domingo, 7 de octubre de 2012

ANTONIO CISNEROS Y EL PREMIO POETA JOVEN DEL PERÚ


Arriba, portada de uno de los libros más celebrados del poeta peruano Antonio Cisneros. Abajo, un local de copas de la ciudad de Lima, ubicado en la Plaza San Martín. Nótese el ambiente futbolístico que se vive en el interior. El fútbol era una de las pasiones de Cisneros.


"Escribir es intentar saber qué
escribiríamos si escribiésemos"

¿Marguerite Duras?
Lo cita Enrique Vila-Matas.

"De bien nacido,
es ser agradecido"

Refrán popular

Las malas noticias llegan rápidas. Esta vez por facebook: ese pasatiempo que produce un exhibicionismo colectivo me escupió la noticia que Antonio Cisneros había muerto en Lima. Hoy domingo lo hemos recordado en la radio leyendo un poema de su creación. En el programa Haltestelle Iberoamerika (que se emite desde Karlsruhe, Alemania) habremos leído en los útlimos años dos o tres poemas de Antonio Cisneros, y de otros poetas pertenecientes a otras latitudes, algo así como más de cuatrocientos.

Recuerdo a Antonio Cisneros con su figura de árbol gigante. Una reverencia para los jóvenes amantes de la poesía. Eran los años en que junto al poeta Francisco Bendezú y Washington Delgado se acercaban al local del Banco Central de Reserva para hablarnos de poesía todos los martes, ¿o los jueves?, ya no lo recuerdo. Pero eso no importa, porque de pronto Antonio Cisneros dejó de asistir: años más tarde me enteré que a Cisneros no le gustaban los talleres de poesía y tendría sus razones. Así que Delgado y Bendezú siguieron al alimón hablándonos con emoción telúrica de la poesía de Pablo Guevara o de Eliot.

Meses más tarde me presenté al premio nacional POETA JOVEN DEL PERÚ, premio que habían ganado en ediciones anteriores poetas los poetas Javier Heraud, César Calvo, José Watanabe, entre otros. Tal fue mi sorpresa, semanas más tarde, que cuando recibí un telegrama urgente donde se me informaba que había recibido una mención honrosa en el susodicho premio, pensé que se trataba de una broma de mal gusto. Pero mi sorpresa mayor llegó unos días más tarde, cuando me encontraba en Trujillo, en la ceremonia de premiación: al leer el protocolo del jurado y vi que al final del mismo estaba la firma de Antonio Cisneros. Gran celebración.

Ese año ganó el premio POETA JOVEN DEL PERÙ, Eduardo García, con un poemario hermoso. Pero la imagen de árbol gigante de Cisneros siempre ha sido para mí como un refugio. He leído casi toda su poesía, pero ahora sólo recuerdo pelícanos en el centro de Lima, ballenas con telescopio, europeos deportistas y campos de golf, dioses húngaros, arenales con gente y perros negros posando las patas por Perú. En ese sentido la poesía de César Vallejo ha tenido más ebullición en mi memoria que los afamados versos de Antonio Cisneros. Pero Cisneros, supongo, con el paso de los años, será el poeta de bandera de la poesía peruana, al lado de Vallejo, por supuesto.

Para terminar les copio el poema que hoy hemos leído en la radio. Y me despido. Descansa en paz poeta:

Naturaleza muerta en Innsbrucker Strasse

 

por Antonio Cisneros


Ellos son (por excelencia) treintones y con fe en el futuro.
Mucha fe.
Al menos se deduce por sus compras
(a crédito y costosas).
Casaca de gamuza (natural),
Mercedes deportivo color de oro.
Para colmo (de mis males) se les ha dado además por ser eternos.
Corren todas las mañanas (bajo los tilos)
por la pista del parque y toman cosas sanas.
Es decir, legumbres crudas y sin sal,
arroz con cascarilla, aguas minerales.
Cuando han consumido todo el oxígeno del barrio
(el suyo y el mío)
pasan por mi puerta (bellos y bronceados).
Me miran (si me ven)
como a un muerto
con el último cigarro entre los labios.

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