en cuando, recibir de esos grandes viajeros que son mis alumnos, libros de cualquier parte del mundo, muchos de los cuales, después, pasan de mano en mano de alguna o algún lector amante de la literatura hispana o, son recomendados de boca en boca para su adquisición futura. Los libros tienen que caminar aunque no tengan patas y no deberían quedarse reposando en los estantes porque de esa manera no existen sino solamente sirven de adorno o material usado para ufanarse por ciertas especies que apenas han leído a Corin Tellado o Dan Brown.

Volviendo al tema del fomento de la lectura entre los pequeños en el Bücherschau de Karlsruhe, seguramente, promover la lectura en un país que cuenta con un respetable presupuesto en esta área debe ser tan difícil como en un país que no lo cuenta en demasía, como por ejemplo en Perú, donde existen proyectos magníficos de fomento a la lectura que afloran como rosas en el desierto en medio de las necesidades en que se vive. No hablo de los populibros u otros homónimos que una vez existieron sino del trabajo de algunas personas que obsequian sus esfuerzos sin recibir nada a cambio, tan solo metidos de pies a cabeza en el mero afán de promocionar uno de los más hermosos placeres: la lectura.


Existen proyectos de fomento a la lectura en diminutas bibliotecas desparramadas en los conos de la ciudad de Lima o en pueblos amazónicos o andinos, de los cuales nadie sabe nada. En esos lugares trabajan personas como hormigas en medio del polvo y la pobreza, donde lo que más sobra es la riqueza pujante de corazones con inmensas ganas de hacer felices a otros. Con esos héroes anónimos me he topado muchas veces en Perú, y la sabiduría que reflejan es una pena que no haya sido utilizada en bien del desarrollo del país. Pero allí están, sabios en medio de la ignorancia que sale de ciertos circulos desde las grandes ciudades.


Hay proyectos como Sarita Cartonera, en Perú y que tiene como hermanas a Eloísa Cartonera en Argentina, Yerba Mala Cartonera en La Paz, Bolivia; y Animita Cartonera en Santiago de Chile. Existen otros como los de la Cámara Peruana del Libro que ha organizado la I Feria del Libro Lima Norte, en el Megaplaza de Independencia en mayo de 2008, acercando de esta manera la lectura a la población del norte de la capital peruana. Hay también grupos como La Casa del Àrbol, organización que fomenta la lectura en la niñez y que en 2006 publicó en su portal los „Consejos para lograr niños lectores“ escrita por Maritza Valle Tejedal, que es miembro de la Asociación peruana de literatura infantil y juvenil – APLIJ, organización que también trabaja arduamente en Perú. Los importantes “Consejos para lograr niños lectores”, lo pueden leer aquí.


Armas versus libros


La pregunta que quizá todos nos hacemos es ¿Cómo hacer que la gente comience a leer?. Existen tantos proyectos en este rubro que son excelentes en la teoría, pero lamentablemente en la práctica se halla su talón de Aquiles. En 2003, el programa PISA prueba auspiciada por la UNESCO puso al Perú en la última rueda del coche conformado por 43 países y dentro del nivel 0 de competencia en el ámbito de la lectura (1).


Un punto clave, aparte de la falta de inclinación a la lectura de la población debido muchas veces a la imperiosa tarea de subsistir el día a día y al ataque mediático que es sometida a través de los medios de comunicación, son las políticas sobre el asunto. Existen programas como Promolibro http://www.promolibro.gob.pe/ que desconozco si también fomentan la lectura respetando las diversas lenguas que se leen en el estado peruano. En ese sentido el ejemplo español de fomentar la lectura tanto en castellano como en catalán, euskera o gallego, es resaltante. y debería ser el caso a seguir en Latinoamérica teniendo como prioridad el respeto a las lenguas ancestrales indígenas y la bilingualidad.


Ante este panorama de mediocridad y desigualdad, la falta de lectura es el punto débil de muchos países en Latinoamérica. No son suficientes las buenas intenciones y la publicidad a mansalva de proyectos que en realidad cumplen con lo que debería de cumplirse a rajatabla, en América Latina la realidad es que se gasta más en la compra de armamentos que en libros (y demás lugares), o en otras triquiñuelas que no viene al caso aquí explicar. Entonces, repito, ¿cómo hacer que la gente comience a leer?.


(1) Experiencias de movilización social a favor de la comprensión lectora

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