domingo, 12 de marzo de 2023

EL POETA LUIS ENRIQUE SURITA ABRE SUS PUERTAS / UN RELATO DEL JOVEN ESCRITOR PERUANO LUIS ENRIQUE SURITA

EL POETA LUIS ENRIQUE SURITA ABRE SUS PUERTAS

Foto arriba, pescador en la Toscana. Mar de Tirreno. Italia. 2021. Foto: Jose Carlos Contreras. Más abajo: dos gráficos. Jose Carlos Contreras. Alemania. Perú. 2022-2023

UN RELATO DEL JOVEN ESCRITOR PERUANO LUIS ENRIQUE SURITA

Hoy (antes del mediodía) he leído cuatro textos sobre el tema que nos fascina: la literatura y los libros.

La primera, una leyenda procedente de la ciudad afincada frente al Océano Pacífico, Marcona, titulada "Las tres hermanas", que aborda el tema del amor compartido entre tres princesa hermanas, Tika (Flor), Chaska (Lucero) y Quilla (Luna) con el apuesto joven Kusi. La leyenda pertenece al libro "Mitos del antiguo Perú" de Oscar Espinar La Torre.

El segundo, unas líneas del libro "War is a Racket" (La guerra es un latrocinio) del mayor general Smedley Butler, que ha ratificado mis sospechas sobre las guerras, y cae como anillo al dedo en estos momentos de conflicto que vivimos en una parte de Europa.

El tercero ha sido el poema que he leído en el programa de radio Haltestelle Iberoamerika (que emito desde la ciudad de Karlsruhe, Alemania) del poeta mexicano Jaime Sabines Gutiérrez, quien murió el 19 de marzo de 1999 en Ciudad de México.

El poema se titula "Cuando estuve en el mar era marino" (Cuando estuve en el mar era marino / este dolor sin prisas. /  Dame ahora tu boca: / me la quiero comer con tu sonrisa.) Sabines sigue  siendo considerado uno de los grandes referentes de la literatura mexicana del siglo XX.

El cuarto ha sido un texto del joven poeta peruano Luis Enrique Surita. Un relato que expone sin tapujos y sin anestesia la mala situación social de las familias. Violencia, desencantamiento, dolor, acoso, explotación en la pesca y una muerte por ataque al corazón, son los puntos que se van enroscando en la trama que comienza "tal vez era un infierno, un maldito infierno".

Mejor lean el relato titulado "Sanguaza" de Luis Enrique Surita y juzguen ustedes mismos. 



Sanguaza

Luis Enrique Surita

Tal vez era un infierno, un maldito infierno. En aquella casa de palos, techo de calaminas, de ocho metros por cinco de ancho, y piso de cemento, siempre se escuchaba gritar, hasta latigazos, gritos y gemidos espantosos, lloroso y muy miserables. Hasta a veces por ahí un plato roto. He escuchado muchas veces que esa vieja no tiene compasión por sus hijos. Que le jodía vivir con sus nietos, y la mujer de su hijo, con una bata que salía a la calle por las mañanas, que se le veía ese blando trasero, perfecto.
Estremecido hasta los dientes, Paul, ya se dejaba pegar por su madre, aquella que siempre le gritaba; nunca la escuché llorar, pero si la escuchaba, cuando le daba una reñida a sus hijos. Y cuando su ex marido llegaba a la casa a ver a Paul solo se ponían de boca a boca. A chillar a chillar y chillar; que se escuchaba en las demás casas.

-Qué mierda estás haciendo en esta casa, ¿acaso vienes a venderle humo a tu hijo a rellenarlo de deseos y sueños a este acomplejado que le gusta solo estar echado en el sillón?-

Pasaron años, era lógico que venía a ver a sus hijos, Leonor, ya con 53 años de edad, todavía con un poco con su cutis aún vivo, se veía a un joven. Mientras Dolores se veía con las ojeras hasta las narices. En sus brazos se le apreciaban sus venas, como si no tuviera sangre. Todos los días la maldita iniciativa de siempre. A veces me preguntó, -¿porque mierda nací?- , si a las finales me tratan mal, vivo encerrado con
mi madre y mi hermano; su mujer, y yo. Alguien que quiere encajar en esta maldita sociedad de mierda, aguantando como animal, caminando y siguiendo, mi rumbo sin parar.

Recuerdo que a mi hermano le metieron un juicio, se la llevaron a su hijita, el ahora no la puede ver, mucho menos, ni de lejos. Esa mujer no lo deja tranquilo, pide la pensión a tiempo, puntual. Es claro, que era una zorra, a los años siguientes estaba con un hombre más guapo y con dinero. Mientras mi hermano se caga, acá desecho, hambriento de sed, sin gloria y trabajando como un peón en la pesca.

Pasaron años, a esta familia le seguía el dolor entre sus venas, palpitaba el corazón por cada segundo, y sudor que perseguía todas las tardes y noches haciendo el amor R.M con su mujer. De pronto el último hijo de esa familia tuvo una gran masacre. En el colegio se hayó a un niño de 16 años esputijado, arrastrado y muy lastimado, con un corte en el tórax, varios golpes alrededor de todo su cuerpo. Es lo que había pasado en el colegio R.M.T, donde lo habían abusado físicamente. Olor a líquido húmedo, amarillo, sudor, exprimido sobre una camisa blanca, piel morena, sangre por todas partes en el piso. Un chorro de gardenias rojas, era Sánchez. El último hijo menos de los hermanos. En la cual ya hacia inerte.

-El niño sufría no solo en casa si no en el colegio bullying, y agresión física-. Comentó el Profesor. Se dice que su familia tenía un mal carácter. Mas la madre. Donde influencia, en el desarrollo y educación, de sus hijos.
Todo había pasado, mi hermano ya muerto y mi madre al desconsuelo de no querer quebrar el llanto en el cementerio frente a las demás personas, con la mugre, y vergüenza que llevaba en su frente por haberle hecho tanto daño a su hijo; él último de todos. Vestida de negro sintiendo el ultimo viento de esa tarde ya para la noche. Ella se desmayó. No. Era un ataque al corazón. En ese momento nosotros y mis hermanos la agarramos y empezamos a orar, rezar, si por acto de milagro ella podía resucitar. Pero, nada, ella se quedaba ya con su cara gris, sin sentido alguno. Sin sed de vida, si hambre de esta vida corta. Sin tener descanso, aún muerta, ella está por ahí en cualquier parte de la casa. En el murmullo; gritando por su descanso.


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