miércoles, 10 de marzo de 2010

LA FLOR EN LA SOLAPA DEL POETA JUAN COBOS WILKINS

Arriba, portada del libro "Biografía impura" de Juan Cobos Wilkins, de donde pertenece el poema Ars Vivendi.

„La rosa o yo:

no cavemos los dos en tanta cárcel“

Del poema Incendiario y ladrón (César Vallejo)

Del libro Huellas en las hojas. Juan Cobos Wilkins. Publicaciones Caja Sur. Córdoba 2005. Página 39.



Por Jose Contreras Azaña



Hace unas semanas me sorprendió sobremanera la rotunda potencia que tiene la poesía. Anoche me lo recordó Erna, una profesora de lenguas en Alemania, nacida en la tierra de la Premio Nobel Herta Müller, que se sigue sorprendiendo ante la reacción de la gente frente a un poema tan breve, pero inmenso de significado, profundo y bello, que abajo paso a detallar.


Recapitulo: sucede que corrió de mano en mano entre amigos de habla germana un poema de Juan Cobos Wilkins: „Ars Vivendi“ (pertenciente a su último libro Biografía impura). Erna, profesora de lengua, lo tradujo al alemán (y al francés). Una de sus colegas del departameneto de español lo leyó y se emocionó tanto y acabó diciendo que hacía mucho tiempo no había leído un poema tan profundo como el de Cobos Wilkins. Otros no ocultaron su admiración ante lo provocativo que resultaba un texto tan pequeño frente a los lectores. El poema siguió extendiendo sus alas y pasó a ser analizado en una clase de literatura en una escuela de Karlsruhe, Alemania, al final surgió la pregunta: cuál era la flor que se imaginaban los alumnos leyendo el poema „Ars Vivendi“ de Cobos Wilkins (el cual apunto abajo). Las sensaciones que produce un texto pueden multiplicarse tantas veces sea necesario. La poesía es un médium y el poeta el molino capaz de comunicar a los espíritus ( no sé si esto último que escribo me pertenezca, pero lo hallé en mis cuadernos personales).


En realidad no es de extrañar que el arte poético de Juan Cobos Wilkins provoque entusiasmo - luego de leer su libro „Huella en las hojas“ y un poema que me ha dejado pensando „Un niño se confiesa“- lo extraordinario es que lo haya provocado de una manera tan extraña, sabiendo que el poema Ars Vivendi todavía no ha sido traducido oficialmente al alemán: Partir solo / llegar solo / Y en el trayecto nadie.// Eso ha sido tu vida // Pero siempre / con una flor abierta en la solapa. Estos versos hablan de la soledad, ¿del nacimiento de la soledad? o ¿de la soledad del nacimiento? ¿Dónde venimos cuando venimos al mundo? (1). Un ser humano que camina y llega a su destino, pero solo, al final siempre estamos solos con nuestra circunstancia, nacemos solos y morimos solos. La última soledad como decía Heidegger. Eso ha sido tu vida. Al final del camino no le espera nadie. Pero ¡cuidado! el poeta redondea el texto con un orgullo (y dignidad) atronador: „pero siempre / con una flor abierta en la solapa".


Tras la lectura nos preguntamos cuál era la flor en la solapa que nos podríamos imaginar que lleva en el pecho el personaje de Ars Vivendi. La interrogante se expandió por las aulas de una escuela alemana, que para eso están hechas, no sólo para aprender cuál es el teorema de Pitágoras o la fórmula E=mc2, sino para ser buenas mujeres y buenos hombres, así que una alumna vio una rosa blanca, dos alumnas una roja rosa, un joven una rosa negra. Para los otros fue una flor grande y para dos muchachas unas delicadas margaritas.

Erna me cuenta que ella no se había hecho esa pregunta (sobre de qué color y de qué flor se trata), pero que en la primera lectura se imaginó una flor fantasiosa: una magnolia, azul-blanco y grande. Otra de sus alumnas vio una magnolia de color naranja, y una de sus colegas, una amapola, y, un colega masculino, un clavel rojo. Y una de las mías, hasta un amarilis rojo, yo, una rosa roja como en el cuento "el ruiseñor y la rosa" de Oscar Wilde.


Ars vivendi ha ido pasando de mano en mano, Erna dio el poema a otra profesora que aprende actualmente español y una hora después encontró en su escritorio este comentario:

"Gracias por el hermoso texto. Casi he tenido que romper en llanto! Eso no me ha pasado desde hace mucho tiempo con un poema!" Qué hermoso es saber que existe un Juan Cobos Wilkins (2).
"Dank für den schönen Text. Ich musste fast heulen! Das ist mir bei einem Gedicht schon länger nicht mehr passiert!" Schön, dass wir nun auch wissen, dass es Juan Cobos Wilkins gibt.


De todo esto eres culpable Juan Cobos Wilkins, tu palabra retumba hermosamente los sentidos. El poder de la palabra suele romper todas las barreras existentes cuando los seres humanos abren su corazón y se detienen con tranquilidad -y eso es de lo que muchos escaseamos- a esquilmar la savia del poema, y se internan en él como si ingresaran a una caverna iluminada mientras afuera pasa la banalidad y el enmagrecido descontento del hombre sacudido por el desinterés y la petulancia. Es entonces cuando la poesía aparece y hace aflorar sentimientos como un tsunami de humanidad. Pero, gracias a los Dioses Andaluces, que todavía existen poetas. Esa magia es lo que ha provocado este hermosísmo poema de Juan Cobos que ha llegado a muchas manos como producto de la magia accidental del destino.

Erna ha traducido el poema al alemán y al francés. Lo hizo primero al francés para contraponer las palabras y luego lo hizo en alemán. Apunto ahora las traducciones de Erna:



Ars vivendi


Partir solo,
llegar solo.

Y en el trayecto nadie.


Eso ha sido tu vida.


Pero siempre

con una flor abierta en la solapa.


Ars vivendi

Partir seul
Arriver seul
Et sur le chemin personne.

C’était ta vie

Mais toujours
Avec une fleur ouverte au revers.

Ars vivendi

Allein losgehen
Allein ankommen
Und auf dem Weg niemand.

Das war dein Leben.

Aber immer
Eine geöffnete Blume am Revers.

Juan Cobos Wilkins

(1)
Se pregunta el filósofo alemán Peter Sloterdijk en su libro "Esferas".

(2) Juan Cobos Wilkins es un poeta y escritor español nacido en 1957 en la localidad de Minas de Riotinto (Huelva). Es licenciado en Ciencias de la Información por la facultad de Ciencias de la Información de Madrid. Su primera novela, El corazón de la tierra (Plaza & Janés, 2001; repetidas ediciones en Mondadori), fue llevada al cine por Antonio Cuadri; su segunda, Mientras tuvimos alas (Plaza & Janés, 2003), obtuvo el premio de El Público, y El mar invisible (Plaza & Janés, 2007), entre otros. Ha publicado varios libros de poemas, entre ellos, El jardín mojado (1981), Espejo de príncipes rebeldes (1989), Diario de un poeta tartesso (1990).

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