Hoy 10 de noviembre de 2014 se conmemora los 255 años del nacimiento del escritor Friedrich Schiller. La foto superior: portada de un libro de Schiller.La foto inferior: recuerdo en mármol de la visita por unas horas de Goethe, gran amigo de Schiller, al castillo de Rochlitz. La foto de Rochlitz la tomé en el verano de 2014, durante a mi visita al mencionado castillo. Foto de abajo: Literatambo. Rochlitz 2014.
"Sehnsucht ist doch der größte Antrieb"
Oskar Kokoschka
"Los libros, dijo una vez el poeta Jean Paul,
son voluminosas cartas a los amigos"
Peter Sloterdijk. Conferencia pronunciada en
el castillo de Elmau. Baviera. Junio de 1999.
"Vivo mi libro, y eso me impide escrbirlo"
Maurice Sachs
Por Jose Carlos Contreras
La imagen de Friedrich Schiller se encuentra en lo más alto del pedestal de la literatura alemana . A Schiller se le considera el dramaturgo más importante de su lengua. Su palabra sorprende, porque posee una sonoridad apabullante y una hermosa simbología. De igual manera sorprende su precoz talento: con 22 años escribió la obra teatral que removió los cimientos de la sociedad de su tiempo „Los bandidos“ (Die Räuber) , y, con 24 „ Intriga y amor“ (Kabale und Liebe).
Sorprende también su padecimiento corporal. Schiller sufrío en carne propia los resquemores de la enfermedad desde su nacimiento (cuando era un pimpollo fue bautizado de urgencia por su mal estado de salud). El escritor padeció malaria, tubercusosis y tenía un corazón débil. Por algo el destino le llevó a estudiar medicina, pero su mayor pasión era la literatura.
Ahora que se conmemora los 255 años del nacimiento de este ínclito personaje de las letras germanas he traducido el famoso poema "La repartición del mundo" (Die Teilung der Erde): un acto de desvergüenza por mi parte, porque traducir un texto de Schiller a otro idioma, significa arrancarle su sonoridad y su ritmo, su elegancia y sobre todo, su espíritu, empero todo ello no es extremadamente trastocado porque nos queda el poder del mensaje.
Johann Christoph Friedrich Schiller, nació en Marbach am Neckar, en lo que es hoy Alemania, el 10 de noviembre de 1759 ( murió el 9 de mayo de 1805 en Weimar), fue dramaturgo, filósofo e historiador, pero sobre todo, poeta. Sus versos no han perdido prestancia y actualidad a pesar de los siglos, inclusive es una referencia de la dramaturgia alemana al lado de Goethe, con quien compartió una amistad. Sus baladas se cuentan entre sus poemas más famosos y muchas de sus obras de teatro siguen siendo escenificados en Alemania.
Schiller fue un testigo de su tiempo y le tocó vivir el cambio del absolutismo a la burguesía. Era la época de la Revolución Francesa, la hora en que rodaban cabezas sin descontrol y la venganza cundía en las esquinas. En ese panorama, sin embargo, la burguesía de su país estaba políticamente disgregada dentro del absolutismo desparramado por los estados que formaban Alemania en aquel entonces: en aquel siglo XVIII la literatura fue el principal medio de expresión. En ese sentido, el pensamiento libertario en contra de lo aristocrático se refleja en la obra de Schiller hasta 1785: véase por ejemplo “Kabale und Liebe”.
En la década entre 1785 y 1795 de la pluma de Schiller nacieron dramas que son catalogados como clasicismo de Weimar, donde alumbra la simbiosis de la razón, el sentimiento, la belleza, el pacifismo, en contraposición al estado de beligerancia y violencia que brotaran en la época después de la Revolución Francesa. Schiller escribe obras como: Don Carlos y análisis profundos de la literatura como Über die ästhetische Erziehung des Menschen (Sobre la educación estética del hombre) y Über naive und sentimentalische Dichtung (Sobre la poesía ingenua y sentimental),
Friedrich Schiller escribió, además, obras con un intenso lenguaje poético, el cual se puede percibir cuando se visita escenificaciones modernas de Die Räuber (Los bandidos), Don Carlos, Die Jungfrau von Orléans (La doncella de Orleans) o Wilhelm Tell (Guillermo Tell). Todos cargados de valores e ideales reflejados en libertad, humanidad y razón. Con la palabra, Friedrich Schiller tematizó el sufrimiento del “yo” en el mundo y la marginalidad o automarginalidad en que se ven obligados a vivir los héroes que siguen siempre unidos, sobre todas las cosas, a sus ideales: de esto también habla el poema "La repartición del mundo" (Die Teilung der Erde), que les he traducido:
Die Teilung der Erde
Friedrich Schiller
"Nehmt hin die Welt!" rief Zeus von seinen Höhen
Den Menschen zu. "Nehmt, sie soll euer sein!
