Desde el cielo se comtempla a Barcelona adormecida. Cuando uno se acerca a su aeropuerto, a la hora que el sol sale por el este, todo se arremolina en las alturas de los recuerdos, y los recuerdos rebotan por las sillas de los pasajeros del avión alemán. Desde arriba los pensamientos son igual que nubes que se parten en la ventana del avión. Abajo, duerme aún la gente. Las playas roncan la noche, todavía. Y a lo lejos, los pelícanos de la fantasía se acercan a recibirme y para visitar "el cementerio de los libros olvidados".
LARGA CONVERSA NOCTÍVAGA
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