domingo, 5 de abril de 2009

PENSANDO CON JORGE BUCAY

A Aune Hartmann

La gente suele decir muchas veces este dicho: „a mal tiempo buena cara“. Ahora que tenemos buen tiempo en Alemania, donde el sol brilla y el cielo se vuelve azul, y pareciera que todo es alegría, quiero pensar en esa gente que a pesar de ello, están tristes, por algún motivo o por alguna circunstancia se sienten muy tristes. La vida sencillamente es aquella suma de todos los momentos vividos, especialmente de los buenos. John Lennon lo dijo mejor: "La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otras cosas".


Estoy leyendo en estos días un libro que lleva como título „Cuentos para pensar“ del escritor argentino Jorge Bucay (1). Bucay nació en Buenos Aires en 1949 y es médico. Desconozco si ejerce la medicina, pero los cuentos que he leído de él me han hecho pensar, tal como él titula a su libro.


El primer cuento de ese libro se titula „El buscador“ y es una historia de un hombre cuya „vida es una búsqueda“ permanente. Un día llega a un pueblo de nombre Kammir. Estando allí sube a un pequeño monte, y le llama la atención un grabado en una roca que dice:


„Abdul Tareg, vivió 8 años, seis meses, dos semanas y 3 días“


Levanta la cara y descubre que hay muchas piedras con similares inscripciones. Entonces se pone triste porque siente que está delante de un cementerio de niños. De pronto se le acerca el guardián del cementerio y luego de una breve conversación le dice que no eran niños los difuntos sino que en la región se tiene la costumbre que cuando un joven cumple los quince años recibe una libreta para que apunte „ a la izquierda, que fue lo disfrutado. A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo“.


Por ejemplo, si alguien se enamora, el placer del primer beso, una visita feliz, una bonita experiencia, etc, estas y otras experiencias agradabales se suelen anotar en la libretilla. Cuando la persona muere se acostumbra a abrir la libreta y a sumar el tiempo disfrutado:


„porque ése es para nosotros el único y verdadero TIEMPO VIVIDO“, le dice el guardían del cementerio al „buscador“ y allí termina el cuento.


La historia es sencilla pero plena de reconocimiento de la condición humana. Todo lo vivido se puede constreñir en pasajes y espacios que sumados nos dan el resultado de lo vivido. Las tristezas no se suman en esa libretilla, pero en el texto no se dice por qué, pero el lector lo presiente.


Hay una interesante anotación en la portada del libro que dice así: „Los cuentos sirven para dormir a los niños y para despertar a los adultos“.


Ya no sé nada más qué escribir, pensaba en ti querido lector y en aquellas personas que no me leerán nunca pero que pienso en ellas porque muchos, aunque no las conozca, deben estar tristes.


(1) „Cuentos para pensar“. Jorge Bucay.RBA Libros, S.A. Barcelona 2007.

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