Euch schenk ich sie zum Erb und ewgen Lehen -
Doch teilt euch brüderlich darein!"
Da eilt', was Hände hat, sich einzurichten,
Es regte sich geschäftig jung und alt.
Der Ackermann griff nach des Feldes Früchten,
Der Junker birschte durch den Wald.
Der Kaufmann nimmt, was seine Speicher fassen,
Der Abt wählt sich den edeln Firnewein,
Der König sperrt die Brücken und die Straßen
Und sprach: "Der Zehente ist mein."
Ganz spät, nachdem die Teilung längst geschehen,
Naht der Poet, er kam aus weiter Fern -
Ach! da war überall nichts mehr zu sehen,
Und alles hatte seinen Herrn!
"Weh mir! So soll denn ich allein von allen
Vergessen sein, ich, dein getreuster Sohn?"
So ließ er laut der Klage Ruf erschallen
Und warf sich hin vor Jovis Thron.
"Wenn du im Land der Träume dich verweilet",
Versetzt der Gott, "so hadre nicht mit mir.
Wo warst du denn, als man die Welt geteilet?"
"Ich war", sprach der Poet, "bei dir."
"Mein Auge hing an deinem Angesichte,
An deines Himmels Harmonie mein Ohr -
Verzeih dem Geiste, der, von deinem Lichte
Berauscht, das Irdische verlor!"
"Was tun?" spricht Zeus, "die Welt ist weggegeben,
Der Herbst, die Jagd, der Markt ist nicht mehr mein.
Willst du in meinem Himmel mit mir leben -
So oft du kommst, er soll dir offen sein."
LA REPARTICIÓN DE LA TIERRA
Friedrich Schiller (Traducción: Jose Carlos Contreras Azaña. Karlsruhe, Alemania, 2009)
¡Tomad la tierra! vociferó Zeus a los hombres
desde lo alto. ¡Tomadla! Que debe ser vuestra.
Os la obsequio como herencia y eterno feudo,
Repartidla fraternalmente entre todos.
Se apresuraron los que tenían manos, y se prepararon,
se conmovieron los jóvenes y viejos,
el labrador se abalanzó sobre los frutos del campo,
el hidalgo ingresó a través del bosque.
El comerciante agarró todo lo que cabía en su desván,
El prior eligió el noble y añejo vino,
el rey bloqueó los puentes y las calles,
y sentenció: „el diezmo es mío“.
Más tarde, cuando la repartición hacía tiempo que se había hecho
Regresó el poeta, que retornaba de muy lejos
¡Ah! Por todos lados no quedaba nada para ver
y todo tenía dueño!
„¡Ay de mí!“ ¿debo de ser el único que ha sido olvidado,
yo, tu vástago más leal?
Así dejó altamente resonar su grito de queja
Y se puso de hinojos ente el trono de Jove.
Si te demoraste en la tierra de los sueños,
respondió Dios, no te enfurezcas conmigo.
¿Dónde estuviste cuando repartí el mundo?
Yo estaba a tu lado, dijo el poeta.
Mis ojos se fijaban en tu rostro,
y en la armonía de tu cielo mi oído,
perdona a mi espíritu, que embriagado
de tu luz, perdió lo terrenal.
¡Qué hacer!, dijo Zeus, el mundo ha sido repartido,
el otoño, la caza, el mercado ya no me pertenecen.
¿Quieres vivir en el cielo conmigo?
Cada vez que vengas, estará abierto para ti.
