sábado, 19 de febrero de 2011

UNA POETA AUSTRIACA: CHRISTINE BUSTA

Arriba, portada del libro Der Atem des Wortes de la poeta austriaca Christine Busta. Su traducción al castellano sería: El aliento de la palabra, publicado por la editorial otto müller verlag

„Cuéntame quién fue ganesh,
Ganesh es hijo de shiva y de parvati,
también llamada durga o kali, la diosa
de los cien brazos


José Saramago
El viaje del elefante


„Es mejor ser un ser humano insatisfecho
que un puerco satisfecho; y es mejor ser
un Sócrates insatisfecho que un tonto
satisfecho“

John Stuart Mill


por Jose Carlos Contreras

El lunes pasado anduve recorriendo München, antes de arribar, las imágenes en la madruga de las estaciones de trenes en Baviera me sobrecogieron mucho. Al amanecer, una leve neblina decoró el resto de mi trayecto, cuadro que se despintó en los ojos porque me quedé dormido con un libro en las manos hasta que anunciaron que había llegado. Dormir en un tren es un placer si se tiene un buen libro dando calor al corazón. Sobre una estación de trenes, gente dormida, cartas en la madrugada y un grillo que entona un concierto desbaratando el silencio de alguien que quizá no concilia el sueño, o está a la espectativa o atento a algo que podría suceder, y, por lo tanto, se transforma en testigo de la noche, habla el poema „Signale“ de la poeta austriaca Christine Buste que acabo de leer y he tenido la torpeza ultrajante e irreparable, de traducirlo.

Ya se imaginarán mi desfachatez al opinar que traducir poesía es una oficio especulativo, a veces absurdo, y otras veces, desolador, empero demasiadas veces maravilloso, digo esto porque la traducción de un texto poético es como un crepúsculo, una sombra del sol sobre la tierra. En fin, no hay nada mejor que leer un poema en su idioma original, pero eso es imposible a veces, así que aquí va la fotocopia en castellano del poema „Signale“ de la poeta austriaca Christine Busta.

„Signale“ tiene tres estrofas y en sus ocho versos trasluce la magia de la noche en una estación de trenes, en este caso Nürenberg. El yo poético describe la soledad del lugar e indica que son las dos de la madrugada. Nadie baja de los trenes, y nadie sube, apenas se embarca el correo, mensajes de dormidos para durmientes. Nos da la impresión que nuestro personaje sufre insomnio, o espera algo o a alguien, y se desvela desde algún punto de la estación de Nürenberg que posee dos rieles y mucha soledad. O quizá no quiere dormir porque está atento a algún suceso que acaecerá pronto.

Los dos últimos versos hablan de la existencia de un grillo que arrebata la tranquila noche con su desapasible música. No se olvide que el grillo es un insecto de hábitos nocturnos. O, quizá su música sea el símbolo de alerta, de estar preparado a algo imprevisible. Es un grillo tan solo, un grillo solitario, y la persona que la escucha tal vez trata de descifrar su mensaje: „no te duermas“. Los dormidos del verso cinco del poema „Signale“ podrían ser cualquiera, tú o yo, ya que a veces muchos de nosotros estamos dormidos estando despiertos, e inclusive muchos caminan por las calles adormecidos, afectados, presa de alguna patraña colectiva que no nos deja ver la realidad de nuestro tiempo y nuestro entorno.

La imagen del grillo me lleva indefectiblemente a pensar en la pesadumbre del complejo de Metusalén que se percibe alrededor de la historia de Titono, la leyenda griega que nos cuenta que Zeus le regaló vida eterna a pedido de la diosa Eos, porque se enamoró de él y pidió que sea inmortal. Titono, hijo de Laomedonte, rey troyano, se hizo viejo y sufrió y no pudo morir. Como en la metamorfosis kafkiana, sufrió la transformación de hombre a chicharra. Desde entonces llora por las noches, como los grillos, pidiendo morir.

Christine Busta nació en Viena en 1915. En 1937 tuvo que abandonar sus estudios de germanistica en la universidad de Viena debido a estrecheces económicas. Un año más tarde trabajó como ayundante de profesora en la Academia de Comercio de Viena. Y terminada la segunda Guerra Mundial se desempeñó como traductora y gerente de un hotel ocupado por huéspedes ingleses. En 1946 se publicaron por primera vez sus poemas en el semanario Die Furche. Busta, antes de la guerra, ya era activa en el arte lírico. Más tarde llegaron diversas publicaciones y el reconocimiento. Entre sus obras liricas podemos mencionar: Jahr um Jahr, Das andere Schaf, Der Himmel im Kastanienbaum, entre otros. También publicó libros para niños como por ejemplo Die Zauberin Frau Zappelzeh y además prosa: Der Regenengel. Chistine Busta murió el 3 diciembre de 1987. Aquí el poema „Signale“. Va por ustedes.


SIGNALE

Christine Busta

Damals, um zwei Uhr nachts
im Bahnhof von Nürnberg:

niemand stieg aus oder zu,
man hat nur die Post verladen,
Botschaft von Schläfern für Schläfer.

Zwischen Gleisen und Weichen
eine verirrte Grille
schrie und schrillte und schrie.


SIGNALE

Christine Busta
Traducción: Jose Carlos Contreras Azaña. Karlsruhe. Alemania. 2011.

En ese entonces, a las dos de la madrugada
en la estación de Nürnberg:

Nadie bajó o subió,
sólo se embarcó el correo,
con mensajes de adormecidos para durmientes.

Entre las vías y el cambio de agujas
un descarriado grillo
chirrió y chilló y y chirrió.

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