domingo, 29 de noviembre de 2009

MANUEL VILAS AL AIRE

Portada de la última obra de Manuel Vilas “Aire nuestro”, publicado por la editorial Alfagura, que ya anda –dentro de poco- por la segunda edición.

Llegué a la poesía de Manuel Vilas gracias a Juan Goytisolo. Cosa que se agradece, por supuesto. Aquí abro un paréntesis pequeñito: ya me alegrarían el 2010 los exégetas de Estocolmo si a don Juan Goytisolo le dieran el Nobel, pero tengo barruntos que un latinoamericano se hará con él. Si me equivoco, da igual, porque de quien quería hablar ahora era de Manuel Vilas. Decía que llegué al verso, a veces de largo aliento, de Vilas, porque el escritor Juan Goytisolo lo mencionó en una entrevista hace unas semanas. Entonces inmediatamente escribí en la redacción Manuel Vilas en color rojo sobre un papel impreso con galimatías. Ese fue el primer paso que dimos para poder llegar hoy a leer un poema del vate nacido en Barbastro, Huesca, España y que acaba de publicar su novela, que ya va camino de la segunda edición, “Aire nuestro”.

Antes de la lectura del poema le pregunté a micrófono abierto, osea en vivo, a la productora Eréndira Estrada (que es paisana de Octavio Paz) si conocía la poesía de Manuel Vilas. Me dijo que no. Supongo que la obra de Vilas dentro de poco debe dar el gran salto hacia México (y que en estos días sus libros se exponen en la Feria de Guadalajara). Me parece que en Argentina ya lo conocen. Y quizá hoy ha sido la primera vez que en una emisora de radio alemana se haya leído un poema de este autor. Hubiéramos preferido leer algunos de sus poemas extensos, como por ejemplo ese que trata irónicamente del templo de la comida rápida o la lluvia o el crematorio, pero es que en la radio el tiempo nos pisa los talones. Si te duermes llega el verano. Será para la próxima, porque no hay primera sin segunda. Además Vilas hace una poesía sumamente original que sin dudas convertirá su nombre en logotipo. Aquí ya temo que me salgan los detractores, porque veo que en España, Vilas está empezando a ser víctima del barómetro de la envidia.

“Nueva York” se llama el poema que hoy hemos leído en el programa “Haltestelle Iberoamerika / Paradero Iberoamerica” (1). El poema empieza con el sustantivo vida:

“La vida es un fenómeno reciente en el universo,”


Y termina también con ese mismo sustantivo:

“Eh mira, mira ¿qué es esto? La vida. Es la vida.”

El poema habla del amor,y hace retumbar la voz de un ser enamorado que ha dormido con la ventana abierta y tiene sed y que repite hasta el hartazgo su felicidad. Lo que rebotó sonoramente cuando escuchaba en los audífonos mi propia voz leyendo en la cabina de la radio:

“mucho amor, mucho poder en la cabeza, poder, poder, poder.” (...)

“Mucho amor, amor, amor, amor. Eh, estoy enamorado. Eso es todo.”


La amalgama poética de Vilas trae en los versos de Nueva York el proceso evolutivo del planeta, su fuego y su todo fluye y su todo cambia, pero que todo permanece “en rocas heladas (...) o en rocas ardiendo”. En ese fuego de milenos sale a relucir el megaterio, el ser que abruptamente sufrió el desarrollo de su masa cerebral y se enamora y siente:

"Llevo a Walt Whitman en el corazón, en el gigantesco corazón”

Una vez escuché decir a un poeta peruano -en Perú hay tantos poetas, que casi diría que todos llevan el hermoso síndrome de Vallejo en el pecho- que los poetas desatan a sus mounstruos interiores como las moscas se liberan de la telaraña. Entonces cuelgan y caen como las palabras de las manos del poeta. Se liberan y son inmortales.
Atención señores con Manuel Vilas (2) que en prosa y poesía se las trae. Así que ya estamos avisados.
(1) Se transmite por Internet Homepage von Querfunk , por cable y UKW 104,8 MHz en Baden Würtemberg, Alemania.
(2) Blog de MANUEL VILAS

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