domingo, 26 de junio de 2011

LA SOLUCIÓN MATEMÁTICA DEL FÚTBOL: ENTRE ALBERT CAMUS, EL RIVER PLATE Y EL GRANADA FÚTBOL CLUB



















Hoy domingo comenzó en Alemania el Mundial de Fútbol de Mujeres con triunfo de las anfitrionas frente a Canadá por dos goles a uno, evento que posiblemente cubra más allá las espectativas de los organizadores. Mientras tanto en Sudamérica uno de los equipos más gloriosos del fútbol argentino, el River Plate, descendió hoy a la segunda división tras su empate a uno frente a Belgrano, hecho sin presedentes en sus 110 años de vida. Tras el descenso los hinchas del River desataron su furia por las calles: hasta el cierre de este post hay 40 heridos. Por otro lado, hace unos días el Granada Club de Fútbol ascendió a la Primera División del balompié español, convirtiéndose en el primer equipo que asciende dos años consecutivos en este siglo. En 2010 de segunda B a segunda y en 2011 de segunda a primera. Arriba, portada del jugoso libro ¿La pelota no dobla? De los autores Torres y Campos. Abajo una vista del campo del estadio Santiago Bernabeu (Foto Literatambo; dibujo El grito de la pelota, Literatambo).


„Lo que más sé acerca de moral
y de las obligaciones de los hombres
se lo debo al fútbol“

Albert Camus





Albert Camus decía que todo lo que había aprendido de la naturaleza humana se lo debía al futbol. No le falta razón, porque cuando tratamos de comprender las reacciones que puede provocar en los hinchas la derrota o el triunfo (dentro y fuera del campo) nace la interrogante de hasta qué punto ese comportamiento puede romper la línea de la ética del buen deporte, accciones, que muchas veces, pueden rayar el absurdo y producir calamidades que lamentar.

Camus sigue siendo para muchos un símbolo de transparencia filosófica y aporta con sagacidad, utilizando los viejos papeles de las culturas antiguas, la crudeza de la condición humana: por ejemplo el mito de Sísifo sería una excelente metáfora para la condición humana del fútbol. Camus pertenece a esa casta de autores que se movía en el ambiente societal, en donde actuó, se movilizó, fue testigo y tomó parte activa de la historia, en contraposición de la imagen del autor que suele ser incapaz de salir de su aislamiento interior; y se convierte muchas veces, y sin remedio, en mero ocupante de su escritorio desde donde lo observa todo.

Me ha llamado siempre la atención que un hombre tan genial como el escritor Albert Camus se ocupara de nimiedades como el fútbol, dejando mal parada la tesis del filósofo alemán Hegel que opinaba que los genios no se ocupan ni se preocupan por pequeñeces (1). En ese sentido cabe preguntarnos si el fútbol es una pequeñez. ¿Lo es? No nos toca responder pero es una interrogante que quizá para los amantes del balompié les resulte una falta de respeto, sin embargo, lo digo con extrema seguridad, hay que reconocer que el fútbol es el tema de socialización más extendido en nuestro planeta, por lo tanto juega un papel importante dentro de las relaciones humanas nos guste o no.

Lo que sí podemos ver a veces son las pequeñeces que saca a la luz el fútbol y que muchas veces nos deja con la boca abierta, especialmente cuando pierde o gana un equipo, momento en el cual salen a relucir las esperanzas y las frustraciones personales y sociales de la masa futbolera y se exacerban actitudes condenables que llegan al paroxismo. En este sentido pienso en los últimos acontecimientos acaecidos en cuatro estadios de fútbol, donde la desfachatez no solo se quedó en las tribunas, sino se desplegó sobre el cesped de juego, en los vestuarios y fuera del estadio, por lo cual vuelvo a poner a colación, sin remedio alguno, a Albert Camus, porque quizá él se refería a eso: que ha aprendido de la vida a través del fútbol al ver por diferentes ángulos las reacciones de los humanos en su papel de perdedores o de ganadores. Camus, dice Eduardo Galeano „aprendió (con el fútbol) algunos misterios del alma humana“(2).

