sábado, 14 de julio de 2012

PARA QUÉ SIRVE LEER


¿Y qué hace una rata despierta? Olisquear.
Jean - Didier. Biólogo.

"La mediocridad de las clases medias en general"
La posibildad de una isla.
Michel Houellebecq

"Todos tenemos un doble que vive en las antípodas.
Pero encontrarlo es muy difícil porque los dobles
tienden siempre a efectuar el movimiento contrario"
Doblaje.
Julio Ramón Ribeyro

Algunos leen para meditar, para escaparse de la realidad, aprender, torcerle el cuello al aburrimiento cotidiano. Otros para pasar un buen rato, pasar las horas y las deshoras. Consumirlas con disimulo. Hay quienes leen, y entienden, pero no comprenden.  A tanta reflexión, iluso sería plantearse que la lectura pueda cambiar el mundo. Mucho más arrogante sería pensar que conociendo lo que leen las personas se pueda saber quiénes son y con qué pie cojean. En mis viajes en barcos conocí a gente que no había leído casi nada y eran buenas gentes que no le habían robado nunca a nadie (con el perdón de los banqueros, y parafraseando a Bertolt Brecht). Al fin y al cabo, a quién le importa esto. Cada quien con su tema, su lección y su virtuisismo. El oficio de lector a veces puede resultar un tanto masoquista. Seguro que a muchos no les debe de importar que la lectura sea o no tiene que ser obligatoriamente trascendental. A mí sí. ¿Craso error? no lo sé. Una lectura que no me cubra por entero el cuerpo y el alma como una ducha debajo de una cascada como las que descubrí en República Dominicana o en la selva baja de Perú, no tiene sentido.

Ahora se dice que se lee mucho, internet, por ejemplo, wikipedia, quizá, sms, no sé, pero el nivel de lectura de los libros clásicos ha decaído, y no me refiero a su comprensión y discernimiento, porque me he tocado con gentes en España que se les hacía difícil entender el Quijote de la Mancha. Quizá peque de pesimista, pero no se olviden que un pesimista es un optimista bien informado.

Aparezco después de tantas lunas en este blog, y vengo con ganas de sacar ronchas. Es que tenemos que sacar ampollas, porque si no lo digo, pues, entonces para qué sirve todo esto. En mi último periplo por España me ha quedado el latigazo de ver a mucha gente que la está pasando mal. ¿Puede cambiar la lectura esta situaciòn? No. O sí. Leer tambien puede resultar subversivo, pero leer qué, y para qué. Leer las historietas del Paturusú o las caminatas de San Porondogué. En Málaga me he topado con un diario que decía que en España hay tres escritoras fenómenos cuyos libros son superventas a pesar que ningún diario escribiera sobre ellos. No lo creo. El reportaje sobre ellas me pareció más un trabajo publicitario, pero, de ser verdad, me alegro, aunque desconozco el contenido de los libros de esas autoras, me queda la duda de su trascendencia. En España me toco siempre con libros sumamente importantes (en Latinoamérica con muchos más) pero nadie les da bola. La crítica a veces se equivoca, o quiere equivocarse, o -para ser más claros- no lee, no lee los libros que critican, o lo leen a retazos, porque el tiempo apremia.

A veces, cuando camino por las esquinas de las librerías, me llama tanto la atención encontrarme con libros cuyas tapas están adornadas con una recomendación de algún crítico señalando cosas como estas: "el mejor libro de la presente temporada", "sin duda el libro del año", "no hay duda, nos encontramos frente al libro del siglo", "la literatura tiene un nombre y se llama ...". Cosas de estas causan daño a la literatura, porque convierten al libro como un mero producto de mercadillo, en una mercancía que puede vender el que más grita. Los editores lo saben, y los amigos de los amigos, también. Pero se callan. Pero el que calla otorga. Inclusive en este blog me he tocado con algunos comentarios de gran nivel criticando a los críticos alemanes: quién critica a los críticos. Gracias por estar allí. Y si encuentras un buen libro, pasa la voz. Ya vuelvo. Ya vuelvo digo, porque empieza mi época de vacaciones.

Va por ustedes!

2 comentarios:

  1. Excelente. Un abrazo desde la Patagonia Argentina. Mi recomendación de un libro del autor que me encanta "historia de Cronopios y Famas " de Julio Cortázar

    ResponderEliminar
  2. Alberto Bressan, gracias por esa recomendación. Cortazar es el autor que nadie debe de dejar de tener en su biblioteca.
    La Patagonia? siento frío. Espero que tú no. Al menos esa es la sensación equivocada, quizá, que tengo de la Patagonia. Un abrazo desde el sur de Alemania y gracias por estar allí (y perdona la tardanza).

    ResponderEliminar