JCCA2014
La palabra quechua "tambo" significa: posada, albergue en los caminos o establecimiento rural. La palabra alemana "Nachrichten" significa: noticias. La palabra LITERATAMBO nace de la simbiosis de literatura y tambo. Osea esta página es la posada de noticias sobre literatura.
lunes, 10 de noviembre de 2014
viernes, 7 de noviembre de 2014
9 DE NOVIEMBRE DE 1989. EL DÍA HISTÓRICO QUE ME PERDÍ: 25 AÑOS DE LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN
Arriba y abajo, la foto del famoso soldado Hans Conrad que tiró el fusil y saltó el Muro huyendo al otro lado de la frontera. Fotos: literatambo.
Arriba y abajo, las calles por donde el Muro echó sus sombras en verano y en primavera. "Good Bye Lenin" es una película que me gusta mucho. ¿Que hubiera dicho Stalin si habría visto a Berlín sin Muro?. Por Berlín me persiguen siempre los fantasmas de la libertad, esos que pensaban divididos entre dos fronteras pero siempre fueron uno, de esos que amo hasta el hartazgo. Por ellas voy y por ellas vengo. Fotos: literatambo.
Vivo siempre en el presente.
El futuro lo desconozco.
El pasado ya no lo tengo.
Fernando Pessoa
El libro del desasosiego.Página 120.
La vida es tal vez
una larga calle por la que cada día pasa una mujer con un cesto
La vida es tal vez
un hilo con el que un hombre se cuelga de una rama
La vida es tal vez
un niño que vuelve del colegio (...)
Forugh Forukhzad (poetisa iraní)
Nuevo nacimiento
por Jose Carlos Contreras Azaña
Horas después de ese 9 de noviembre de 1989, entró David Odría La Cotera, el director de Radio Nacional en aquel entonces, a la cabina de la radio y me preguntó irritadamente que qué programa se emitía al aire en ese momento; al saberlo, dio el grito al cielo: ¡HA CAÍDO EL MURO DE BERLÍN!. Entre ofuscado y sorprendido me reconfirmó el enorme significado de ese grito que salió de la boca de uno de los más grandes hombres que el periodismo radial haya dado a Sudamérica, y que 25 años más tarde me llevan a escribir esto: la importancia de la caída del Muro de Berlín.
Horas antes de la medianoche europea, durante la insólita rueda de prensa, Günter Schabowski, miembro del Politburó de la RDA, había anunciado de una manera confusa, que dicho sea de pasó confundió a más de un periodista, la apertura de la frontera que permitía el acceso desde ese momento a los ciudadanos entre las dos Alemanias. Después, la radio y la televisión hicieron la magia. La noticia corrió como un reguero de pólvora por el área berlinés de la exrepública democrática alemana, y, al principio, fueron dos, tres, cien, diez mil, veinte mil, miles de personas, entre confusos y felices, las que se desplazaron hasta la frontera para cruzarla y gritar al unísono que Alemania era una sola.
Esa alegría, esa felicidad de los gritos y abrazos entre alemanes del este y el oeste que ví desde la casa de la radio en Lima eran tan emocionantes que me parecía irreal, increible, impensable, fascinante. Ese muro, el muro de Berlín, que fuera erigido el 13 de agosto de 1961 se había esfumado de la noche a la mañana. Y había sorprendido a muchos periodistas, inclusive a mí, a pesar que en 1985, con Mijail Gorbachov, comenzara la transformación en la Unión Soviética y para muchos ya nos era familiar los términos Glasnost (apertura) y Perestroika (transformación, reorganización).
Años más tarde, siendo ya residente en Alemania, recorrí muchas veces parte de lo que fue el Muro de Berlín, inclusive he seguido el rastro de las gentes que vi en la televisión desde Lima cuando cruzaban el famoso puente Börnholmer Brücke. Allí he vuelto a escuchar esos gritos de emoción, allí he vuelto a sentir ese barullo incontrolable de felicidad. La última vez que recorrí el Muro de Berlín, el año pasado, tuve la necesidad incontrolable de acariciarlo y pensar en las personas que tantas veces lo topó, lo odió, lo cruzó, lo pintó, lo recordó, lo fotografió. La última vez que vi a David Odría La Cotera (1) fue durante un programa en Radio Victoria que él producía para el Colegio de Periodistas del Perú. Siempre lo recuerdo, y, recuerdo también aquel grito radial ¡HA CAÍDO EL MURO DE BERLÍN!, y desde entonces -yo que soy un enamorado de la literatura y de la radiotelefonía- no me ha sorprendido nunca saber que la radio (al lado de la televisión) fuera el medio más rápido que informara sobre tan importante acontecimiento en directo desde Berlín en aquella noche histórica del 9 de noviembe de 1989.
