jueves, 23 de abril de 2009

LA ESTRELLA MÁS HERMOSA Y EL PRINCIPITO DE SAINT-EXUPÉRY



„Tú que sigues brillando para mí como la estrella más bonita del firmamento“

JCC


a A.H.


XXVII


Ahora hace ya seis años de esto. Jamás he contado esta historia y los compañeros que me vuelven a ver se alegran de encontrarme vivo. Estaba triste, pero yo les decía: "Es el cansancio".

Al correr del tiempo me he consolado un poco, pero no completamente. Sé que ha vuelto a su planeta, pues al amanecer no encontré su cuerpo, que no era en realidad tan pesado... Y me gusta por la noche escuchar a las estrellas, que suenan como quinientos millones de cascabeles...

Pero sucede algo extraordinario. AI bozal que dibujé para el principito se me olvidó añadirle la correa de cuero; no habrá podido atárselo al cordero. Entonces me pregunto:

"¿Qué habrá sucedido en su planeta? Quízás el cordero se ha comido la flor..."

A veces me digo: "¡Seguro que no! El príncipito cubre la flor con su fanal todas las noches y vigila a su cordero". Entonces me siento dichoso y todas las estrellas ríen dulcemente.

Pero otras veces pienso: "Alguna que otra vez se distrae uno y eso basta. Si una noche ha olvidado poner el fanal o el cordero ha salido sin hacer ruido, durante la noche...". Y entonces los cascabeles se convierten en lágrimas...

Y ahí está el gran misterio. Para ustedes que quieren al principito, lo mismo que para mí, nada en el universo habrá cambiado si en cualquier parte, quien sabe dónde, un cordero desconocido se ha comido o no se ha comido una rosa...

Pero miren al cielo y pregúntense: el cordero ¿se ha comido la flor? Y veréis cómo todo cambia...

¡Ninguna persona mayor comprenderá jamás que esto sea verdaderamente importante!


Este es para mí el paisaje más hermoso y el más triste del mundo. Es el mismo paisaje de la página anterior que he dibujado una vez más para que lo vean bien. Fue aquí donde el principito apareció sobre la Tierra, desapareciendo luego.

Mirenlo atentamente para que sepan reconocerlo, si algún día, viajando por Africa cruzan el desierto. Si por casualidad pasan por allí, no se apresuren, se los ruego, y deténganse un poco, precisamente bajo la estrella. Si un niño llega hasta ustedes, si este niño ríe y tiene cabellos de oro y nunca responde a sus preguntas, adivinarán en seguida quién es. ¡Sean amables con él! Y comuníquenme rápidamente que ha regresado. ¡No me dejen tan triste!

domingo, 5 de abril de 2009

PENSANDO CON JORGE BUCAY

A Aune Hartmann

La gente suele decir muchas veces este dicho: „a mal tiempo buena cara“. Ahora que tenemos buen tiempo en Alemania, donde el sol brilla y el cielo se vuelve azul, y pareciera que todo es alegría, quiero pensar en esa gente que a pesar de ello, están tristes, por algún motivo o por alguna circunstancia se sienten muy tristes. La vida sencillamente es aquella suma de todos los momentos vividos, especialmente de los buenos. John Lennon lo dijo mejor: "La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otras cosas".


Estoy leyendo en estos días un libro que lleva como título „Cuentos para pensar“ del escritor argentino Jorge Bucay (1). Bucay nació en Buenos Aires en 1949 y es médico. Desconozco si ejerce la medicina, pero los cuentos que he leído de él me han hecho pensar, tal como él titula a su libro.


El primer cuento de ese libro se titula „El buscador“ y es una historia de un hombre cuya „vida es una búsqueda“ permanente. Un día llega a un pueblo de nombre Kammir. Estando allí sube a un pequeño monte, y le llama la atención un grabado en una roca que dice:


„Abdul Tareg, vivió 8 años, seis meses, dos semanas y 3 días“


Levanta la cara y descubre que hay muchas piedras con similares inscripciones. Entonces se pone triste porque siente que está delante de un cementerio de niños. De pronto se le acerca el guardián del cementerio y luego de una breve conversación le dice que no eran niños los difuntos sino que en la región se tiene la costumbre que cuando un joven cumple los quince años recibe una libreta para que apunte „ a la izquierda, que fue lo disfrutado. A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo“.


Por ejemplo, si alguien se enamora, el placer del primer beso, una visita feliz, una bonita experiencia, etc, estas y otras experiencias agradabales se suelen anotar en la libretilla. Cuando la persona muere se acostumbra a abrir la libreta y a sumar el tiempo disfrutado:


„porque ése es para nosotros el único y verdadero TIEMPO VIVIDO“, le dice el guardían del cementerio al „buscador“ y allí termina el cuento.


La historia es sencilla pero plena de reconocimiento de la condición humana. Todo lo vivido se puede constreñir en pasajes y espacios que sumados nos dan el resultado de lo vivido. Las tristezas no se suman en esa libretilla, pero en el texto no se dice por qué, pero el lector lo presiente.


Hay una interesante anotación en la portada del libro que dice así: „Los cuentos sirven para dormir a los niños y para despertar a los adultos“.


Ya no sé nada más qué escribir, pensaba en ti querido lector y en aquellas personas que no me leerán nunca pero que pienso en ellas porque muchos, aunque no las conozca, deben estar tristes.


(1) „Cuentos para pensar“. Jorge Bucay.RBA Libros, S.A. Barcelona 2007.