miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿DÓNDE LEER? DE LIMA A MACHU PICCHU. DE CUSCO AL LAGO TITICACA

Ya lo han dicho un mogollón de personas. Leer es un placer. Pero ¿qué leer?. Yo que soy un lector lerdo, repetitivo, curioso, que no se deja atosigar por las recomendaciones o por los cantos de sirena de los críticos -y valgan verdades, algunos ya llevan en la sangre el agujón del amiguismo o la escarapela mercantilista de algunas editoriales- leo donde las hadas madrinas de la lectura me invitan al vaivén de sus alas.

Por ejemplo, llegando a Lima, Perú, me compré estos libros, que vemos en la foto de abajo: "El tacto de la araña", de Sebastian Salazar Bondy; "Celebración de Sara Boticelli", de Cesáreo Martinez e "Historia del Perú contemporáneo", de Carlos Contreras y Marcos Cueto.


Luego le siguieron "Poemas escogidos. Selected Poems 1958 - 2006" de Carlos Germán Belli; "Los dueños de astros ajenos" de Percy Vílchez Vela y "Las benévolas" de Jonathan Littell.

En otras ciudades del sur del País adquirí "La palabra del mudo", de Julio Ramón Ribeyro"; "Los comentarios reales" del Garcilaso de la Vega; "La puta de Babilonia", de Fernando Vallejo; y un libro que no lo compré pero que me lo prestaron en Bolivia: "Tres giros mortales / cuentos" de Julio Meza Díaz.

Como la literatura a veces pesa, los tuve que cargar en mi mochila por el sur de Perú. Desde Lima subiendo por Ayacucho hasta llegar a Abancay, en Apurimac. Arribar a Cusco y luego a Ollantaytambo y descender a Aguas Calientes. Luego subir a Machu Picchu, donde los cóndores imaginarios pasean sus sueños de siglos (ver foto abajo).

No me importa que digan que cómo existe alguien que pueda irse a leer a Machu Picchu. Pues, claro que sí. Y es muy fácil la ecuación. Cuando tú ya has admirado esa maravilla arquitectónica 13 veces, a la siguiente sólo te queda sentarte en medio de tanta belleza y energía mágica y hacer lo que te gusta, en este caso palpar la piedra milenaria y sentir el aire que se pasea por las hojas del libro que lees.

Si es poesía, mejor:


No, no sé bien si me veré en los altos

de una farmacia frente al Mar del Sur,

en una noche de Setiembre tibio;

o en cambio amanecindo a las orillas

de una laguna en medio del desierto,

exactamente nueve meses antes

(que Huacachina así se llama el punto);

no sé cuál será la visión postrera,

pero sí estoy seguro de que me iré

dándote, madre mía, eternas gracias

por haberme alumbrado en este mundo,

que aunque no hubiera sido un ser humnao,

sino piedra, o pescado, o vegetal,

ser tu vástago me bastara a mí.


(ACCIÓN DE GRACIAS. Poema de Carlos Germán Belli, perteneciente al libro "Poemas escogidos / Selected Poems 1958-2006". Editorial Universidad Ricardo Palma. Lima 2008.)

Carlos Germás Belli me ha acompañado por todo ese peregrinaje de nubes y verde. ¡Qué Camino de Santiago y ocho cuartos! (con el perdón de mis amigos de A Coruña) El camino a Machu Picchu es uno de los lugares más hermosos que hombre alguno haya podido pisar.

Si sales de Cusco a pie, maraviloso; si vas en auto o bus haciendo pausas en el Valle Sagrado de los Incas, espléndido. Cada rincón de esta tierra bendita, que posee una temperatura que le despierta a uno la libido del libro, es bueno para la lectura. Los amaneceres son de película y los atardeceres de ensueño. No te cuento sobre la noche, porque con tantas estrellas en el firmamento y un sinnúmero de luciérnagas en la soledad, se puede leer alguito.

Leer rodeado de tanta belleza es doble belleza. En la foto, Arthur, sobre mis huesos que contemplan tanta maravilla quieta en el tiempo. Ha sido su primera visita a Machu Picchu y, creo, que fue uno de los visitantes más jovenes del santuario en el verano.
Si subes más arriba, osea hasta Puno y pasas la frontera unos kilómetros, te encontrarás con el lago más extraño de todos: el lago Titicaca. En la localidad boliviana Copacabana, que se extiende a las orillas del sagrado lago me tendía o me sentaba para dejarme acariciar por la brisa del lugar mientras apaciblemente corrían las horas de mi borrachera lectora.

¡Qué hermoso es leer donde se siente bien!.


"El crecimiento económico del Perú de comienzos del siglo veinte se debió al incremento y variedad de las exportaciones de materias primas y la progresiva inversión directa de capitales extranjeros en minas, banca, seguros e industrias. Según Rosemary Thorp Bertram la economía peruana de fines del siglo diecinueve, a pesar de vivir dependiente de los mercados extranjeros, alcanzó una importante diversificación, una industrialización limitada y cierto grado de desarrollo autónomo“

( Historia del Perú Contemporáneo. Carlos Contreras y Marco Cueto. Editorial Instituto de Estudios Peruanos IEP. Cuarta edición, Perú 2007 )

Fotos y gráfico: literatambo.

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