Sin duda, y lo digo sin remilgos, la caída del Muro de Berlín fue uno de los acontecimientos más hermosos de la historia de la humanidad. Y uno de los momentos más felices que he vivido en mi vida (desde lejos, por supuesto, lejos de Berlín).
BREVE OJO ZAHORÍ DEL SIGNIFICADO DE LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN PARA LATINOAMÉRICA
¿Pero cuál fue el significado de la caída del Muro de Berlín para Latinoamérica?
¿Pero qué aconteció luego en las economías, en las partidos políticos, en las diversas sociedades latinoamericanas tras el derrrumbe del muro?
Para responder a tan difícil respuesta, recurro a una de las sentencias que mas me han gustado sobre la caída del Muro, visto desde el lado europeo, y lo tomo así, porque no lleva de ninguna manera una tergiversación o una tendencia política desde el contexto latinoamericano, por eso me gusta y lo apunto abajo:
Una vez le preguntaron al historiador alemán Heinrich August Winkler si "¿Podría establecer algún vínculo entre la caída del muro y América Latina?" y el contestó:
"Hay, por lo menos, una consecuencia importante. Hasta la caída del muro, es decir, hasta la caída del imperio soviético, Estados Unidos podía meter a cualquier régimen con tendencias izquierdistas en el cajón de los “altos riesgos para la seguridad nacional”. Eso ya es pasado. Por esta razón, la actitud de Estados Unidos hoy es algo más reposada, incluso ante regímenes como el Hugo Chávez en Venezuela. El tema de Cuba ya no atiza los nervios como en los tiempos de Kennedy y Jrushchov" (2)
Yo no me he quedado tranquilo con esa respuesta, pero es notoria su claridad y por lo tanto constata que la desaparición del Muro de Berlín también influyó en América Latina. En 1989 gobernaba en Perú el presidente Alan García. En Venezuela, Carlos Andrés Pérez; en Nicaragua el sandinista Daniel Ortega; en Argentina, Raúl Alfonsín; en México, Miguel de la Madrid. Y la lista sigue, pero lo que destaco es que desde México hasta Argentina, el derrumbe del Muro significó la consolidación de procesos democráticos de diversa índole y del nacimiento de entes de integración en distintos rubros. El caso de Cuba, después del 9 de noviembre de 1989, ha sido un caso curioso, porque sufrió un efecto casi devastador y padeció una reducción de su PBI del orden de 36%. Si alguien quiere saber por qué, que me escriba y se lo explico (3).
Y en cuanto a los mencionados procesos de integración económica cabe mencionar que tomaron cuerpo organizaciones como el Mercosur, la Comunidad Andina, el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA) y el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Y que a pesar de las desigualdades sociales que todavía impera en la región, la globalización y su emergente movimiento de derivados económicos tras el derrumbamiento del Muro de Berlín influyó en Latinoamérica convirtiéndo a sus integrantes en economías emergentes con una vital atracción para los inversiones.
De Latinoamérica podemos hablar desde diferentes ángulos y tomar posiciones políticas de los colores más variopintos. En este espacio no es mi intención justificar o condenar regímenes que nacieron después de la caída del Muro. Eso lo juzgará la historia o los pueblos en las urnas. Para mí es importante dejar claro que la Caída del Muro también dejó sentir sus efectos en Latinoamérica, (como aquellos aspectos que arriba he apuntado). Para terminar unos apuntes que nacen desde la perspectiva después de los veinticinco años de la caída del Muro de Berlín: el hombre más rico del mundo es de América Latina. En contraste un dato: de los 600 millones de latinoamericanos, 175 millones viven debajo de la línea de pobreza. Y aquí me quedo con ganas de aumentar esta estadística gracias a ti lector, que te invito que lances con todo el decoro del mundo tus punto de vista 25 años después de la caída del Muro de Berlín.