Cuando hablo de últimos acontecimientos me refiero especificamente a los ocurridos durante los partidos que enfrentaron las escuadras españolas del Elche (3) y el Granada (4), quienes en un último partido decidieron el ascenso de uno de ellos a la primera división. Camus, que detestaba todo tipo de violencia, frunciría el ceño, porque lo que hemos visto es a hinchas completamente fuera de control tras ser testigos de la derrota de su equipo, en este caso del Elche. Los otros hechos ocurrieron en Sudamérica, al finalizar el partido entre Peñarol (5) y el Santos (6) que proclamó al segundo campeón de la Copa Libertadores de América. La tangana que se produjo al final del encuentro deja por los suelos los valores, la ética y la moral. El tercer partido ocurrió en Belgrano, Argentina, cuando unos aficionados saltaron al campo para increpar y soltar algunos manotazos a los jugadores del River Plate que perdieron contra el Belgrano dos a cero (7). Y el cuarto encuentro, partido de vuelta entre los mismos equipos que se ha jugado hoy, River Plate (8) empató 1 a 1 con el Belgrano, con lo cual selló su descenso a la segunda división. Tras el encuentro han ocurrido hasta saqueos y hay cuarenta heridos (9).

Esperemos, que ahora que ha empezado el Campeonato Mundial de Fútbol de Mujeres en Alemania, las damas del balompié den una lección de nobleza, solidaridad y tolerancia, y sobre todo respeto por el perdedor y el ganador. Ya era hora que la arrogancia machista que pululaba en el fútbol sea desterrado de una vez por todas. Para eso cada persona que ama ese deporte tiene ser partícipe del cambio. Ya lo decía Albert Camus, el fútbol era su universidad, y lo mismo podremos decir si ponemos nuestro granito de arena para que se respete la frontera de lo ético y lo no ético. En fin, la solución matemática del fútbol es muy sencilla, se pierde, se gana o se empata. No pueden ganar dos, y si ganan dos, pues bendito sea el fútbol. Además hay que saber perder, y sobre todo, saber ganar.


(1) En Perfil del genio. Página 310. Historia de la crítica literaria. David Viñas Piquer.
(2) Eduardo Galeano. El fútbol, a sol y sombra. Camus. Página 66.
(3) Web Oficial Elche Club de Fútbol
(4) Granada Club de Fútbol - Web oficial
(5) Peñarol
(6) santosfc.com.br
(7) Club Belgrano de Córdoba - PortalCeleste
(8) http://www.cariverplate.com/
(9) http://www.canchallena.com/1384669-incidentes-en-el-monumental

jueves, 9 de junio de 2011

ESCRITOR ARGELINO BOUALEM SANSAL GANA EL PREMIO DE LA PAZ DE LOS LIBREROS ALEMANES 2011



Arriba, portada del libro "Das Dorf des Deutschen" ("El pueblo de los alemanes", sería la traducción al castellano) Editorial Merlin http://www.merlin-verlag.de/ del escritor argelino Boualem Sansal, ganador del Premio de la Paz de los libreros alemanes 2011, reconocimiento que recibirá el próximo mes de octubre a las orillas del río Meno, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt. El premio es también un reconocimiento enorme a las pequeñas editoriales en lengua alemana.



"Una cualidad de la justicia

es hacerla pronto y sin dilaciones,

hacerla esperar es injusticia"


Jean de la Bruyere



por Jose Carlos Contreras

Boualem Sansal publicó su primera novela en 1999, cuando tenía 50 años (antes había publicado sólo libros técnicos sobre reactores, turbinas y productividad), e inmediatamente llamó la atención a los críticos porque su literatura es una radiografía de los tiempos míticos y de los tiempos modernos de su cultura. José Saramago, el desaparecido premio Nobel de Literatura, decía que para escribir hay que tener mucha paciencia, e invitaba a los jóvenes que escriben a no desfallecer en el intento, y, sobre todo, a no apresurarse en publicar; Boualem Sansal parece un digno ejemplo del razonamiento del literato portugués.

Sansal, autor nacido en Teniet el Had, Algeria, en 1949, es una de las figuras representativas de la llamada primavera africana que ha fomentado el diálogo abierto y la libertad de la palabra. Es uno de los pocos intelectuales que ha criticado sin tapujos las políticas y a los políticos de su país, y se ha plantado frente a ellos porque, si una de las tareas de algunos escritores es sólo ser testigo de su tiempo, él se ha convertido en protagonista de la historia de su tierra. „Si no te metes con la política, la política terminará metiéndose contigo“, (1) Boualem Sansal representa la valentía que sopla los nuevos aires que se vive en Àfrica, en pos de cambios democráticos. Sus libros están en el index de Argelia. Y pesar del peligro que significa en ciertas latitudes decir lo que se piensa, Sansal no se ha movido de su patria.

Boualem Sansal es autor varios libros, a sabiendas que empezó a publicar en 1999, se puede decir que ha sacado a la luz un libro casi cada año, entre ellos podemos mencionar el libro Le Sement des Barbares ("Der Schwur der Barbaren" en alemán) y Das Dorf des deutschen ("El pueblo de los alemanes", sería su traducción), obra que aborda un tema picante, a través de dos personajes, los hermanos Rachel y Malrich, de padre es alemán y madre argelina y que viven a las afueras de París. El libro trata sobre la participación en la década de los cincuenta del siglo pasado de ex soldados nazis en el movimiento de liberación de Argelia. Hecho que hasta el momento nadie me ha confirmado si es verdad o ficción.

