Arriba y abajo, efervescencia cristiana por los cuatro ángulos. Foto arriba: interiores de la catedral de Friburgo de Brisgovia, en Alemania. Abajo: iglesia de la localidad andina de Yanac. Ancasch. Perú. Foto: Jose Carlos Contreras Azaña.
"El creyente que ama la cruz,
encuentra que aún las cosas
más amargas que vienen a su
vida son dulces."
Madame Guyon|
Foto arriba: cúpula de la iglesia en la localidad de Palca, Junín, Perú. Abajo: arte cristiano sobre piedra en la ciudad de Offenburg. Alemania. Fotos: Jose Carlos Contreras.
La Semana Santa, en los relojes del mundo cristiano, es celebrada con enorme efervescencia. En España es la época del recogimiento y la reflexión. Por ejemplo, en Sevilla, sus calles se llenan de feligreses caminando del lado de los pasos . Entretanto, en América Latina, las fechas significan un viaje a la pasión de Cristo simbolizadas en sus diversas costumbres celebratorias en estas fechas.
En ese marco, poetas latinoamericanos y españoles de todos los tiempos, han reflexionado a través de versos el significado de la crucifixión en el Gólgota. (1)
A continuación les dejamos tres poemas que abordan la cristiandad desde la condición humana.
Soneto a Cristo crucificado (2)
Juan de Ávila
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- No me mueve, mi Dios, para quererte
- el Cielo que me tienes prometido
- ni me mueve el Infierno tan temido
- para dejar por eso de ofenderte.
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- Tú me mueves, Señor. Múeveme el verte
- clavado en una cruz y escarnecido;
- muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
- muévenme tus afrentas, y tu muerte.
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- Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
- que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
- y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.
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- No me tienes que dar por qué te quiera,
- pues, aunque lo que espero no esperara,
- lo mismo que te quiero te quisiera.
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Tras un amoroso lance
San Juan de la Cruz
Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto
volé tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.
Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino
tanto volar me convino
que de vista me perdiese
y con todo en este trance
en el vuelo quedé falto
mas el amor fue tan alto
que le di a la caza alcance.
Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba
dije: "No habrá quien alcance".
Abatíme tanto tanto
que fui tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.
Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo
porque esperanza del cielo
tanto alcanza cuanto espera
esperé solo este lance
y en esperar no fui falto
pues fui tan alto tan alto,
que le di a la caza alcance.
Los dados eternos
César Vallejo
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!
Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.
Dios míos, y esta noche sorda, obscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.
Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto
volé tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.
Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino
tanto volar me convino
que de vista me perdiese
y con todo en este trance
en el vuelo quedé falto
mas el amor fue tan alto
que le di a la caza alcance.
Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba
dije: "No habrá quien alcance".
Abatíme tanto tanto
que fui tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.
Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo
porque esperanza del cielo
tanto alcanza cuanto espera
esperé solo este lance
y en esperar no fui falto
pues fui tan alto tan alto,
que le di a la caza alcance.
Los dados eternos
César Vallejo
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!
Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.
Dios míos, y esta noche sorda, obscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.
(1) Gólgota o Gólgotha proviene del griego Γολγοθᾶ; o Γολγοθᾶς. Esta palabra nace de la traducción al griego en el Nuevo Testamento de un término arameo que se cree que pudiese ser Gûlgaltâ. La biblia traduce el término como "Lugar de la Calavera", frase que figura en griego como Κρανίου Τόπος (Kraníou Tópos), y en latín como Calvariæ Locus, de donde deriva la palabra española Calvario.
(2) Se desconoce a ciencia cierta quien es el Autor del texto. Pero los investigadores creen muy probable que Juan del Ávila sea el Autor.
(2) Se desconoce a ciencia cierta quien es el Autor del texto. Pero los investigadores creen muy probable que Juan del Ávila sea el Autor.
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