(1) David Odría La Cotera. En su época, precoz talento de radio. Reconocido a nivel latinoamericano. Más información: http://surquillanomiraflorino.blogspot.de/2012/04/david-odria-la-cotera-extraordinario.html
(2) El historiador alemán Heinrich August Winkler nació en Königsberg en 1938.
(3) Antonio Sánchez García. Noticiero Digital. 2014.
sábado, 1 de noviembre de 2014
DÍA DE LOS DIFUNTOS: EL ARTE DE MORIR, ES EL ARTE DE HABER VIVIDO
"Was ist Leben? Raserei!
Was ist Leben? Hohler Schaum,
Ein Gedicht, ein Schatten kaum!
Wenig kann das Glück uns geben;
Denn ein Traum ist alles Leben
Und die Träume selbst ein Traum."
Pedro Calderón de la Barca
"La vida es sueño"
Arriba y abajo, sendos gráficos por el Día de los difuntos. El de abajo lo publiqué hace siete abriles (en la repetición está el gusto). La foto del centro exterioriza una escritura muy rara en memoria de un soldado desconocido que estaba en la pared de un cementerio muy pequeño en Sajonia, Alemania, y la fotografié en este verano 2014 porque me pareció un documento sui generis.
"Wer bei der Hexenprobe ertrank, war unschuldig,
wer überlebte, galt als Anhänger des Teufels und
wurde verbrannt"
Mittelalter (Contmedia)
"He descubierto que la vía del Samurai reside
en la muerte. Durante una crisis, cuando existen
tantas posibilidades de vida como de muerte,
debemos escoger la muerte. No hay en ello nada
difícil; sólo hay que armarse de valentía y actuar. Algunos
dicen que morir sin haber acabado su misión es morir
en vano. Este razonamiento es el que sostienen los
mercaderes hinchados de orgullo que merodean por
Osaka; no es más que un razonamiento sofisticado a la
vez que una imitación caricaturesca de la ética de
los Samurais".
Hagakure. Hojas ocultas.
"He muerto muchas veces, pero ninguna como esta"
(lápida de actor inglés)
En memoria de mi tío abuelo Clemente, quien me regalaba un sol cada tarde que lo veía, y que acaba de morir en Lima y el próximo 28 de diciembre de 2014 hubiera cumplido cien años.
por Jose Carlos Contreras Azaña
La vida no vale nada, o, goza cada minuto de tu vida, porque tú pasarás más tiempo muerto, que vivo; son dos sentencias que me vienen a la memoria en este Día de los Muertos.
Los grafitis los he leído en lavabos de distinta geografía. La primera, en una cantina escondida en las inmediaciones del centro de Lima, en Perú, y, la segunda, en la escuela secundaria Bismarck Gymnasium de Karlsruhe, en Alemania (por supuesto, escrita en el idioma de Hölderlin).
En España, recuerdo haber leído en un retrete de Málaga, parte de los bellos versos de Jorge Manrique: Recuerde el alma dormida,/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida,/ cómo se viene la muerte.
Pero las anécdotas más cómicas que he escuchado con respecto a los muertos, pertenecen a Antonio Skármeta y a mi señora madre.
El escritor chileno, cuenta que en Santiago, frente al cementerio de la ciudad, hay un bar que da cara a la puerta principal del camposanto, y ¿se imaginan cómo se llama ese bar?, pues, nada más y nada menos, que Aquí se está mejor que al frente.
Mi madre cuenta que cuando era niña, su abuela preparaba los mejores manjares para su finado esposo; los dejaba servidos en la mesa de la cocina, como para que degustara el muerto en su ausencia, y se iba al cementerio a poner flores a su tumba. En ese lapso de tiempo, mi madre y un primo suyo, volvían a casa y se comían los postres, y, después, salían corriendo de la vivienda con la barriga llena. Al volver, la abuela se amocionaba, creyendo -eso lo cuenta los ojos de una niña inocente- que su muertito había venido del más allá para visitar un rato la casa y saborear el manjar que más le gustaba.