El Frieden Preis 2011 (Premio de la Paz de los libreros alemanes) que el escritor argelino Boualem Sansal recibirá el próximo octubre en Alemania, viene cargado de elogios por el jurado, quienes halagan su trabajo por ser un narrador apasionado, inteligente, compasivo, y que promueve en su literatura el encuentro y el respeto de las culturas y promueve la comprensión.

El referido premio lo han recibido anteriormente autores como Hermann Hesse (1955), Max Frisch (1976), Amos Oz (1992), Orhan Pamuk (2005), el recientemente desaparecido Jorge Semprún (1994) y los latinoamericanos Ernesto Cardenal (1980), Octavio Paz (1984) y Mario Vargas Llosa (1996).



(1) Gabriel García Márquez, en su libro "Vivir para contarla", dice que se atribuye estas palabras a Lenin. Vivir para contarla. Capítulo 4. Página 248. Grupo Editorial Norma. Bogotá. 2002.

martes, 7 de junio de 2011

JORGE SEMPRÚN EN KARLSRUHE. ADIÓS JORGE SEMPRÚN





Arriba, portada de la traducción alemana del libro "El largo viaje" de Jorge Semprún. Editorial Suhrkamp.



„Las palabras son cosas tiernas,
intratables y vivas, pero están hechas
para el hombre y no el hombre para ellas“

Cesare Pavese


Por Jose Carlos Contreras

Las únicas veces que he visto a dos escritores de habla castellana presentando un libro en los auditorios más bellos del mundo fueron en Alemania. El primero, Mario Vargas Llosa, cuya voz casi ronca de tanto leer rebotaba por las paredes de la bella sala de la Universidad de Heidelberg (la universidad más antigua de Alemania); el segundo, Jorge Semprún, en la sala del castillo de Karlsruhe. Dos bellos lugares para dos literatos singulares. Pero de ambas citas me quedó grabada para siempre la sonoridad de la palabra de Jorge Semprún y sobre todo su mirada que parecía que abarcaba todo el universo desde un punto del norte de Baden - Würtenberg.

Jorge Semprún ha muerto en París este martes siete de junio de 2011, la televisión Euronews lo acaba de anunciar a través de su cinta informativa que parpadea sin parar trayendo las novedades del planeta. Ese planeta que Jorge Semprún trató siempre de desmadejar, de desatornillar las puertas horripilantes de los cancerberos del mal y tratar de entender los vericuetos poco intelegibles y salvajes que encierra la vida, la sin razón, la maldad y sobre todo el cinismo.

En este momento que escribo su nombre, la imagen de Jorge Semprún revolotea mi casa y se transforma en suave viento que envuelve la noche de la ciudad donde vivo, Karlsruhe. En esta ciudad, hace varios años atrás, lo escuché hablar de Buchenwald, el campo de concentración donde estuvo confinado durante el nazismo, lugar – que si es cierto que los fantasmas existen- habrán cerrrado la puerta para siempre.

Esa noche Semprún también habló de Vallejo, sí, del poeta peruano César Vallejo, habló de su universalidad y de su verso luminoso que se atreve a alumbrar la oscuridad de los humanos. Vallejo también murió en París, como Semprún. He leído tantas cosas de él, lo digo porque leerlo – o releerlo- es el mejor homenaje que se le puede brindar a un escritor que nos deja solo y no volverá jamás.

¿Por dónde no habrá andado Jorge Semprún? ¿qué cantidad de idiomas habrá pronunciado su boca? ¿cuántos lo recordarán ahora como yo, a pesar de haberlo visto apenas unas horas?. Dicen que los hombres superiores subsisten en el recuerdo a pesar de haberlos presenciado unos segundos. Jorge Semprún tenía una corona de ángeles en el cuerpo y tengo la seguridad que aquella noche la ciudad de Karlsruhe estaba más iluminada con su presencia.

Recuerdo que me acerqué a él mientras le rodeaban los admiradores de su obra y de su personalidad política. Recuerdo que nos miramos – esto último se ha convertido en mi memoria como un espejismo onírico y frágil de confirmarlo- y hablamos de Vallejo, de ese peruano que escribía poesía con una piedra blanca sobre un hueso húmero. No recuerdo más, sólo su lumínica presencia, sus ojos abarcando el mundo y su pelo plateado con una belleza de un Dios.

No he vuelto a conocer a nadie con una presencia tan iluminada como él.