lunes, 23 de marzo de 2009

TRES POETAS: EDUARD MÖRIKE, SEAMUS HEANEY Y JUAN FELIPE HERRERA

La alfombra azul que traen los vientos se posa en Karlsruhe, nada más y nada menos que a la puerta de su castillo; Suz la ha fotografiado. La primavera inunda de color las manos de los hombres. Hoy es un buen día para leer un poema primaveral de Eduard Mörike, y recordar a otros dos. Fotografía: Suzanne Richter. Karlsruhe. Alemania. Marzo de 2009.

La poesía tiene el poder de despertar a los muertos. En algunas culturas se dice que la muerte es una estado de ausencia que se suple con el recuerdo, en otras, la muerte es un paréntesis cortado por un nacimiento nuevo en un punto y en un tiempo nuevo. Hay otros que estando vivos están como si estuvieran muertos. Esas cosas para los metafísicos. ¿Qué diría Samuel Johnson o César Vallejo?. Hoy les quiero presentar la poesía de tres poetas. Uno alemán, otro irlandés y el último, un estadounidense con orígenes mexicanos. El primero, Eduard Mörike (Ludwigsburg, Alemania 1804 - Stuttgart, Alemania 1875), vivió apartado de la política de su tiempo, era hipocondriaco, enfermizo y con una tendencia a la timidez frente a las mujeres, sin embargo llaman la atención sus poemas de amor y su lírica llena de alegría que fluye dentro de un cuerpo que sufrió. El poema „Er ist´s!“ es muy famoso.


El segundo poeta es todo lo contrario a Mörike. Seamus Heaney, premio Nobel de Literatura 1995 ha sido un testigo de los conflictos de su Irlanda. En su palabra se vierten los sentimientos de un poeta que no es ajeno a la realidad y que a la vez no se desentiende de la belleza y la admiración que debe provocar la poesía. Heaney (Condado de Derry, Irlanda del Norte, 1939) acaba de ser galardonado con el premio Cohen de Literatura 2009. Abajo leeremos el poema „Strange Fruit“. Heaney dice que “la poesía no puede obviar lo negativo de la vida, pero tiene que añadir algo: tiene que añadir placer” (1).

El tercer poeta, Juan Felipe Herrera, nació en 1948, in Fowler, California, hijo de padres mexicanos, forma parte de una generación de imigrantes campesinos enclavados en los Estados Unidos. En 1974 publicó “Rebozos of Love” y luego le siguió "Exiles of Desire" (Arte Publico Press. University of Houston. 1985). Su bibliografía es fecunda. Juan Felipe Herrera ha ganado este año el premio de poesía del Círculo Nacional de Críticos de Libros de los Estados Unidos 2009 por su libro "Half the World in Light: New and Selected Poems" ("La mitad del mundo iluminada: Poemas nuevos y seleccionados"). El galardón lo ha recibido en la primera quincena de este mes. Ante este premio el mayor homenaje que se le puede rendir a un poeta como a Juan Felipe Herrera es leerlo. Abajo apuntamos su poema “El ángel de la guarda”.

Tres poemas, tres mundos, tres tiempos, tres visiones; la poesía sigue cabalgando como siempre a pesar de los incrédulos Atilas.













ER IST´S!


Eduard Mörike

Frühling lässt sein blaues Band
wieder flattern durch die Lüfte;

süße, unbekannte Düfte

streifen ahnungsvoll das Land.

Veilchen träumen schon,

wollen balde kommen. -

Horch, von fern ein leiser Harfenton!
Frühling, ja du bist's!

Dich hab ich vernommen!



STRANGE FRUIT


Seamus Heaney

Here is the girl’s head like an exhumed gourd.
Oval-faced, prune-skinned, prune-stones for teeth.


They unswaddled the wet fern of her hair
And made an exhibition of its coil,
Let the air at her leathery beauty.
Pash of tallow, perishable treasure:
Her broken nose is dark as a turf clod,
Her eyeholes blank as pools in the old workings.
Diodorus Siculus confessed

His gradual ease with the likes of this:
Murdered, forgotten, nameless, terrible
Beheaded girl, outstaring axe
And beatification, outstaring
What had begun to feel like reverence.



EL ÁNGEL DE LA GUARDA


Juan Felipe Herrera


I should have visited more often.
I should have taken the sour pudding they offered.
I should have danced that lousy beggar shuffle.
I should have painted their rooms in a brighter color.
I should have put a window in there, for the daughters.
I should have provided a decent mountain for a view.
I should have nudged them a little closer to the sky.
I should have guessed they would never come out to wave.
I should have cleaned up that mole, the abyss, in the back.
I should have touched them, that's it, it comes to me now.
I should have touched them.

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