La historia más triste que he escuchado sobre muertos, y es verdadera, proviene de Chepén, norte de Perú, donde un padre se vuelve loco al no encontrar a su hijo en casa y le dicen que vaya al cementerio para verlo, mejor dicho, para palpar su tumba. Y así lo hizo, se fue, y quiso desenterrarlo con sus manos, gritando y llorando, bajo un cielo oscuro en una noche oscura al sur de la línea ecuatorial.
El cuento peruano más gracioso que he leído con respectos a muertos, es el cuento El milagrero del escritor Cronwel Jara Jiménez. El milagrero es la historia de Crisóstomo, un asno que se muere a la vera del camino en Morropón, norte de Perú, y su dueño lo entierra allí mismo, le pone una cruz, le lleva flores y le prende velitas; con el tiempo le construye una urna, y la gente del pueblo imita esa costumbre pensando que en el lugar se halla enterrado un ser que hace milagros. Efectivamente, las personas que se acercan a la tumba del cuadrúpedo le piden milagros, le arrojan monedas, y parece que funciona el asunto de las mil maravillas. El solípedo, que hacía milagros en vida a su dueño ganando el pan de cada día, los sigue haciendo, para él, después de muerto.
Recuerdo a otro muerto peruano, Garabombo, que se vuelve invisible para vengar las opresiones de su pueblo. La verdad que no está muerto, pero la metáfora de la muerte está latente en su páginas. La historia pertenece a Manuel Scorza, publicada en su libro Garabombo el invisible.
Hay tantos muertos en la historia de la literatura universal, que la lista no alcanzaría en esta humilde columna; desde las muertes de grandes personajes, como don Alonso Quijano, Don Quijote, que muere confesado y sin tantas pompas fúnebres, y que en verdad, tras su muerte, el que muere es él y no Don Quijote; hasta la muerte del rey de Babilonia, poseedor de un laberinto, donde hacer perder a sus invitados. Uno de ellos se venga, suelta al rey de Babilonia en el laberinto que no posee ni escaleras ni puertas: el desierto. Allí muere. La gloria sea con Aquel que no muere, escribe al final del relato Los dos reyes y los dos laberintos, Jorge Luis Borges.
Aquí me quedo, no vaya a venir Tutankamon o, el señor de Sipán, o las momias de Guanajuato, y me corrijan estas líneas, porque, a pesar de todo, siempre estamos con un pie, como dicen en el país de Frida Khalo, en la casa de la pelona.
Was ist Leben? Hohler Schaum,
Ein Gedicht, ein Schatten kaum!
Wenig kann das Glück uns geben;
Denn ein Traum ist alles Leben
Und die Träume selbst ein Traum."
Pedro Calderón de la Barca
"La vida es sueño"
Arriba y abajo, sendos gráficos por el Día de los difuntos. El de abajo lo publiqué hace siete abriles (en la repetición está el gusto). La foto del centro exterioriza una escritura muy rara en memoria de un soldado desconocido que estaba en la pared de un cementerio muy pequeño en Sajonia, Alemania, y la fotografié en este verano 2014 porque me pareció un documento sui generis.
"Wer bei der Hexenprobe ertrank, war unschuldig,
wer überlebte, galt als Anhänger des Teufels und
wurde verbrannt"
Mittelalter (Contmedia)
"He descubierto que la vía del Samurai reside
en la muerte. Durante una crisis, cuando existen
tantas posibilidades de vida como de muerte,
debemos escoger la muerte. No hay en ello nada
difícil; sólo hay que armarse de valentía y actuar. Algunos
dicen que morir sin haber acabado su misión es morir
en vano. Este razonamiento es el que sostienen los
mercaderes hinchados de orgullo que merodean por
Osaka; no es más que un razonamiento sofisticado a la
vez que una imitación caricaturesca de la ética de
los Samurais".
Hagakure. Hojas ocultas.
"He muerto muchas veces, pero ninguna como esta"
(lápida de actor inglés)
En memoria de mi tío abuelo Clemente, quien me regalaba un sol cada tarde que lo veía, y que acaba de morir en Lima y el próximo 28 de diciembre de 2014 hubiera cumplido cien años.
por Jose Carlos Contreras Azaña
La vida no vale nada, o, goza cada minuto de tu vida, porque tú pasarás más tiempo muerto, que vivo; son dos sentencias que me vienen a la memoria en este Día de los Muertos.
