martes, 9 de septiembre de 2008

POEMA DE CESARE PAVESE A CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO


A la izquierda, la portada de la novela corta de Cesare Pavese "Entre mujeres solas". Editorial Lumen www.editoriallumen.com

a su lado una foto del escritor italiano que nació hace cien años. Abajo, foto de una isla que se levanta a unas millas de la Isla del Sol, sobre el lago Titicaca, Bolivia. Véase un árbol solitario sobre una isla solitaria, a su lado, como un espejismo se levanta otro árbol que ha nacido de sus raíces. La imagen es enternecedora y me hizo recordar a Cesare Pavese. Si viajan a Bolivia, la podrán ver con largavistas desde las playas de Copacabana, o en el trayecto en barco a la Isla del Sol. Foto: literatambo Bolivia agosto 2008.

Su imagen se asemeja a esos árboles solitarios que crecen en una isla y mueren de pie. El mes pasado, visitando la Isla del Sol en Bolivia, sobre las aguas del sagrado lago Titicaca vi lo que se asemejaría a Césare Pavese: un árbol de pie, solo sobre una isla solitaria, aunque –a su lado, y, de sus raíces se levantaba otro árbol, ¿o fue un espejismo?-. La vida de este escritor italiano, que nació en Santo Stefano Belbo (Cuneo) el 9 de setiembre de 1908, osea hace cien años, no fue un espejismo, sino el reflejo de un hombre que estrujó su alma hasta condenarlo al juicio cotidiano del existencialismo.


Durante toda su vida se corrió de la soledad y trató de vencerla. No sabemos quién venció al fin y al cabo, o si la soledad o él, porque el poeta se mató en la flor de su madurez, cuando apenas tenía 42 años de edad.


Pavese fue un hombre políticamente activo y tradujo a Melville, Anderson, John Dos Passos, Gertrude Stein y Daniel Defoe. Entre 1936 y 1950 publicó una parte muy importante de su literatura, con títulos como "El oficio de poeta", "Diálogos con Leuco", "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos", "El oficio de vivir", "La casa en la colina" y "La luna y la fogata".


El 27 de agosto de 1950, Cesare Pavese se quitó la vida.


A continuación leemos un poema de Césare Pavese, el cual seguro que nos transportará sobre las nubes del amor y la tranquilidad.


PENSAMIENTOS DE DINA

Es un placer lanzarse al agua que fluye límpida
y fresca de sol: a esta hora no hay nadie.
Al rozarlas, las cortezas de los chopos te hacen estremecer
mucho más que el agua crepitante de un chapuzón. Bajo el
agua todavía está oscuro
y hace un frío que pela, pero basta emerger al sol
y se vuelven a mirar las cosas con ojos lavados.

Es un placer tenderse desnuda sobre la hierba ya caliente
y buscar con los ojos entornados las grandes colinas
que sobrepasan los chopos y me ven desnuda
y nadie de allí se percata. Aquel viejo en ropa interior
y sombrero, que iba de pesca, me ha visto zambullirme,
pero ha creído que era un muchacho y no ha dicho ni pío.

Esta noche regreso como mujer, vestida de rojo
-aquellos hombres que me sonríen por la calle no saben
que ahora estoy tendida aquí, desnuda-, regreso vestida
a recoger sonrisas. Aquellos hombres no saben
que esta noche tendré caderas vigorosas bajo el vestido rojo
y seré otra mujer. Nadie me ve aquí abajo:
y más allá de las plantas hay dragadores más fuertes
que aquellos que sonríen: nadie me ve.
Son necios los hombres -esta noche, bailando con todos,
será como si estuviese desnuda, como ahora, y nadie sabrá
que podría encontrarme aquí sola. Seré como ellos.

Tan sólo que, los muy necios, querrán abrazarme estrechamente,
susurrarme pícaras proposiciones. ¿Pero qué me importan
sus caricias? Sé hacerme caricias yo sola.
Esta noche deberíamos poder estar desnudos y vernos
sin pícaras sonrisas. Yo sonrío sola
al tenderme aquí entre la hierba y nadie lo sabe.


Recomiendo el trabajo de Marta Rivera de la Cruz titulado "La mujer en la narrativa de Cesare Pavese".http://www.ucm.es/info/especulo/numero3/cpavese.htm

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