Los grafitis los he leído en lavabos de distinta geografía. La primera, en una cantina escondida en las inmediaciones del centro de Lima, en Perú, y, la segunda, en la escuela secundaria Bismarck Gymnasium de Karlsruhe, en Alemania (por supuesto, escrita en el idioma de Hölderlin).
En España, recuerdo haber leído en un retrete de Málaga, parte de los bellos versos de Jorge Manrique: Recuerde el alma dormida,/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida,/ cómo se viene la muerte.
Pero las anécdotas más cómicas que he escuchado con respecto a los muertos, pertenecen a Antonio Skármeta y a mi señora madre.
El escritor chileno, cuenta que en Santiago, frente al cementerio de la ciudad, hay un bar que da cara a la puerta principal del camposanto, y ¿se imaginan cómo se llama ese bar?, pues, nada más y nada menos, que Aquí se está mejor que al frente.
Mi madre cuenta que cuando era niña, su abuela preparaba los mejores manjares para su finado esposo; los dejaba servidos en la mesa de la cocina, como para que degustara el muerto en su ausencia, y se iba al cementerio a poner flores a su tumba. En ese lapso de tiempo, mi madre y un primo suyo, volvían a casa y se comían los postres, y, después, salían corriendo de la vivienda con la barriga llena. Al volver, la abuela se amocionaba, creyendo -eso lo cuenta los ojos de una niña inocente- que su muertito había venido del más allá para visitar un rato la casa y saborear el manjar que más le gustaba.
La historia más triste que he escuchado sobre muertos, y es verdadera, proviene de Chepén, norte de Perú, donde un padre se vuelve loco al no encontrar a su hijo en casa y le dicen que vaya al cementerio para verlo, mejor dicho, para palpar su tumba. Y así lo hizo, se fue, y quiso desenterrarlo con sus manos, gritando y llorando, bajo un cielo oscuro en una noche oscura al sur de la línea ecuatorial.
El cuento peruano más gracioso que he leído con respectos a muertos, es el cuento El milagrero del escritor Cronwel Jara Jiménez. El milagrero es la historia de Crisóstomo, un asno que se muere a la vera del camino en Morropón, norte de Perú, y su dueño lo entierra allí mismo, le pone una cruz, le lleva flores y le prende velitas; con el tiempo le construye una urna, y la gente del pueblo imita esa costumbre pensando que en el lugar se halla enterrado un ser que hace milagros. Efectivamente, las personas que se acercan a la tumba del cuadrúpedo le piden milagros, le arrojan monedas, y parece que funciona el asunto de las mil maravillas. El solípedo, que hacía milagros en vida a su dueño ganando el pan de cada día, los sigue haciendo, para él, después de muerto.
Recuerdo a otro muerto peruano, Garabombo, que se vuelve invisible para vengar las opresiones de su pueblo. La verdad que no está muerto, pero la metáfora de la muerte está latente en su páginas. La historia pertenece a Manuel Scorza, publicada en su libro Garabombo el invisible.
Hay tantos muertos en la historia de la literatura universal, que la lista no alcanzaría en esta humilde columna; desde las muertes de grandes personajes, como don Alonso Quijano, Don Quijote, que muere confesado y sin tantas pompas fúnebres, y que en verdad, tras su muerte, el que muere es él y no Don Quijote; hasta la muerte del rey de Babilonia, poseedor de un laberinto, donde hacer perder a sus invitados. Uno de ellos se venga, suelta al rey de Babilonia en el laberinto que no posee ni escaleras ni puertas: el desierto. Allí muere. La gloria sea con Aquel que no muere, escribe al final del relato Los dos reyes y los dos laberintos, Jorge Luis Borges.
Aquí me quedo, no vaya a venir Tutankamon o, el señor de Sipán, o las momias de Guanajuato, y me corrijan estas líneas, porque, a pesar de todo, siempre estamos con un pie, como dicen en el país de Frida Khalo, en la casa de la pelona.
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